Harman
Rojo
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Una situación constantemente tensa
Una situación constantemente tensa
11/04/2020
Artículo Original: Sergey Prudnikov / Izvestia
Las negociaciones del Grupo de Contacto se han celebrado a través de videoconferencia. Como se había planeado previamente, el objetivo era “establecer relaciones entre las partes en conflicto”. Mientras tanto, sobre el terreno, el empeoramiento ha supuesto el mayor pico de violencia desde que comenzó el año. Según el comandante adjunto de la milicia popular de la RPD, Eduard Basurin, el número de ataques de las tropas ucranianas, de media, se ha duplicado. Solo la semana pasada, la cantidad de munición utilizada ascendió a 1700 y se produjeron víctimas entre la población civil. La situación es compleja teniendo en cuenta que, a causa de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de cobi19, muchos se ven obligados a permanecer en sus apartamentos o viviendas, que se encuentran en la línea de fuego.
Los bombardeos de artillería pesada continúan en todas las zonas del frente. Según los residentes de la RPD, el empeoramiento puede deberse a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo: con todos en aislamiento, nadie presta atención a Donbass ni a las violaciones del régimen de silencio, por lo que las tropas ucranianas tenían vía libre para los bombardeos.
Se han visto especialmente afectadas las infraestructuras. El 1 de abril, las tropas ucranianas cubrieron de minas el parking en el que se encuentran los trolebuses de Gorlovka. El resultado: siete autobuses y minibuses llenos de balas y cuatro trolebuses dañados.
“Lo hicieron queriendo, las bombas cayeron cerca unas de otras, no hay nada más en los alrededores. La artillería, ya sabe, es como las matemáticas”, explicó a Izvestia Ivan Prijodko, alcalde de Gorlovka. “Es improbable que se pueda recuperar los autobuses: el coste de reparar uno es de tres millones y medio de rublos. Gorlovka no tiene tal cantidad. Los trolebuses son más sencillos, dos de ellos ya han vuelto a trabajar”.
Según contó a Izvestia Eduard Basurin, desde principios de abril, en diferentes partes de la RPD, han destruido líneas de alta tensión, por lo que pueblos enteros han quedado sin luz. El 4 de abril, la metralla dañó una línea de gas en el distrito Kievsky de Donetsk. Hay que destacar que las tropas ucranianas no solo han utilizado las armas habituales -ametralladoras y mortero- sino también unidades antiaéreas. En ocasiones también se han utilizado tanques, algo muy poco habitual.
Balas en la escuela, balas en las viviendas
Uno de los puntos más calientes del frente es Alexandrovka, al oeste de Donetsk. Aquí los bombardeos se producen a diario. La distancia a territorio ucraniano es de 300 metros, la siguiente colina ya es “al otro lado de la frontera”.
El centro de la vida del pueblo es el territorio que rodea la escuela local. Al lado está el edificio de un piso en el que se encuentra el ayuntamiento. Al otro lado de la calle está la tienda. Un poco más allí, la peluquería. Al lado de la carretera brotan los albaricoques salvajes y los tulipanes gente de izquierdas. Aquí, en este lugar, a finales de marzo resultó herida una estudiante de undécimo curso: un fragmento la hirió en la mano y otro, bajo del hombro.
La escuela, que ahora mismo no está siendo utilizada a causa de la cuarentena, tiene un autobús para recoger a los estudiantes. En las últimas tres semanas, el chófer del autobús ha resultado herido dos veces. La primera vez, en la escuela, cuando los restos de metralla de un proyectil voló a la ventana. La segunda, una bala le impactó en la pierna en la calle.
En el ayuntamiento conozco al alcalde del pueblo, Konstantin Chaly, que, por cierto, fue voluntario (y, antes de la guerra, director del departamento de carbón de una empresa de Donetsk). En la esquina de su despacho hay una montaña de hierro recogido en el territorio de Alexandrovka en los últimos años: desde bombas de racimo hasta proyectiles de 122mm. Es una especie de museo de historia contemporánea.
