Las generaciones venideras de españoles, en solar patrio o emigrados, aún más éstos, cuando comparen su patria originaria con lo que vean por ahí solo podrán preguntarse ¿qué ocurrió en mi país? Es lo malo de la destrucción laminadora: que persiste para siempre.
No, no, no me refiero a eso. Alguno habrá, claro está, pero ni por asomo serán mayoría, mucho menos cuando desaparezca la generación del baby boom.
Me refiero
a los otros, a los que vendrán a ocupar el puesto que poblacionalmente estamos dejando vacante los autóctonos. A esos les importa muy poco cómo haya sido el país décadas antes, como a mí me importaría poco cómo eran las playas de St. Tropez hace 100 años.
El español autóctono, o se pone a tener hijos como un conejo o, son matemáticas, bien su % sobre la población total desciende dramáticamente, o bien la cantidad de población total, desciende por igual.
En cualquier caso, no parece que en unas décadas haya mucha gente a la que le importe la España pre-autarquía. No obstante, de seguir la despoblación, muchas zonas rurales se verán recuperadas por la Naturaleza...