La mascarilla debería de ser obligatoria hasta el fin de los tiempos, la cantidad de caras de expresión adocenada y estulta que uno se evita ver es la pura salud y las mujeres enseñan más cacho para compensar, gan moda la de este verano sin sujetadores. Lo de condicionarla a la administración de un medicamento en fase experimental es el detalle que resalta la necesidad de mascaras que acorten la vida robando oxígeno al portador.
Y además parece que van muy bien para evitar gripes y catarros, todos sabemos que en este país de iluso y pelota calientasillas el que se pilla un catarro evita usar el coch para no tener accidentes y se acopla al transporte público para repartir resfriado por la oficina tras haber regado debidamente las calles, metros y autobuses de su ciudad.