Henry Ford es uno de los falsos mitos que se crea el socialismo, sin molestarse siquiera en revisar su biografía.
Ford en un momento puntual dijo su famosa frase, que es lo único que oye quien no quiere enterarse de más.
Pero era una maniobra empresarial; en esos momentos un obrero que trabajase en el sector era un obrero muy especializado, y necesitaba robarle los obreros a la competencia.
Era un doble golpe, pues no era posible encontrar gente de ese nivel.
Ahora bien, detrás de ese movimiento, hay una historia que los palurdos que juzgan solo esa frase no saben.
Por ejemplo, que esos famosos sueldos no los cobraban todos. Había una especie de comité de 'vida ordenada', para cobrar ese sueldo superior te miraban desde tu ascendencia reliogosa hasta tu comportamiento fuera de la fábrica. Toma ya.
Pero es que luego se pego casi tres décadas sin aumentar un solo centavo el sueldo.
Ford contrató matones para parar las reivindicaciones y revueltas obreras. E incluso en dos ocasiones sus matones llegaron a disparar a los obreros, en una ocasión con muertos y todo.
Los sindicatos no tuvieron ninguna participación porque directamente los amenazaban los matones.
Entre sus maniobras empresariales, está cerrar de la noche a la mañana su mayor fábrica, sin dar explicaciones y dejando colgados a miles de obreros sin más explicaciones. Fueron a trabajar y no había nadie.
Trabajaban menos horas que en otras fábricas, algo que también se ha dicho. Eso sí, el índice de enfermedades y accidentes era increíblemente más alto que en la competencia; el ritmo de trabajo era absolutamente inhumano. Por supuesto, solo vendía lo primero.
A parte de estas lindezas, era ferviente admirador de los nazis.
Es lo que pasa cuando alguien dice una frase que pasa a la posteridad, y alguien lo toma como lema sin rascar un poco más.
Ford fue un visionario porque supo ver el potencial del automóvil. Pero su comportamiento fue absolutamente contrario a lo que las mentes cerriles creen.
Simplemente hizo una jugada maestra en su momento, dejando a la competencia sin obreros, cuando no existía la posibilidad de encontrar más.
Obviamente para ello tuvo que pagar más (y no a todos ni mucho menos) y como hábil comunicador lo vendió como un favor al obrero.