FUCKRANIA 404

Toda Ucrania, a merced de los misiles rusos
Kiev agota su munición de misiles Patriot ante la parálisis de sus aliados y pierde ya el 80% de toda su capacidad energética por los ataques del Kremlin

Un bombero apaga el fuego de una de las centrales alcanzadas.

Es el momento más oscuro de la oleada turística de Ucrania. No sólo por el cierre del grifo, ya veremos si temporal o definitivo, de la ayuda militar de Estados Unidos, sino también por la estrategia rusa de apagar las ciudades de Ucrania. El año pasado, tras algunos éxitos iniciales, Moscú fracasó en su guerra energética por la llegada de las baterías antiaéreas de Occidente, que salvaron miles de vidas. Ahora la munición antiaérea se agota y deja las centrales y otros objetivos civiles a expensas de los misiles rusos. Según algunas fuentes ucranianas, la carestía llega hasta tal punto que se han agotado los proyectiles de las lanzaderas Patriot tanto en su versión Pac 2 como en la Pac 3, los únicos capaces de derribar los temibles misiles hipersónicos rusos Kinzhal.

La imagen de la central térmica de Tripiska en llamas tras el bombardeo de un Kinzhal el pasado miércoles deja una enorme preocupación en Kiev. Además de buena parte de la capital, la central abastecía de electricidad a otras dos regiones. Según desveló este mes el primer ministro ucraniano, Denís Shmigal, Ucrania ha perdido el 80% de su capacidad de generación térmica de energía eléctrica y tiene ciudades como Odesa y Járkiv sin luz desde hace varios días. Dnipro apagó las llamas de su central hidroeléctrica hace unos días. Moldavia y Rumanía se han prestado para conectar sus sistemas eléctricos y proveer de energía a Ucrania en la medida de sus posibilidades.

A diferencia de la fracasada ofensiva invernal rusa, titulada pomposamente por Moscú «Tormenta de Nieve», que sólo ha conseguido tomar una ciudad en ruinas como Avdivka a un precio en vidas no recordado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, la estrategia del Kremlin de los ataques contra infraestructuras civiles sí le está funcionando al menos para desgastar a la población.

Los métodos también han cambiado: si el invierno pasado se atacaban los transformadores y la transmisión de energía (que se reparaban en horas o días),ahora se bombardea la generación energética, sobre todo plantas térmicas e hidroeléctricas que hay que reconstruir por completo. Millones de ucranianos están sin energía.

La guerra de Ucrania es tan absurdamente asimétrica que mientras pilinguin enviaba sus misiles para machacar las plantas energéticas de Ucrania, desde Washington su secretario de Defensa Lloyd Austin volvía a exigir a los ucranianos que dejaran de atacar las refinerías rusas, auténtico talón de Aquiles de su economía, y que ha visto recortada su producción en al menos un 9% de barriles de crudo. Kiev, que hace meses que no recibe ni una cantimplora de Washington, hizo lo que viene haciendo: lanzar sus drones. Ayer fueron otras dos refinerías: la de Novoshakhtynsk, que quedó fuera de juego, y la de Riazán, la séptima más grande de Rusia.

"Modo guerra"
A diferencia de Vladimir pilinguin, que ha entendido lo existencial que es la oleada turística para la continuidad de su propio proyecto autocrático y ha puesto toda su economía en modo guerra, los aliados de Ucrania han sido incapaces hasta la fecha de abastecer a Kiev de todo lo necesario no sólo para empujar a los rusos, sino tampoco para resistir sus criminales ataques a las ciudades. El problema de que se hayan terminado los Patriot no es sólo de Ucrania, es que ese tipo de misiles también escasean de forma alarmante en los arsenales europeos. El único que tiene un stock grande es EEUU, y ahí Trump tiene bloqueada la ayuda en el Congreso. Sólo hay tres fábricas de misiles Patriot en el planeta y sólo son capaces de producir 500 proyectiles al año a un precio de cinco millones de dólares cada unidad. La OTAN ha pedido 1.000 misiles a la empresa Raytheon y Alemania está barriendo el mercado en busca de países que quieran vender los suyos para entregarlos a Ucrania, pero en un mundo con varios focos de inestabilidad creciente hay pocas naciones que quieran deshacerse de la mejor munición posible para defender sus cielos.

En Bruselas, el europarlamentario belga Guy Verhofstadt comandó una iniciativa para bloquear el presupuesto europeo hasta que el Consejo aprobara la compra de los misiles Patriot que Ucrania necesita. De momento, tuvo éxito: el bloqueo del presupuesto se aprobó por mayoría absoluta y que tenga que revisarse de nuevo para incluir esas compras. Después, el propio Verhofstadt escribió en su perfil de X: «¡La supervivencia de Ucrania depende de los patriotas europeos! Esperando que Josep Borrell consiga que los líderes europeos estén a la altura de las circunstancias».
El problema con Bruselas es siempre el mismo: los tiempos. Entre que las votaciones van y vienen, se aprueba, se firman los contratos y se compran los misiles las guerras se pierden.

