Euron G.
Ojo de cuervo
Recuerdo que el asiento trastero del Seat Panda la goma espuma se convertía literalmente en polvo, y luego el ojo ciego tocaba la chapa del chasis, y el muslo y la espalda tocaban la barras que sujetaban el citado sillón.
Ya salao, pero es que valían CUATROCIENTAS MIL PESETAS
A ver qué compras hoy en día con 7.000 bolos.