De todas formas, estoy completamente de acuerdo en el espíritu, pero no obviamente en lo que dice.
De acuerdo en que los conocimientos adquiridos hace 30 años no sirven de mucho. Al menos en mi trabajo, me doy cuenta de lo que me toca aprender ya no en los últimos 10 años, sino simplemente en el último. Hay sectores con un aprendizaje continuo.
Pero precisamente eso hace más menso aún que ese aprendizaje, al que te obliga la competencia, el cliente, el cambio continuo que es el mundo actual, lo tenga que determinar gente que ni siquiera ha trabajado 5 minutos en su vida en el mundo real.
Para mi son precisamente el centro del cáncer, que un abogado que jamás asistió a un cliente, o un arquitecto que jamás construyó un edificio estén enseñando a las nuevas generaciones, empeñados, bajo el incentivo de una vida fácil, en enseñarles una increíble cantidad de cosas que jamás necesitarán y que no les aporta absolutamente nada.
Más bien habría que hacer al revés. ¿Sería capaz de trabajar un catedrático de esos con sueldo megainflado y con ínfulas en cualquier empresa real con sus conocimientos? ¿Cómo es que a ellos sí que les sirve un examen pasado hace 30 años, y no tienen que revalidar nada, cuando quien se enfrenta a la empresa de verdad tiene que hacerlo todos los días?
Es un absurdo impresionante que quienes no podrían trabajar en casi ningún sitio sean los que estén enseñando a los que tienen que buscar trabajo, y encima se permitan el lujo de exigir para estos últimos que revaliden (con ellos, por supuesto), el título que se saquen.
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