Estamos entrando de lleno en una deflación de caballo y no será transitoria, al menos en España. La teoría de la hiperinflación solo la defienden los que apostaron por el oro o algunos pepitos que, al no saber a que agarrarse, rezan todas las noches porque ocurra un milagro que les quite de encima sus impagables deudas. Pero los argumentos que se utilizan, no son válidos en un país donde venimos de un periodo prolongado de alta inflación real y productividad nula. No tenemos, ni de lejos las condiciones necesarias para activar una hiperinflacion; antes hace falta un reajuste de precios y productividad, que debido a la indiosincracia de los españoles tardaremos muchos años en lograr. Obviamente, algún día cambiará la tendencia, pero esa fecha está muy lejana y si se quiere estar preparado para afrontar el futuro a corto o medio plazo, tendremos que hacerlo bajo un escenario de deflación.