SI, LA LOCURA HUMANA NOS HA CONDUCIDO A ESTA CRISIS
Declaración de la Asociación Psicoanaltica Alemana sobre la catastrofe atomica en Japon
Los violentos terremotos y el tsunami en Japón han causado un terrible desastre natural que se ha traducido en más de 20.000 personas muertas o desaparecidas. Grandes extensiones del país y ciudades enteras en el este de Japón han sido completamente destruidas. Muchos residentes han perdido la vida en este desastre natural, o han resultado heridos de gravedad. Han tenido que huir, perdiendo sus hogares y sus puestos de trabajo. Innumerables familias han sido separadas, los niños han perdido a sus padres. Aunque cientos de miles de personas pudieron salvar sus vidas, han tenido que ser atendidas en refugios de emergencia, viviendo en condiciones de confinamiento.
Estas catástrofes naturales, junto con el desastre causado por ellos en las plantas de energía atómica cercanas, nos han demostrado, una vez más, los límites de la capacidad humana en cuanto al control de la naturaleza y la tecnología que hemos creado. Por citar las palabras de Sigmund Freud, "el ego no es siquiera el dueño de su propia casa"; el supuesto de que las centrales nucleares construidas por seres humanos se puedan manejar con un riesgo residual insignificante, es, en última instancia, una ilusión, y más que eso: ¡un engaño! Luchamos sin querer reconocer los límites a nuestras demandas de crecimiento económico, que es como una panacea mágica y omnipotente. Esta conducta defensiva está al servicio de nuestras pretensiones omnipotentes, por las cuales creemos que podemos dominar y controlar el medio ambiente natural.
Las consecuencias de los desastres naturales y nucleares para el pueblo de Japón no son predecibles ni cuantificables. En estos momentos, lo primero es nuestra solidaridad y nuestra compasión por el pueblo japonés. Pero también para nosotros, es ésta una situación peligrosa y apenas comprensible. En un mundo globalizado, esto nos afecta a todos. Ni las fronteras nacionales, ni las previsiones del tiempo nos pueden proteger de las consecuencias de lo que ha sucedido en Japón. Esto significa que nos incumbe a todos cómo queremos o tenemos que lidiar con las consecuencias de este desastre nuclear y qué conclusiones podemos extraer de los eventos catastróficos.
En este contexto, los psicoanalistas, entre ellos Horst Eberhard Richter, presente en la reunión de la Asociación Psicoanalítica Alemana en Giessen que ha tenido lugar del 24 al 26 marzo de este año, se unieron para cuestionar lo que significa una catástrofe para todos nosotros.
A pesar de las mejores vías de entendimiento que han estado disponibles desde hace décadas, el uso de la energía nuclear se considera como "de bajo riesgo, limpia y pacífica". En nuestra indignación por la catástrofe nuclear se entremezclan la ira y profunda tristeza, dado que ha ocurrido por la acción del hombre y, por tanto, la responsabilidad recae en los seres humanos. Es triste y vergonzoso tener que darse cuenta de que el número de personas que han aprendido de la experiencia (como la de Hiroshima, Nagasaki y Chernobyl) es más bien pequeño. Es sorprendente lo profundamente asimilados que están los procesos divisorios: frente a las energías aparentemente "limpias" de las centrales nucleares, se ha permitido que el reconocido potencial destructivo desaparezca de la conciencia práctica.
Debemos mencionar que no sólo los expertos y responsables políticos han calculado mal las consecuencias, sino que muchos de nosotros, como miembros de la sociedad, hemos fallado con ellos porque no hemos señalado los peligros ya conocidos suficientemente. Por no mantener los límites, o por sostener la creencia de que uno puede alterar y no respetar dichos límites a voluntad, es una de las manifestaciones del engaño de la omnipotencia y uno de los mayores peligros para los humanos - tanto individual como colectivamente. Esto se corresponde con una amplia gama de experiencias y es un sólido conocimiento.
La inhumanidad de la tecnología nuclear se asocia con la disposición interna y la actitud de "siempre más, siempre más rápido". Junto a las fuerzas destructivas conocidas, es esta ambición de crecimiento y poder ilimitados las que nos conduce a una situación que es y seguirá siendo incontrolable. Observamos, tanto en el desarrollo como en la aplicación de la tecnología nuclear, que son los motivos irracionales y las fuerzas inconscientes en el hombre los que conducen a un desastre como el de Japón - a pesar de todas la supuesta racionalidad de los expertos y responsables políticos que afirman ser capaces de proporcionarnos una protección adecuada.
En vista de la terrible catástrofe en Fukushima, exigimos el cierre urgente de todas las centrales nucleares. Los intereses económicos no deben impedir la aplicación de la presente demanda. Muchas personas ya están sufriendo daños permanentes por la extracción del uranio necesario para las plantas de energía atómica. El tema de la eliminación de los residuos nucleares, que serán radiactivos durante miles de años, aún no ha sido resuelto en parte alguna del mundo, y por esta razón es esencial detener el uso de la energía nuclear lo antes posible. El pasado fin de semana, sólo en Alemania, aproximadamente un cuarto de millón de personas exigieron esto mismo. Estamos de acuerdo con esta demanda.
Esto nos lleva a otra pregunta: dónde están los límites de nuestro crecimiento, para qué necesitamos energía y cuánta. Una serie de opiniones de expertos lo han estado avisando al mundo desde el informe del Club de Roma hace 40 años. Con la actitud irresponsable y sin límites de "Seguid así!" no sólo estamos cargando y poniendo en peligro el futuro de nuestros hijos, sino que estamos al borde de destruir también la capacidad generadora del ser humano de una vez por todas. Además de la crisis de la pobreza, la amenaza global de la guerra y el terrorismo, la crisis financiera y económica, ahora estamos entrando en una crisis ecológica con la que podemos desaparecer para siempre. No sólo están en marcha las fuerzas suicidas, sino que también debemos preguntarnos si no estamos actuando de manera asesina hacia nuestros hijos.
Junto con la preocupación de que estas cuestiones se resuelvan, va nuestra visión de lo que significa para nosotros, el ser “interno” humano. En vista de que estos hechos han provocado una gran ansiedad en muchas personas, sostenemos enfáticamente que esto no es una neurótica "angustia alemán", aunque no pocos creadores de opinión han sugerido esto. Debemos temer el hecho de que una gran arrogancia narcisista nos ha llevado a creer que la fuerza de la energía nuclear pueden ser controlada – esto es una ilusión, y más que eso, un engaño, como lo demuestran los accidentes de Three Mile Island, Chernobyl y Fukushima. Debemos ver el peligro que encierra nuestro mecanismo de defensa psicológica: durante muchos años los hechos reconocidos no han sido realmente tenidos en cuenta, sino negados, reprimidos, separados o encapsulados, y esto ha servido para mantener la ilusión colectiva de nuestra omnipotencia.
La conclusión es clara: nos corresponde a todos nosotros el volver a tomar conciencia de las fuerzas destructivas que hay detrás de la aparente racionalidad y lógica de los procesos de decisión y que ocultamente amenazan con tomar el relevo. Sólo así podremos tener la posibilidad de poner fin al despliegue de las fuerzas destructivas que existen dentro de nosotros.
Prof. Dr. Martin Teising, Dr. Gerhard Schneider, Dr. Christoph Walker,
de la Asociación Psicoanalítica Alemana