Los episodios de hiper-inflación no pueden ser pronosticados mediante las leyes de la economía porque la hiper-inflación no es un fenómeno económico o monetario sino que es un fenómeno puramente político (regido por las leyes de la ingeniería / patología del poder). Nunca en la Historia se ha dado, por ejemplo, un episodio hiper-inflacionario que afectase a la moneda del mercado, el Oro, en el que hicieran falta carretillas cargadas de Oro para comprar lo que un año antes se compraba con una moneda pequeña de Oro.
La hiper-inflación, como la inflación en general, no es un fenómeno / patología que afecte a 'la economía' en general, ni siquiera a una economía concreta, sino que es una patología que padece una moneda, siendo una moneda solo un contrato con valor contractual o financiero pero no con valor económico. La hiper-inflación 'en Zimbawe' o 'en Venezuela', es solo la hiper-inflación del dólar de Zimbawe o del Bolivar venezolano, dos monedas emitidas por los Gobiernos de esos países siguiendo decisiones puramente políticas. Para quien paga usando Euros, los precios no suben en Venezuela y quien trata de pagar con Bolívares verá los precios explotar aunque esté comprando en Dinamarca.
Los episodios hiper-inflacionarios tienen siempre carácter deflacionario para las economías donde suceden, esto es, coinciden siempre con una severa contracción, con un agotamiento del crédito real, con una completa descapitalización de la economía: toda esa masa ingente de moneda falsificada por el Estado flota sobre una economía cuyo capital ha sido saqueado, consumido y por lo tanto destruido por el Estado. No quedan fuentes de financiación real de actividades productivas aunque el país se ahogue en dinero falsificado, y sin valor, emitido por el Estado. Los precios, para quien los paga en dólares americanos o euros, caen día a día en Zimbawe, Venezuela o Argentina. Durante el episodio hiper-inflacionario de la República de Weimar (de la moneda falsificada por el Gobierno de la República), los precios se desplomaban para quienes los pagaban en Oro (la moneda del mercado)
La inflación, que es una propiedad/patología de una moneda y no de una economía, consiste simplemente en un proceso de falsificación de esa moneda realizada por el Banco Emisor de esa moneda a dictado y con el respaldo del Gobierno que controla ese Banco Emisor (El Oro, que no tiene valor económico, en principio, es también una moneda 'emitida', un contrato con el mercado (dejando de lado la utilidad industrial, moderna, del Oro, que da, desde hace poco tiempo, un valor económico real, como metal, al Oro)).
La inflación, como falsificación abierta de moneda, no es legalmente un delito si ese crimen lo comete el Estado. La función de utilidad de la inflación es financiar al Estado aplicando un impuesto no legislado: el impuesto inflacionario. Este impuesto roba valor económico real, capital, a todos los tenedores de la moneda falsificada por el Estado o a los activos denominados en esa moneda (lo que incluye saldos en cuentas bancarias, rentas o pensiones de jubilación u otras fuentes de ingresos o depósitos de ahorro en cuyos contratos aparezca el nombre de la moneda falsificada)
El impuesto inflacionario canaliza capital saqueado hacia el Estado porque permite al Estado consumir sin producir (que es lo que siempre hace el Estado). Los agentes honestos usuarios de una moneda, obtienen esa moneda tras aportar capital a la economía. Un carpintero que produce mesas, deposita en el mercado, en la economía, 10 mesas y el mercado le entrega cierta cantidad de la moneda. Las monedas que obtiene el carpintero son un certificado de entrega a la economía de esas 10 mesas y le otorgan el derecho a retirar del mercado, más adelante, 10 mesas u otros bienes de igual valor. La cantidad de moneda aumenta en estos procesos (por el crédito subyacente) pero aumenta en igual medida el valor real del tejido productivo o capital de la economía (por las 10 mesas aportadas al tejido productivo de la economía)
El Estado, cuando falsifica la moneda, obtiene monedas (falsificadas) sin capitalizar la economía ni aportar bienes con valor real (capital, como las mesas) y esas monedas falsas permiten al Estado extraer bienes reales del mercado, como las mesas, y consumirlas. Este proceso de creación de moneda y consumo del capital diluye el valor financiero (que no valor económico) de la moneda. El carpintero que capitalizó la economía aportando 10 mesas al tejido productivo para obtener sus monedas, ahora solo podrá retirar 8 mesas del mercado con esas monedas porque el Estado ha robado y consumido irreversiblemente las otras 2 mesas.
