No es cuestión de nombres, ni de títulos. Una y otra vez vemos cómo se critica a la izquierda por ser injusta y ladrona, y a los de derechas por ser injustos y ladrones.
Se dan ejemplos de personas que supuestamente hicieron algún mal. Y se espera del público que esté de acuerdo en que la falta denunciada, es un mal.
Que si uno robó y mintió, otro engañó y traicionó. El de allí fue filtro y asesinó vilmente. El otro fue prepotente, y asesinó señorialmente, o que el que quiere lo justo, lo quiere sólo para él.
Y concordamos en que esas cosas son malas. No sólo por quedar bien en una reunión de señoras.
Sino porque lo creemos personalmente.
Que la coacción forzosa no es la manera de relacionarse con nadie, pues no hacemos a los demás lo que no queremos que nos hagan, ni los demás valen menos que nosotros, ni nosotros que ellos.
Y que así queremos que sea la sociedad en que vivimos.
Llámalo como quieras, que da lo mismo. Pero es eso, y todos lo sabemos.