Raulisimo
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¿En qué creen los libertarios? En pocas palabras, creen que la libertad individual es el valor fundamental que debe subyacer a todas las relaciones sociales, intercambios económicos y al sistema político. Creen que la cooperación voluntaria entre individuos siempre es preferible a la coerción ejercida por el Estado.
Los libertarios esencialmente predican la libertad en todos los campos, incluyendo el derecho a lo que uno quiera con su propio cuerpo mientras esto no infrinja la propiedad e igual libertad de otros. En este sentido, creen que la gente que quiere tomar drojas, ver pronografía, prostituirse o comprometerse en cualquier clase de actividad sensual consensual, debería poder hacerlo sin ser importunada por la ley y acosada por la policía.
Sin embardo, como libertarios – esto es, tomando en cuenta sus preferencias personales – no abogan por un modo de vida libertino más que cualquier otro, y uno no debería confundir las dos palabras. Lo que ellos dicen es que a cada persona se le debe permitir elegir las creencias y el modo de vida que le es apropiada, ya sea ascetismo o libertinaje, jovenlandesalismo religioso o relativismo jovenlandesal. Los libertarios igualmente defenderán el derecho del libertino a vivir en el libertinaje tanto como el de los padres fundamentalistas religiosos a educar a sus hijos de acuerdo con sus muy estrictas creencias.
Los libertarios apoyan la igualdad formal de cada uno y de todos ante la ley, pero se preocupan poco sobre las desigualdades entre ricos y pobres, que son inevitables y que sólo pueden ser reducidas afectando la libertad personal y reduciendo la prosperidad general. Para ellos, el mejor modo de combatir la pobreza es garantizar un sistema de libre empresa y libre intercambio y permitir que las iniciativas de caridad privada vayan en rescate de los necesitados, las que son más efectivas y mejor justificadas jovenlandesalmente que los programas estatales de transferencia de riqueza.
Los libertarios creen que el único modo de asegurar el mantenimiento de la libertad personal es garantizar la inviolabilidad de la propiedad privada y limitar lo más que se pueda el tamaño de gobierno y el espectro de sus intervenciones. No confían en el Estado – cuyos administradores proclaman actuar en el nombre de abstractos intereses colectivos – cuando se trata de proteger la libertad individual. Mientras de acuerdo a las ideologías colectivistas un orden social económico viable sólo puede ser impuesto y mantenido por el Estado, los académicos libertarios han mostrado por el contrario que es la acción descentralizada de individuos que persiguen sus propios fines en un mercado libre lo que hace posible crear y mantener este orden espontáneo, traer prosperidad y sostener la compleja civilización en la que vivimos.
Así, los libertarios rechazan el principal desarrollo político del siglo veinte, esto es, el sostenido crecimiento del tamaño del Estado y del rango de sus intervenciones en las vidas privadas de los ciudadanos (para tomar un ejemplo sorprendente, en 1926 los gastos públicos estatales equivalían a solo 15% del producto nacional bruto de Canadá, hoy es alrededor del 45%).
Libertarios vs. Conservadores
Dentro del marco político norteamericano del periodo posterior a la segunda guerra mundial los libertarios se aliaron con los conservadores en su lucha contra el comunismo y el socialismo. Por esto mucha gente tiende a confundir ambas filosofías y a ponerlas en el lado derecho del espectro político, siguiendo el confuso modelo de derecha vs. izquierda, que es ampliamente utilizado para categorizar ideologías políticas. Pero los libertarios se oponen a los conservadores en varios puntos, en particular en temas sociales (los conservadores frecuentemente tratan de imponer sus valores tradicionales sobre todos usando el poder coercitivo del Estado, por ejemplo cuando apoyan que las drojas y la prespitación sean ilegales o cuando abogan por la discriminación oficial contra gayses) y en temas relativos a la defensa y relaciones internacionales (los conservadores se inclinan apoyar el militarismo y las intervenciones imperialistas en el extranjero, mientras los libertarios abogan, cuando es posible, por el aislacionismo y la no intervención en conflictos externos).
De hecho los conservadores valoran la autoridad en sí misma no se oponen al poder estatal en base a principios, sólo lo hacen así cuando las metas estatales no son las mismas que las suyas. Por el contrario, los libertarios rechazan cualquier forma de intervención gubernamental. Muchos de ellos piensan que no se caracterizan como derechistas y que el espectro derecha-izquierda debería ser reemplazado por otra que colocaría a estatistas y autoritarios de izquierda y derecha en un lado y a los defensores de la libertad personal en el otro.
Así, los libertarios se oponen a las ideologías colectivistas de todo tipo, ya sean de izquierda o de derecha, que subrayan la primacía del grupo (nación, clase social, grupo sensual o étnico, comunidad religiosa o de lengua, etc.) cuyo propósito es reglamentar a los individuos en la prosecución de fines colectivos. No niegan la relevancia de estas identidades colectivas, pero proclaman que depende de cada individuo el determinar a que grupos desea pertenecer y contribuir, y no así del Estado y de las instituciones que derivan su poder del Estado que imponen sus propios objetivos de un modo burocrático y coercitivo.