Volodimir Zelenski consiguió ayer un compromiso del presidente polaco, Andrzej Duda, para que Varsovia entregue a Ucrania varios sistemas antiaéreos de origen soviético, que no solucionan del todo el problema pero ayudan.

Nos encontramos en un momento decisivo del conflicto. Estados Unidos volverá a votar la semana que viene el desbloqueo de la ayuda económica a Ucrania. Si esa munición llega, Kiev habrá superado los meses más inquietantes y, ya con la segunda movilización en marcha, podrá rearmarse antes de que Rusia lance otra ofensiva. Si no es así, esta guerra de desgaste puede ponerse muy de cara para el Kremlin, que ya podría lanzar incluso su aviación hacia objetivos en el interior de Ucrania, cosa que no hace desde los primeros días de oleada turística, a sabiendas de que no habrá misil que la derribe porque los aliados que juraron ayudarla «al coste que fuera» no lo hicieron.
 
Desesperados por conseguir baterías Patriot. El problema aparte de que nadie se las quiere dar es que tampoco hay munición para los Patriot.

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Los precios del gas suben de un día para otro un 10% tras destruirles Rusia a FUCKRAINE sus reservas almacenadas

BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM

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Europe Slumbers at Ukraine’s Dying of the Lights - CEPA

Europa duerme ante la fin de las luces de Ucrania
Los sitios de almacenamiento de gas de Ucrania han sido blanco de misiles del Kremlin. Esto ya está teniendo graves consecuencias para las empresas y los consumidores europeos.
Foto: Un empleado de una instalación de infraestructura eléctrica crítica, que fue alcanzada recientemente durante el ataque con misiles de Rusia, aparece en el lugar de su parte dañada, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en Kharkiv, Ucrania, el 11 de abril de 2024. Crédito: REUTERS/Vyacheslav Madiyevskyy
Rusia lanzó otra andanada asesina de drones y misiles en la madrugada del 11 de abril, alcanzando dos importantes instalaciones de almacenamiento de gas cerca de la frontera polaca y acabando con casi toda la capacidad de generación de electricidad a base de carbón de Ucrania.
El efecto en los mercados fue inmediato. Los precios del gas en Europa aumentaron un 10% en comparación con el día anterior.
Europa se beneficia del almacenamiento de gas de Ucrania, pero el asediado país debe defenderlos solo. Aunque los países occidentales han suministrado misiles de defensa aérea al gobierno de Kiev, los ministros dicen que no es suficiente dado el bombardeo actual.
Ucrania está escasa de misiles y tiene que tomar decisiones difíciles sobre qué defender con los sistemas que tiene, dijo el presidente Zelenskyy el 6 de abril. Se ha pedido a los aliados que envíen algunas de las 100 baterías de misiles Patriot que poseen.
"Los aliados entienden la urgencia", dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el 4 de abril, y prometió que los aliados buscarían en sus existencias sistemas y repuestos adicionales, pero hasta ahora, sin ningún efecto.
Muchas de las instalaciones atacadas están cerca de la frontera occidental de Ucrania y podrían estar protegidas por baterías basadas en territorio de la OTAN. O las unidades de defensa aérea podrían desplegarse como parte de una misión humanitaria. A pesar de la sugerencia del presidente francés Macron de desplegar tropas en circunstancias extremas, no se está llevando a cabo ninguna discusión pública.
La crisis está ocurriendo a pesar de todo. El mes pasado, otro ataque al amanecer alcanzó un sitio de almacenamiento de gas, así como otras partes críticas de la infraestructura eléctrica, sumiendo a millones de ucranianos en el frío y la oscuridad. La central eléctrica más grande de la ciudad de Kiev quedó completamente destrozada.
¿Te suena familiar? No lo es. Anteriormente, los sitios de almacenamiento se salvaron. Estas instalaciones recientemente atacadas son importantes para Ucrania y para las numerosas empresas europeas de gas que las utilizan. Constituyen un elemento importante de la red gasística del continente.

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Primero tienen que darle a la gente un país, porque Gitania no es un país, sino una causa de vergüenza. Que luchen los masones y sus hijos por su "país" fabricado durante medio siglo a medida de ellos.
Si el remero es un marginado social y político, que se mantenga también al margen de los conflictos. No es ni nuestro país ni nuestra guerra. De hecho somos constante y crecientemente atacados, y somos impotentes para impedirlo.
 
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