Mi_casa_es_tu_casa
Madmaxista
Los manifestantes hicieron una cacerolada frente a la plaza de la Catedral
DAVID PLACER
BARCELONA
Unos 300 manifestantes de diversos colectivos se congregaron anoche en la plaza de Sant Jaume para reclamar el derecho a una vivienda digna. La policía bloqueó el acceso a la plaza a un grupo de participantes que había salido de la Rambla y se dirigía a la plaza Sant Jaume por la calle de Ferran, lo que hizo que estos llevaran a cabo varias escaramuzas para acceder a la plaza y unirse a los que ya estaban ahí concentrados.
Los manifestantes lanzaron protestas contra la especulación urbanística y repitieron consignas frecuentes en otras manifestaciones por la vivienda. También hubo consignas y pancartas a favor de la abstención. Un fuerte dispositivo policial, integrado principalmente por agentes de los Mossos d'Esquadra y reforzado por la Guardia Urbana, evitó la reunión de los dos grupos en la plaza Sant Jaume.
La concentración, que era ilegal al celebrarse durante la jornada de reflexión, contó con la presencia de Supervivienda, el personaje que ha reclamado durante la campaña electoral el derecho a la vivienda ante los principales candidatos a la alcaldía. Los manifestantes tuvieron algunos forcejeos con la policía y lanzaron petardos entre los cordones policiales. A las once de la noche, los Mossos recibieron la orden de colocarse los cascos de protección.
FRENTE AL AYUNTAMIENTO Pese al dispositivo policial, no se pudo impedir que el grupo que se encontraba en la plaza de Sant Jaume hiciera una primera cacerolada frente al Ayuntamiento y la Generalitat, momento que aprovechó el grupo de la calle Ferran para disolverse e intentar colarse por los otros accesos.
Finalmente, la concentración se desplazó a la plaza de la Catedral, donde se hizo otra cacerolada y luego se disolvió pacíficamente. En la cacerolada participaron numerosos jóvenes, pero también hubo mayores y de mediana edad. "Me han echado de mi piso y no tengo dinero para pagar el nuevo. Solo gano 500 euros", explicaba Trinidad Ferrer, de 65 años, que asistió con una olla y una cuchara. Muchos de los manifestantes fueron preparados para el encuentro: llevaban tapones para soportar la ruidosa concentración.
DAVID PLACER
BARCELONA
Unos 300 manifestantes de diversos colectivos se congregaron anoche en la plaza de Sant Jaume para reclamar el derecho a una vivienda digna. La policía bloqueó el acceso a la plaza a un grupo de participantes que había salido de la Rambla y se dirigía a la plaza Sant Jaume por la calle de Ferran, lo que hizo que estos llevaran a cabo varias escaramuzas para acceder a la plaza y unirse a los que ya estaban ahí concentrados.
Los manifestantes lanzaron protestas contra la especulación urbanística y repitieron consignas frecuentes en otras manifestaciones por la vivienda. También hubo consignas y pancartas a favor de la abstención. Un fuerte dispositivo policial, integrado principalmente por agentes de los Mossos d'Esquadra y reforzado por la Guardia Urbana, evitó la reunión de los dos grupos en la plaza Sant Jaume.
La concentración, que era ilegal al celebrarse durante la jornada de reflexión, contó con la presencia de Supervivienda, el personaje que ha reclamado durante la campaña electoral el derecho a la vivienda ante los principales candidatos a la alcaldía. Los manifestantes tuvieron algunos forcejeos con la policía y lanzaron petardos entre los cordones policiales. A las once de la noche, los Mossos recibieron la orden de colocarse los cascos de protección.
FRENTE AL AYUNTAMIENTO Pese al dispositivo policial, no se pudo impedir que el grupo que se encontraba en la plaza de Sant Jaume hiciera una primera cacerolada frente al Ayuntamiento y la Generalitat, momento que aprovechó el grupo de la calle Ferran para disolverse e intentar colarse por los otros accesos.
Finalmente, la concentración se desplazó a la plaza de la Catedral, donde se hizo otra cacerolada y luego se disolvió pacíficamente. En la cacerolada participaron numerosos jóvenes, pero también hubo mayores y de mediana edad. "Me han echado de mi piso y no tengo dinero para pagar el nuevo. Solo gano 500 euros", explicaba Trinidad Ferrer, de 65 años, que asistió con una olla y una cuchara. Muchos de los manifestantes fueron preparados para el encuentro: llevaban tapones para soportar la ruidosa concentración.