Los hosteleros gallegos coinciden: encontrar personal cualificado para cubrir el pico de trabajo en temporada alta es misión casi imposible. «No es que falten candidatos, el problema es que es difícil encontrar profesionales»
Situación:
-ninguno quiere contratar sin experiencia
-todos quieren contratar con experiencia
Resultado: Todos los que tienen experiencia ya están trabajando y los que no la tienen no pueden empezar.
Motivo: Africanización total del trabajo en España, quieren trabajadores que produzcan desde el día 1 como un experto de décadas. Y no quieren formar a nadie porque como saben que pagan una hez, se les acabarían yendo habiendo perdido la inversión en ellos
«En verano es casi imposible conseguir cocineros», dice Cañete, que explica que el año pasado ya sufrieron la carestía de personal. Lo vincula a un cambio de mentalidad de los hosteleros, que quieren personal ya formado, especialmente para las cocinas. Eso explica, asegura, que el 100 % de los alumnos de la escuela profesional que regenta la asociación hayan conseguido trabajo.
Publirreportaje de su tienda de explotación para becarios, que tendrán trabajo explotador y mal pagado 3 meses al año como máximo.
Pese a este dato, lamenta que «la gente aún no tiene conciencia de ir a estudiar hostelería; pero lo de ir al bar y aprender allí ya no funciona», añade.
La gente tiene consciencia perfectamente de lo que implica dedicar tiempo y dinero en España a algo que solo da trabajo unos meses al año y con sueldos muy bajos y condiciones de explotación africana.
Rubén Pinín, presidente de la asociación de comerciantes de Burela y hostelero de profesión, tiene próxima la apertura de un nuevo local y su mayor problema ahora es la falta de personal. Desde el Hotel O Val do Naseiro, en Viveiro, dicen que recibirán de buen grado a todo aquel que quiera trabajar en el hotel, siempre que tenga experiencia, sea profesional y domine idiomas. «Siendo así, el sueldo no será obstáculo», aseguran.
Experiencia+profesional+idiomas en una comunidad más cercana a África que a Europa es algo muy restrictivo, nada que ver con "todo aquel que quiera trabajar en el hotel".
Pero el problema no se da solo en la costa. También lo hay en Ourense, como explica Sebastián Martín, propietario de la cafetería Montgre. «Cuando ponemos un anuncio se ofrece mucha gente, pero luego resulta que no tienen experiencia y, en muchos casos, tampoco ganas». Y es que, según él, muchos empleados abandonan a los pocos días de empezar: «En cuanto ven que hay mucho trabajo, se marchan».
"Mucho trabajo" = eufemismo de 14 horas diarias por 500 € al mes
Fran Insua es el responsable del restaurante O Fragón de Fisterra. Allí apuestan por el producto de la Costa da Morte y, tal y como explica, les gustaría hacerlo también «pola nosa xente». Sin embargo, expone una situación que, dice, ya viene de hace tiempo: la dificultad de encontrar en la zona trabajadores para la restauración: «Buscas profesionais e non hai, sobre todo para cociña». Ya no es que no haya gente formada que responda a un determinado perfil -de hecho, cree que en la comarca hay un déficit en ese sentido-, sino que tampoco encuentran «xente que queira iniciarse neste sector, con gran futuro na comarca, aínda que non teña experiencia».
En su día, Fran dejó la carrera de Informática para emigrar a Canarias. Allí se internó en la hostelería y aprendió el oficio de cero: «A min déronme esa oportunidade, por iso eu agora tamén estou disposto a dala». No obstante, y pese al paro existente, le es difícil hallar a quién: «Entendo que durante moitos anos se fixeron moitas cousas mal no sector, pero nós queremos que a xente estea contenta. Se un día se pasa de nove horas, ao día seguinte compénsase. De feito, facemos moito fincapé nos horarios de cociña para os clientes».
Ahora mismo son siete personas y necesitarían dos más, una a media jornada para cocina. Explica que han tenido personal de prácticas, y que se quedaron muy contentos, pero no dejó de ser algo temporal.
Primero llora de que nadie quiere trabajar con él y luego que ha tenido personal en prácticas pero que "fue algo temporal", es decir:
-los estaba explotando a base de bien y se largaron en cuanto pudieron
-pensaba usarlos como mano de obra subvencionada y esperar al siguiente año
Antonio Riveiro regenta el restaurante Casa da Viña en el barrio santiagués de San Lázaro y además preside la asociación local de hosteleros. «Es cierto que tenemos problemas para encontrar mano de obra», explica este empresario, «en un mercado que está en precario».
Vaya genio, precisamente no encontrais trabajadores con experiencia, profesionalidad e idiomas porque precarizasteis africanamente el sector desde el año 2000 cuando empezaron a llegar millones de pagapensiones. Os habeis acostumbrado tanto a pagar sueldos jovenlandeses por trabajadores que necesitan condiciones de vida occidental y ahora que se han acabado ya empiezan los lloros.
También la fama de los bajos sueldos juega en contra de los hosteleros, pero «hoxe non é coma antes, que se traballaba moito e se pagaba pouco. As horas extras páganse, pero moita xente prefire non gañar eses cartos e non ter que traballalas».
Todos los palilleros de este artículo han hablado impersonalmente de que eso pasaba "antes, pero que ya no", como si ellos no hubieran sido también de los que lo han hecho. Por supuesto que es completamente falso que eso haya cambiado, pero por desmontarlos siguiendo su misma lógica tramposa.