La ironía es que Juan Carlos había estado cazando y haciendo negocios en todo el mundo durante toda su vida. La mayoría de la gente simplemente no lo sabía.
El rey y su familia estaban a salvo de la crítica por una alianza informal* de los medios, y sus fuentes de ingresos mantenidos en secreto en parte.
En retrospectiva, esto resultó haber sido un error. El contraste brusco entre imagen y realidad sólo hizo la revelación aún más vergonzosa.
En cuanto al futuro, muchos creen que la aparición en la corte de la princesa Cristina, sin importar el resultado, podría ser un momento de catarsis que permita un reinicio. Eso parece ingenuo. Los hombres del rey ponen sus esperanzas en un pronto fin a las dificultades económicas y de un cambio en el estado de ánimo general que traer de vuelta a la España de antaño, más tolerante de las burbujas inmobiliarias y errores reales.
*secreta/no-expresa