Muchas gracias, "señor rufián", dice el presidente.
Una intervención grotesca intentando convertir el Parlamento español en el parlamentito suyo, una broma macabra, vamos.
Quizá y sólo quizá, deberían pensar los partidos constitucionales en parodiar la parodia, en argumento serio y competente frente a los "chistosos", o quizá alguien debería recordarle al besugo este, que tiene a Junqueras en la guandoca, digo yo, vamos, que el Congreso parece un corral y el Senado, la República Romana.
El carácter serio, adusto del castellano es verdaderamente envidiado en estos tiempos, de ahí la parodia nunca menos ridícula que lo que pretende reflejar; la estupidez del malo lleno de repruebo hasta el tuétano.
Resulta que el castellano parece más acostumbrado a respetarse a sí mismo que otros...
Auténtica comedia que hay que aplaudir por falta de inteligencia en el parlamento español, en serio; con el Tardá, el bodoque este del Rufián, los nacionalistas vascos; menos mal que antes o después esto tiene la suficiente entidad como para recordar que hay que guardar la compostura y ponerse "los narices por montera".
Añado, perdón.
Una intervención grotesca intentando convertir el Parlamento español en el parlamentito suyo, una broma macabra, vamos.
Quizá y sólo quizá, deberían pensar los partidos constitucionales en parodiar la parodia, en argumento serio y competente frente a los "chistosos", o quizá alguien debería recordarle al besugo este, que tiene a Junqueras en la guandoca, digo yo, vamos, que el Congreso parece un corral y el Senado, la República Romana.
El carácter serio, adusto del castellano es verdaderamente envidiado en estos tiempos, de ahí la parodia nunca menos ridícula que lo que pretende reflejar; la estupidez del malo lleno de repruebo hasta el tuétano.
Resulta que el castellano parece más acostumbrado a respetarse a sí mismo que otros...
Auténtica comedia que hay que aplaudir por falta de inteligencia en el parlamento español, en serio; con el Tardá, el bodoque este del Rufián, los nacionalistas vascos; menos mal que antes o después esto tiene la suficiente entidad como para recordar que hay que guardar la compostura y ponerse "los narices por montera".
Añado, perdón.
Última edición: