La adultez en la naturaleza, en cualquier especie, llega cuando se forma una unidad reproductora .
Hasta ese momento el animal pulula por el mundo buscando pareja saltando de un lado a otro sin ton ni son, hasta que fija su sitio en el mundo.
Sea un nido, una madriguera, un territorio, la mente de ese gorila, elefante, águila, león, lobo... cambia. Su vida consiste en conseguir que sobrevivan sus réplicas. Toda su química cerebral, lo que le hace sentir bien o le angustia, le dirige para conseguir ese reto.
Lo que ese está pretendiendo con la especie humana en occidente, es drojarles con la dopamina generada por el sesso promiscuo, algo que es completamente antinatural, pues en las etapas de la vida , hasta este punto de la historia de la humanidad, había una clara e inevitable asociación del coito con el embarazo y por lo tanto formación de unidad reproductora conocida como familia en los humanos.
Superada una etapa trascendental de la adolescencia sin haberse emparejado seriamente y haber nacido el primer hijo, el cerebro vuelve a cambiar y se convierte en un bloque de cemento. Ya da por hecho que se ha emparejado pero si no es así, se " casa consigo mismo " y se convierten en solterones y solteronas , eso sí adictos a la dopamina que con gran ansiedad y síndrome de abstinencia buscan a través de la promiscuidad.
Ya no son unidad reproductora, son una asociación de un yonki con su camello.