Inevitablemente van a comparar al equipo actual con el de aquellos años, y eso es muy injusto. El Barça está en la situación en la que está, y aquel equipo es poco menos que irrepetible. Hay una buena plantilla, con jugadores con mucho potencial. Lo mejor sería dejarles trabajar, y exigir únicamente que compitan.
El problema es que Laporta renunció expresamente a esa política, que era la más sensata y la que recomendaba, entre muchos, el entorno de Guardiola, gente de barcelonismo nada dudoso, a cambio de una proclama de "más madera y más palancas que los triunfos a corto plazo nos sacarán de esta situación". Se ha rehipotecado el club en lo económico y en lo moral (y la situación ya era pésima en ambos terrenos) para, simplemente, ganar una liga.
Una liga en 1980 podría haber cambiado el paradigma barcelonista, haberlo ascendido desde su status de eterno
underdog a un plano de igualdad con el RM. ¿Pero en 2023? Te quedas pensando que, simplemente,
Laporta piensa que un club que no gaste cientos de millones en fichajes todos los años no le merece la pena a él como presidente. Y te preguntas qué puede haber detrás de eso.