Probablemente se consiga el útero artificial.
Pero gestar un ser humano no es sólo ser una vasija.
Un feto y su madre están conectados también a nivel emocional. En la inmensa mayoría de los casos, las mujeres amamos a nuestros hijos desde el momento en que sabemos que estamos embarazadas. Entonces no sabemos si será niño o niña, rubio o moreno, inteligente o discpacitado, buena o mala persona… Supongo que eso es el amor incondicional materno, algo que todos necesitamos para llevar una vida más o menos agradable. La gente más desgraciada que conozco es la que careció de esa seguridad en la infancia.
No quiero ni pensar cómo pueden ser los seres humanos gestados por máquinas.
Por otra parte, que un hombre quiera saltarse a la mujer en el proceso de procreación por no aguantar a la madre de sus hijos, es tan absurdo como que las mujeres quieran saltarse al hombre para no aguantar al padre de sus hijos.
La familia es, sobre todo, sacrificio.
Estoy segura de que muchos de los que estáis deseando comprar niños –como si fuera un juego de la consola-, tardaríais menos de 24 horas en llevarle el juguete a mamá para que lo cuide ella.
Entre feministas radicales y nuncafollastas vamos avíados.
Merecemos que los jovenlandeses nos corten la cabeza a todos, por iluso.