El problema para Trump es que impugnar los votos electorales va a ser una tarea ímproba, visto que el sistema tiene más agujeros que un queso emmental.
Los demócratas han estudiado muy bien su maniobra, y parece que la han ejecutado con maestría.
En cierta manera me recuerdan a Sanchez, que intentó el pucherazo, fue expulsado, no se rindió, consiguió el apoyo dudoso de votantes que no se sabía de dónde salían en las primarias del psoe, maniobró para preparar una moción de censura cuando no tenía votos suficientes, la ganó y después ha tejido un gobierno desde una postura de manifiesta debilidad, que está gobernando con poderes casi omnímodos.
El poder de la insistencia (y de tener unos asesores que aprovechan que el cabeza de cartel no tiene escrúpulo alguno, todo hay que decirlo).