Ciudadano 0
Madmaxista
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A mi siempre me han dejado precisamente por inestable y andar mal del tarro. De hecho una vez quise yo dejar a una, al poco tiempo me lo pense mejor, y despues fue ella la que me dejo a mi.La última tia con la que estuve liado se fue a por tabaco...y no fumaba!!!.En el fondo me hizo un gran favor ya que desde entonces vivo mucho mas tranquilo sin una meretriz inestable a mi lado,anda y que la aguante otro.
Nunca he sido capaz de dejar a una mujer porque en el ultimo momento me daba por pensar que quizas luego no encontrase a ninguna otra incauta dispuesta a soportarme.
Esto me ha recordado una anecdota de una ruptura que fue de las primeras, o al menos la primera que me dejo realmente tocado.
Nos conocimos en uno de aquellos jueves universitarios, en los que ir a por todas parecia asunto casi obligado. Antes de darnos cuenta, ya nos estabamos dando el lote en el portal mas cercano, como si fueramos un par de yonkis compartiendo la dosis. Pero en la siguiente ocasion, pudimos disponer de un lugar mas comodo, su piso de estudiante, donde todo estaria dispuesto para que nos quedasemos solos.
Ni que decir tiene, que como buen cateto de pueblo, decidi aprovechar la ocasion para estrenar zapatos nuevos. A pesar de que me estuvieron haciendo daño hasta que cedieron, pero eso era lo de menos. Al bajar del tren, y llegar a la estacion, me quede un rato sentado esperando, en cuanto de repente aparecio, respire aliviado. Asi casi mejor, parecia como algo improvisado.
¿Quieres que primero nos tomemos algo?, venga, vamos. Cruzando una calle ancha, quise quedarme ligeramente rezagado para soltarme un cuesco, y aliviar de paso un poco los nervios. Pero estaba mal calculado, inmediatamente percibi que me habia pasado. Ella, ya habia cruzado, mientras yo ya estaba sintiendo que la habia cagado.
En cuanto entramos en el primer bar que encontramos, me fui directo al baño, y aun por encima no quedaba papel de vater. Ahora que narices hago. Cuando me sente junto a ella, era como si lo hiciera sobre un charco. Tenia que improvisar algo. Oye mira, es que creo que me encuentro un poquito mal. No pasa nada, el piso esta aqui cerca.
Y de nuevo, directo, pero esta vez a su cuarto de baño, encerrandome a cal y canto. Me limpie el trastero lo mejor que pude, pero los calzoncillos ya estaban empapados, de hez, claro. Mirandome fijamente en el espejo, me repetia en voz alta, esto no me puede estar pasando. Sono la puerta, ¿decias algo?. Veras, es que no se como cachopo explicartelo.
Cuando me decidi a dejarle entrar, tras perjurarme que por nada del mundo se reiria de mi, la muy mujer que no me cae bien comenzo a soltar unas carcajadas que retumbaban en las paredes. Debi haberla estrangulado en aquel mismo instante, pero en cambio, me limite a quedarme mudo y rojo como un tomate. Tras unos momentos contemplandola llorando de la risa, comence a aceptar la situacion, y a encontrarle tambien su gracia. Merecio la pena perder mi dignidad, por verla reir asi. Incluso despues me dio un par de ropa interior bastante suaves para que me las probase a ver que tal me sentaban.
Un tiempo despues, volvi a sentir la sensacion de que la habia cagado, y mis lagrimas iban brotando, a medida que su melena se iba alejando hasta perderse entre las cabezas de la gente. Me quede petrificado sobre la acera, esperando en vano a que la suya se girara, pero las unicas que lo hicieron, fueron las de algunas personas, que parecian censurarme con la mirada. Supongo que debe de existir tambien otra ley no escrita, por la cual, no solo para soltar debes siempre esperar a llegar a tu casa.
Todavia suelo recordar lo mucho que me gustaban sus pies, chupetearle los dedos, o intentar tragarmelos enteros. Empeñarme en descalzarselos en cualquier momento, y ponerme a intentar conversar con ellos, ante la incredula mirada a veces, y otra condescendiente, de la dueña. Dejar tambien que jugueteasen con los mios, como si no fuese con nosotros tampoco la cosa, hasta que nos ibamos quedando dormidos. Desde entonces, cuando me arropo tapandome la boca hasta la nariz, sonrio pensando en ello, mientras pedaleo tumbado esperando a que me llegue el primer sueño.
Ni que decir tiene, que como buen cateto de pueblo, decidi aprovechar la ocasion para estrenar zapatos nuevos. A pesar de que me estuvieron haciendo daño hasta que cedieron, pero eso era lo de menos. Al bajar del tren, y llegar a la estacion, me quede un rato sentado esperando, en cuanto de repente aparecio, respire aliviado. Asi casi mejor, parecia como algo improvisado.
¿Quieres que primero nos tomemos algo?, venga, vamos. Cruzando una calle ancha, quise quedarme ligeramente rezagado para soltarme un cuesco, y aliviar de paso un poco los nervios. Pero estaba mal calculado, inmediatamente percibi que me habia pasado. Ella, ya habia cruzado, mientras yo ya estaba sintiendo que la habia cagado.
En cuanto entramos en el primer bar que encontramos, me fui directo al baño, y aun por encima no quedaba papel de vater. Ahora que narices hago. Cuando me sente junto a ella, era como si lo hiciera sobre un charco. Tenia que improvisar algo. Oye mira, es que creo que me encuentro un poquito mal. No pasa nada, el piso esta aqui cerca.
Y de nuevo, directo, pero esta vez a su cuarto de baño, encerrandome a cal y canto. Me limpie el trastero lo mejor que pude, pero los calzoncillos ya estaban empapados, de hez, claro. Mirandome fijamente en el espejo, me repetia en voz alta, esto no me puede estar pasando. Sono la puerta, ¿decias algo?. Veras, es que no se como cachopo explicartelo.
Cuando me decidi a dejarle entrar, tras perjurarme que por nada del mundo se reiria de mi, la muy mujer que no me cae bien comenzo a soltar unas carcajadas que retumbaban en las paredes. Debi haberla estrangulado en aquel mismo instante, pero en cambio, me limite a quedarme mudo y rojo como un tomate. Tras unos momentos contemplandola llorando de la risa, comence a aceptar la situacion, y a encontrarle tambien su gracia. Merecio la pena perder mi dignidad, por verla reir asi. Incluso despues me dio un par de ropa interior bastante suaves para que me las probase a ver que tal me sentaban.
Un tiempo despues, volvi a sentir la sensacion de que la habia cagado, y mis lagrimas iban brotando, a medida que su melena se iba alejando hasta perderse entre las cabezas de la gente. Me quede petrificado sobre la acera, esperando en vano a que la suya se girara, pero las unicas que lo hicieron, fueron las de algunas personas, que parecian censurarme con la mirada. Supongo que debe de existir tambien otra ley no escrita, por la cual, no solo para soltar debes siempre esperar a llegar a tu casa.
Todavia suelo recordar lo mucho que me gustaban sus pies, chupetearle los dedos, o intentar tragarmelos enteros. Empeñarme en descalzarselos en cualquier momento, y ponerme a intentar conversar con ellos, ante la incredula mirada a veces, y otra condescendiente, de la dueña. Dejar tambien que jugueteasen con los mios, como si no fuese con nosotros tampoco la cosa, hasta que nos ibamos quedando dormidos. Desde entonces, cuando me arropo tapandome la boca hasta la nariz, sonrio pensando en ello, mientras pedaleo tumbado esperando a que me llegue el primer sueño.