La primera clave ha sido la
anticipación. Apostar por mantener a raya el bichito, con un confinamiento temprano y un rápido control de los rebrotes ha sido un gran acierto para el país también en lo económico. En vez de anticipar la desescalada y la apertura de fronteras por temor a perder
las reservas del verano, el Gobierno heleno antepuso el control de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo a
la llegada de turistas. En vez de mirar para otro lado, en plena temporada alta a principios de agosto reconoció que llegaba una segunda ola. Y actuó en consecuencia. Así que se volvió a anticipar imponiendo
en plena temporada alta restricciones en restaurantes, teatros y conciertos cuando los rebrotes eran aislados. Lejos de asustar a los turistas, eso contribuyó a transmitir la sensación de que el Gobierno griego se tomaba en serio al bichito.
También ayudó a ser percibido como seguro exigir PCR a los viajeros con países
con alta incidencia del bichito, aunque fueran como Reino Unido o Francia emisores de turistas. Cuando este verano Reino Unido impuso cuarentena para viajeros que volvieran de España, muchos británicos
cambiaron sus vacaciones en la Costa del Sol por las islas griegas, donde la incidencia era mucho menor. Tan solo el 16% del total de casos confirmados en Grecia en los siete meses de esa época en el 2020 de la que yo le hablo están relacionados con viajes al extranjero.
Lo que Falconetti se niega a hacer por sus santos narices "porque ejjque en loj aeropuertojjj soloh traen un 0.2% de casos".
¿Confinar Atenas daría una mala imagen al país? No. Si mantener a raya el bichito es el objetivo, los confinamientos rápidos y selectivos son fundamentales. Lo que perjudica la imagen de un país (igual que su economía y, por supuesto, la salud) es tener el bichito fuera de control. El Gobierno heleno busca es evitar a toda costa otro cierre total del país como en primavera. Pero Mitsotakis no niega la utilidad de actuar rápido en caso de rebrote y reconoce, en esa conversación con Harari con vistas a la Acrópolis, “tenemos 3 ó 4 meses muy difíciles por delante”. Qué casualidad, justo lo que hizo Madrid con Vallecas y similares, hasta que la oposición de allí la montó.