Lo peor de ayer fue comprobar la impotencia de los jugadores y, en particular, de la delantera del Real Madrid, de no marcar ningún gol ante un equipo de Segunda B y jugando con uno menos durante los últimos 10 minutos.
El equipo siguió con su formidable estrategia de ganar todos los partidos por la mínima (ya viene del año pasado) y no se da cuenta que en fútbol cualquier simple te marca un gol y se complica un partido que deberías ganar por un maarcador más amplio, además que la fortuna puede decantar la balanza de un lado a otro y, si el año pasado no te empataban al final del partido, ahora te marcan el empate e incluso te ganan.
Lo más lamentable es que se está desaprovechando una buena ocasión de marcar una época dorada en las competiciones nacionales ante el ocaso del FC Barcelona.
El equipo blanco, tanto la unidad A como la B, tanto los jóvenes como los veteranos, no es fiable ni competitivo y, por tanto, deambula sin rumbo ni capacidad de reacción y, lo peor, con amnesia de gol.
Como entre en barrena, podría quedarse fuera de Europa.