“La situación es constantemente tensa, hay bombardeos intensos, especialmente en los últimos días”, cuenta Chaly. “Las tropas ucranianas bombardearon el campo. Estalló un incendio que llegó hasta nosotros, pero, por suerte, decayó por la mañana. De lo contrario, se habría quemado hasta la última casa. El Ministerio de Situaciones de Emergencia no puede hacer nada, es peligroso. Y los ucranianos tienen esa táctica: a principios de la primavera prenden fuego al bosque. Al año se queman cinco o seis viviendas. En cuanto a los actuales ataques, son incontables. Recientemente, han disparado con armas antitanque contra la vivienda de una abuela, destruyeron el balcón. Las tropas ucranianas han disparado contra varios patios usando lanzagranadas. Usan activamente blindados, ametralladoras, artillería pesada, trabajan los francortiradores…”
Herida en la mano y la espalda
La chica que resultó herida en el colegio se llama Ksenia. Su padre, Alexander, fue minero en una de las minas de Donetsk. “Mi hija volvía ese día de los cursos preparatorios para la universidad en Donetsk, donde piensa estudiar”, cuenta a Izvestia. “Eran alrededor de las siete. Pasaba por la escuela y, en ese momento, los ucranianos empezaron a disparar. Se escondió detrás de un árbol, pero uno de los proyectiles impacto ahí. Estamos acostumbrado a los ataques, a veces los percibimos como ruido de fondo, no siempre emos el peligro, no corremos inmediatamente al refugio, pensamos que no pasa nada”.
Según su padre, la chica no vio el peligro de lo que pasaba y solo llamó a sus padres diciendo que tenía algo en la mano. Alexander salió rápidamente a buscarla. Ella pudo avanzar también hacia él. “Nos encontramos, llamé a alguien para que nos llevara en coche y fuimos a la ciudad. en el coche, perdió el conocimiento”.
Es la cuarta semana que está en el hospital. La mano se está curando, pero la herida de la espalda es más difícil. Se ha empezado a separar los tejidos, pero las quemaduras son severas. Deberá pasar por el quirófano para eliminar las partes quemadas y recibir un trasplante de tejidos.
Harina, trigo sarraceno y patatas
Los residentes de Alexandrovka tratan de cumplir con las medidas preventivas contra el cobi19. Está prohibido entrar a las tiendas sin mascarilla. El edificio en el que se encuentran la peluquería y otros servicios está siendo desinfectado.
A causa de las medidas sanitarias, Yulia, que trabaja en la peluquería, termina de trabajar antes de lo normal. Camino de casa pasa por el ayuntamiento, donde recibe uno de los paquetes de ayuda humanitaria. Hay un paquete de trigo sarraceno, harina y tres kilos de patatas. En casa le esperan dos hijas de seis y catorce años. En el tiempo que acompañamos a Yulia, tenemos que encogernos a causa de las explosiones tres veces.
“Es en la región de Trudovsky, no es nuestro sector”, comenta. “Algo más cerca”. El paquete de comida, explica, es una ayuda importante. El sueldo de la mujer es modesto. Un corte de pelo cuesta entre 70 y 90 rublos. Un día entran cinco personas, otros días, ninguna.
“Este año, Cruz Roja nos ha dejado sin ayuda humanitaria”, añade. “Ahora la ayuda solo llega a los residentes con viviendas con daños de primera o segunda categoría. Y nosotros tenemos daños de tercera categoría, pero tenemos que arreglar constantemente agujeros. No es justo”.
El último ataque con mortero contra la zona residencial se produjo el día anterior. Sus hijas estuvieron a punto de resultar heridas hace dos semanas. “Empezaron a disparar y las niñas estaban en la calle”, dice. “Les grité dónde estaban y, aterradas, respondieron que corrían”.
Una situación constantemente tensa
11/04/2020
Artículo Original: Sergey Prudnikov / Izvestia
Las negociaciones del Grupo de Contacto se han celebrado a través de videoconferencia. Como se había planeado previamente, el objetivo era “establecer relaciones entre las partes en conflicto”. Mientras tanto, sobre el terreno, el empeoramiento ha supuesto el mayor pico de violencia desde que comenzó el año. Según el comandante adjunto de la milicia popular de la RPD, Eduard Basurin, el número de ataques de las tropas ucranianas, de media, se ha duplicado. Solo la semana pasada, la cantidad de munición utilizada ascendió a 1700 y se produjeron víctimas entre la población civil. La situación es compleja teniendo en cuenta que, a causa de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de cobi19, muchos se ven obligados a permanecer en sus apartamentos o viviendas, que se encuentran en la línea de fuego.
Los bombardeos de artillería pesada continúan en todas las zonas del frente. Según los residentes de la RPD, el empeoramiento puede deberse a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo: con todos en aislamiento, nadie presta atención a Donbass ni a las violaciones del régimen de silencio, por lo que las tropas ucranianas tenían vía libre para los bombardeos.
Se han visto especialmente afectadas las infraestructuras. El 1 de abril, las tropas ucranianas cubrieron de minas el parking en el que se encuentran los trolebuses de Gorlovka. El resultado: siete autobuses y minibuses llenos de balas y cuatro trolebuses dañados.
“Lo hicieron queriendo, las bombas cayeron cerca unas de otras, no hay nada más en los alrededores. La artillería, ya sabe, es como las matemáticas”, explicó a Izvestia Ivan Prijodko, alcalde de Gorlovka. “Es improbable que se pueda recuperar los autobuses: el coste de reparar uno es de tres millones y medio de rublos. Gorlovka no tiene tal cantidad. Los trolebuses son más sencillos, dos de ellos ya han vuelto a trabajar”.
Según contó a Izvestia Eduard Basurin, desde principios de abril, en diferentes partes de la RPD, han destruido líneas de alta tensión, por lo que pueblos enteros han quedado sin luz. El 4 de abril, la metralla dañó una línea de gas en el distrito Kievsky de Donetsk. Hay que destacar que las tropas ucranianas no solo han utilizado las armas habituales -ametralladoras y mortero- sino también unidades antiaéreas. En ocasiones también se han utilizado tanques, algo muy poco habitual.
Balas en la escuela, balas en las viviendas
Uno de los puntos más calientes del frente es Alexandrovka, al oeste de Donetsk. Aquí los bombardeos se producen a diario. La distancia a territorio ucraniano es de 300 metros, la siguiente colina ya es “al otro lado de la frontera”.
El centro de la vida del pueblo es el territorio que rodea la escuela local. Al lado está el edificio de un piso en el que se encuentra el ayuntamiento. Al otro lado de la calle está la tienda. Un poco más allí, la peluquería. Al lado de la carretera brotan los albaricoques salvajes y los tulipanes gente de izquierdas. Aquí, en este lugar, a finales de marzo resultó herida una estudiante de undécimo curso: un fragmento la hirió en la mano y otro, bajo del hombro.
La escuela, que ahora mismo no está siendo utilizada a causa de la cuarentena, tiene un autobús para recoger a los estudiantes. En las últimas tres semanas, el chófer del autobús ha resultado herido dos veces. La primera vez, en la escuela, cuando los restos de metralla de un proyectil voló a la ventana. La segunda, una bala le impactó en la pierna en la calle.
En el ayuntamiento conozco al alcalde del pueblo, Konstantin Chaly, que, por cierto, fue voluntario (y, antes de la guerra, director del departamento de carbón de una empresa de Donetsk). En la esquina de su despacho hay una montaña de hierro recogido en el territorio de Alexandrovka en los últimos años: desde bombas de racimo hasta proyectiles de 122mm. Es una especie de museo de historia contemporánea.