Libertarismo - Wikipedia, la enciclopedia libre
Los libertarios esencialmente predican la libertad en todos los campos, incluyendo el derecho a lo que uno quiera con su propio cuerpo mientras esto no infrinja la propiedad e igual libertad de otros. En este sentido, creen que la gente que quiere tomar drojas, ver pronografía, prostituirse o comprometerse en cualquier clase de actividad sensual consensual, debería poder hacerlo sin ser importunada por la ley y acosada por la policía.
Sin embardo, como libertarios – esto es, tomando en cuenta sus preferencias personales – no abogan por un modo de vida libertino más que cualquier otro, y uno no debería confundir las dos palabras. Lo que ellos dicen es que a cada persona se le debe permitir elegir las creencias y el modo de vida que le es apropiada, ya sea ascetismo o libertinaje, jovenlandesalismo religioso o relativismo jovenlandesal. Los libertarios igualmente defenderán el derecho del libertino a vivir en el libertinaje tanto como el de los padres fundamentalistas religiosos a educar a sus hijos de acuerdo con sus muy estrictas creencias.
Los libertarios apoyan la igualdad formal de cada uno y de todos ante la ley, pero se preocupan poco sobre las desigualdades entre ricos y pobres, que son inevitables y que sólo pueden ser reducidas afectando la libertad personal y reduciendo la prosperidad general. Para ellos, el mejor modo de combatir la pobreza es garantizar un sistema de libre empresa y libre intercambio y permitir que las iniciativas de caridad privada vayan en rescate de los necesitados, las que son más efectivas y mejor justificadas jovenlandesalmente que los programas estatales de transferencia de riqueza.
Los libertarios creen que el único modo de asegurar el mantenimiento de la libertad personal es garantizar la inviolabilidad de la propiedad privada y limitar lo más que se pueda el tamaño de gobierno y el espectro de sus intervenciones. No confían en el Estado – cuyos administradores proclaman actuar en el nombre de abstractos intereses colectivos – cuando se trata de proteger la libertad individual. Mientras de acuerdo a las ideologías colectivistas un orden social económico viable sólo puede ser impuesto y mantenido por el Estado, los académicos libertarios han mostrado por el contrario que es la acción descentralizada de individuos que persiguen sus propios fines en un mercado libre lo que hace posible crear y mantener este orden espontáneo, traer prosperidad y sostener la compleja civilización en la que vivimos.
Así, los libertarios rechazan el principal desarrollo político del siglo veinte, esto es, el sostenido crecimiento del tamaño del Estado y del rango de sus intervenciones en las vidas privadas de los ciudadanos (para tomar un ejemplo sorprendente, en 1926 los gastos públicos estatales equivalían a solo 15% del producto nacional bruto de Canadá, hoy es alrededor del 45%).
Libertarios vs. Conservadores
Dentro del marco político norteamericano del periodo posterior a la segunda guerra mundial los libertarios se aliaron con los conservadores en su lucha contra el comunismo y el socialismo. Por esto mucha gente tiende a confundir ambas filosofías y a ponerlas en el lado derecho del espectro político, siguiendo el confuso modelo de derecha vs. izquierda, que es ampliamente utilizado para categorizar ideologías políticas. Pero los libertarios se oponen a los conservadores en varios puntos, en particular en temas sociales (los conservadores frecuentemente tratan de imponer sus valores tradicionales sobre todos usando el poder coercitivo del Estado, por ejemplo cuando apoyan que las drojas y la prespitación sean ilegales o cuando abogan por la discriminación oficial contra gayses) y en temas relativos a la defensa y relaciones internacionales (los conservadores se inclinan apoyar el militarismo y las intervenciones imperialistas en el extranjero, mientras los libertarios abogan, cuando es posible, por el aislacionismo y la no intervención en conflictos externos).
De hecho los conservadores valoran la autoridad en sí misma no se oponen al poder estatal en base a principios, sólo lo hacen así cuando las metas estatales no son las mismas que las suyas. Por el contrario, los libertarios rechazan cualquier forma de intervención gubernamental. Muchos de ellos piensan que no se caracterizan como derechistas y que el espectro derecha-izquierda debería ser reemplazado por otra que colocaría a estatistas y autoritarios de izquierda y derecha en un lado y a los defensores de la libertad personal en el otro.
Así, los libertarios se oponen a las ideologías colectivistas de todo tipo, ya sean de izquierda o de derecha, que subrayan la primacía del grupo (nación, clase social, grupo sensual o étnico, comunidad religiosa o de lengua, etc.) cuyo propósito es reglamentar a los individuos en la prosecución de fines colectivos. No niegan la relevancia de estas identidades colectivas, pero proclaman que depende de cada individuo el determinar a que grupos desea pertenecer y contribuir, y no así del Estado y de las instituciones que derivan su poder del Estado que imponen sus propios objetivos de un modo burocrático y coercitivo.
Libertarismo - Wikipedia, la enciclopedia libre