Mira... Ni todos los beneficios sociales, fiscales o laborales del mundo compensan el hecho de ser mujer.
Es que acaso tú querrías vivir dentro de semejante cerebro? Que si la regla, el empoderamiento, el feminista radicalsmo, en ansia constante de comer platano y a la vez de no hacerlo para que sus amigas no las tomen por puñeterones, los cambios de humor y rumbo cada cinco puntos minutos, y en fin... Cincuenta mil cosas más.
Que quieres que te diga, prefiero ser hombre en el mundo de hoy que una fruta loca que no se soporta ni a si misma incluso con todos los beneficios del mundo. Para mí, es como querer ser discapacitado solo por los beneficios laborales y fiscales que perciben.
Efectivamente, así son. Una contradicción constante por la enorme libertad que tienen de conseguirlo todo sin esfuerzo.
Pero el problema, como han comentado, es cuando se usa esa insatisfacción para hacer leyes que afectan la vida del resto de personas que forman una sociedad.
Si nunca nada de lo que tienen lo van a valorar, ¿por qué seguir dándole más beneficios, más ventajas, más poder? Si cuando se llegue al punto más alto van a querer lo siguiente. De hecho en el punto social en el que estamos está pasando que se está sustrayendo INGENTES cantidades de recursos de la parte productiva de la sociedad que nunca va a llegar a ser valorada y que, para colmo, a esa parte productiva recibe el tratamiento de un esclavo o de un criminal.
En la Naturaleza existe un fenómeno parecido a lo que se está alimentando dedicándole tanto esfuerzo para contentarlas: los agujeros neցros. Puedes echarle todo lo que tengas a mano pero nunca podrás llenarlo. Lo único que hace un agujero neցro es destruir todo lo que se le acerca. Así que más nos valdría dedicar esos recursos a quienes SÍ los valoran e incluso necesitan y no son precisamente las mujeres.