Los episodios de hiper-inflación son decisiones políticas de tipo 'huida hacia delante' o 'salto al precipicio' en las que la aristocracia estatal se ve incapaz de controlar el parasitismo de las redes clientelares y acepta, o se ve irremediablemente empujada a destruir la moneda que emite con tal de mantener alimentadas, unos pocos meses más, a esas redes clientelares parasitarias cuya voracidad es ilimitadamente creciente.
Un ejemplo de laboratorio en el presente lo tenemos en el Gobierno de la Cámpora que actualmente gobierna (en el sentido de roba) Argentina. El Peso Argentino, no la economía argentina, está a unos pocos meses de sufrir una explosión hiper-inflacionaria. La aristocracia estatal poco trabajadora argentina rueda, desde hace décadas, un déficit fiscal monstruoso que siempre va en aumento, ya que el Estado argentino es incapaz de alimentar la codicia ilimitada de las redes clientelares y parasitarias incluso después de aplicar la mayor presión fiscal del mundo.
Una vez sacrificada cualquier posibilidad de endeudarse hasta el infinito y más allá por la aristocracia estatal argentina: ni el mercado primero, ni el FMI después les prestan más, y toda la financiación del monstruoso déficit fiscal necesario para alimentar la voracidad de los parásitos se está realizando mediante la falsificación masiva de Pesos y la explosión monetaria (puerilmente anestesiada/esterilizada mediante los ridículos trucos/trampas al solitario destinadas al fracaso estrepitoso habituales en las mentes de Keynesianos y otros demorados profundos análogos)
La futura hiper-inflación garantizada del Peso argentino (no de la economía argentina que sufre un proceso deflacionario) es un asunto puramente político que solo puede predecirse siguiendo las leyes de la patología del poder. La decisión política de desencadenar el episodio hiper-inflacionario del Peso argentino, lo que es lo mismo que aceptar la destrucción del Peso argentino, algo así como dar de baja de la suscripción de la vida a la gallina de las narices de Oro cuando ya no sirve para robar más capital (ya han robado todo el capital que había), equivale a la decisión de no reducir el déficit fiscal para no dejar de alimentar a las redes de parásitos que viven del presupuesto estatal argentino. Esto puede verse como una decisión política o como una perdida completa de control de la aristocracia sobre esos parásitos que se ve incapaz de hacer frente a ellos y simplemente se deja arrastrar por las circunstancias hacia el fondo del precipicio.
Está extendida la idea de que el Estado sería una herramienta que utilizarían para sus fines los 'hombres de Estado' u otros grupos de poderosos. Esta es una visión naïf, propia de guión de teatro guiñol, de los análisis que requieren un relato humanizado con personajes que tienen intereses. Lo cierto es que en estos procesos, el agente es el Estado, un ser inhumano que, como el bichito el bichito, toma sus propias decisiones y evoluciona según sus propias ecuaciones. Los 'hombres de Estado', los grupos de poder, o las redes clientelares son los peones del Estado, y no al revés, lo mismo que los humanos son la herramienta que usa un bichito para propagar y perpetuar, sin sentido o objetivo alguno, sus genes víricos.
Cuando la deriva a que conducen las ecuaciones del Estado superan cierto umbral, cuando el Estado se expande por sí mismo ilimitadamente, el Estado camina hacia su propia destrucción sin que sus peones, que ingenuamente pensaban estar utilizando al Estado como herramienta y no siendo simples peones del Estado, puedan hacer nada por cambiar las cosas.
Para actualizaciones diarias del declive argentino, pueden, por ejemplo, buscar Javier Milei en youtube
Lo que pueda pasar con la hiper-inflación del Euro, con la decisión de destruir el Euro y todo el ahorro denominado en Euros, que de eso se trataría, es una compleja predicción de futurología política.