javiwell
Madmaxista
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Pues to voy a contar cómo fue la mirada de ojos:Para que no cuentes historias de viejas que te roban precio de sandia cuando no pisa la fruteria ni la mujer a la que pagaste el sueldo minimo financiado con el dinero de tu padre.
Cuenta historias de como te robó el mayorista mirandote a los ojos o de por qué la guerra francoprusiana te impide vender polvorones en agosto para cuadrar la caja.
El resto es paja
Un buen día, los mayoristas convocan a todas sus empleadas de fruterías a una reunión abierta para todas y plantean que la que quiera adquirir traspaso le pondrán las facilidades. Explican allí en público sus motivos, a saber,
-Mucha carga de trabajo para ellos
-Sentimiento de excesiva responsabilidad al tener una plantilla de 12
-Adquisición de nuevo puesto en el mercado mayorista que cada vez les tiene más ocupados y les impide dedicar el tiempo necesario a sus fruterías
Pasan los meses y una empleada se anima a comprar una tienda, mientras tanto mi mujer y yo vamos comentando el tema pero sin que ella se lance.
Según vamos pensando sobre el tema le convenzo de que pida información sobre su tienda sin compromiso de comprarla e iniciamos conversaciones con los mayoristas, ahí es cuando abro el hilo.
Paralelamente voy comentando con mi padre, según me va haciendo las oportunas preguntas sobre cómo funcionaría etc se va convenciendo de que es una cosa adecuada, pertinente, y en la que encaja mi mujer a la perfección garantizándose un trabajo (más allá de cuánto se gana, que es viable y que es mejor opción que su SMI sin antigüedad y a la expectativa de vete a saber si conserva el trabajo).
Mi padre y yo, por un lado, el mayorista, mi mujer y yo por otro lado, y mi mujer, el arrendador del local y el mayorista por otro lado le vamos dando forma a cómo sería el asunto y os voy informando puntualmente.
Entonces empiezan los correos electrónicos de borradores de contrato, enmiendas y jijijeos
Finalmente fijamos una fecha de firma para que estemos, el mayorista, el arrendador del local, mi mujer, mi padre y yo en una cafetería al lado del local, nos presentamos allí todos, firmamos y al día siguiente la frutería es nuestra.
Vamos que no hubo cacería en Kenya ni yate amarrado en Mónaco para cerrar el asunto pero me aseguré de mirar bien a los ojos a todos mientras me tomaba mi café en silencio.