También es verdad que los profesionales españoles buenos están cotizadísimos. Ya ni siquiera es que cobren más, es que no tienen hueco, están a tope de curro.
Es lo que tienen los cacahuetes, que al principio muy bonito tener alternativas baratas y se tiran a la baja los precios, moliendo el relevo generacional, (porque para ganar 3 perras no te llenas las manos de callos, no te revientas la espalda ni trabajas entre químicos o artefactos peligrosos, y menos haces una FP para ello)
Pasados unos años, resulta que muchos de los buenos currelas ya están para jubilarse o jubilados, la mayoría de los cacahueteros siguen siendo unos tuercebotas aunque lleven 10 años en el oficio y los aprendices son tíos de 45 años que tienen miles de manías laborales tercermundistas y no van a dejarse enseñar fácilmente. Con lo que, curiosamente, los buenos profesionales sí pueden elegir clientes y cobrarles lo que les salga de la berenjena.
Hay pues un mercado dual en el tema reparaciones, chapucillas, obras, etc: para el remero depauperado, foráneos incompetentes pero asequibles, para el funci, rentista y langosto, profesionales españoles que trabajan bien pero cobran una burrada.