“La situación es constantemente tensa, hay bombardeos intensos, especialmente en los últimos días”, cuenta Chaly. “Las tropas ucranianas bombardearon el campo. Estalló un incendio que llegó hasta nosotros, pero, por suerte, decayó por la mañana. De lo contrario, se habría quemado hasta la última casa. El Ministerio de Situaciones de Emergencia no puede hacer nada, es peligroso. Y los ucranianos tienen esa táctica: a principios de la primavera prenden fuego al bosque. Al año se queman cinco o seis viviendas. En cuanto a los actuales ataques, son incontables. Recientemente, han disparado con armas antitanque contra la vivienda de una abuela, destruyeron el balcón. Las tropas ucranianas han disparado contra varios patios usando lanzagranadas. Usan activamente blindados, ametralladoras, artillería pesada, trabajan los francortiradores…”
Herida en la mano y la espalda
La chica que resultó herida en el colegio se llama Ksenia. Su padre, Alexander, fue minero en una de las minas de Donetsk. “Mi hija volvía ese día de los cursos preparatorios para la universidad en Donetsk, donde piensa estudiar”, cuenta a Izvestia. “Eran alrededor de las siete. Pasaba por la escuela y, en ese momento, los ucranianos empezaron a disparar. Se escondió detrás de un árbol, pero uno de los proyectiles impacto ahí. Estamos acostumbrado a los ataques, a veces los percibimos como ruido de fondo, no siempre emos el peligro, no corremos inmediatamente al refugio, pensamos que no pasa nada”.
Según su padre, la chica no vio el peligro de lo que pasaba y solo llamó a sus padres diciendo que tenía algo en la mano. Alexander salió rápidamente a buscarla. Ella pudo avanzar también hacia él. “Nos encontramos, llamé a alguien para que nos llevara en coche y fuimos a la ciudad. en el coche, perdió el conocimiento”.
Es la cuarta semana que está en el hospital. La mano se está curando, pero la herida de la espalda es más difícil. Se ha empezado a separar los tejidos, pero las quemaduras son severas. Deberá pasar por el quirófano para eliminar las partes quemadas y recibir un trasplante de tejidos.
Harina, trigo sarraceno y patatas
Los residentes de Alexandrovka tratan de cumplir con las medidas preventivas contra el cobi19. Está prohibido entrar a las tiendas sin mascarilla. El edificio en el que se encuentran la peluquería y otros servicios está siendo desinfectado.
A causa de las medidas sanitarias, Yulia, que trabaja en la peluquería, termina de trabajar antes de lo normal. Camino de casa pasa por el ayuntamiento, donde recibe uno de los paquetes de ayuda humanitaria. Hay un paquete de trigo sarraceno, harina y tres kilos de patatas. En casa le esperan dos hijas de seis y catorce años. En el tiempo que acompañamos a Yulia, tenemos que encogernos a causa de las explosiones tres veces.
“Es en la región de Trudovsky, no es nuestro sector”, comenta. “Algo más cerca”. El paquete de comida, explica, es una ayuda importante. El sueldo de la mujer es modesto. Un corte de pelo cuesta entre 70 y 90 rublos. Un día entran cinco personas, otros días, ninguna.
“Este año, Cruz Roja nos ha dejado sin ayuda humanitaria”, añade. “Ahora la ayuda solo llega a los residentes con viviendas con daños de primera o segunda categoría. Y nosotros tenemos daños de tercera categoría, pero tenemos que arreglar constantemente agujeros. No es justo”.
El último ataque con mortero contra la zona residencial se produjo el día anterior. Sus hijas estuvieron a punto de resultar heridas hace dos semanas. “Empezaron a disparar y las niñas estaban en la calle”, dice. “Les grité dónde estaban y, aterradas, respondieron que corrían”.