Tuerto
Madmaxista
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Las evidencias de que el bichito VIH es el responsable del SIDA se han venido acumulando a lo largo de los últimos 20 años. Estudios epidemiológicos realizados con personas que poseen el sistema inmunológico deprimido y que pertenecen a algunos de los siguientes grupos: gayses, usuario de drojas ilegales que se inoculan mediante jeringuilla, mujeres que mantienen contactos sensuales con drogodependientes, hemofílicos, personas que han recibido transfusiones sanguíneas o niños recién nacidos, sugieren que la causa del SIDA es un agente infeccioso que se transmite a través de los fluidos. Las opiniones que afirman que el SIDA es consecuencia del uso de drojas o bien de una reacción alérgica al leche, no explica por qué hay pacientes de SIDA en todos los grupos anteriormente mencionados.
Los estudios serológicos indican que el agente presente en esos fluidos es un retrovirus, extremo que se ha confirmado tras el aislamiento y cultivo del retrovirus desde pacientes infectados (Sarngadharan et al., 1984; Barre-Sinoussi et al., 1983). Además el VIH satisface los postulados de Koch, un estándar tradicional para conocer la causa de una infección. Para seguir los postulados de Koch es necesario aislar el agente infeccioso desde el sujeto infectado, cultivarlo en el laboratorio, inocularlo de nuevo en personas sanas, esperar que enfermen y confirmar que estas personas son portadoras del mismo agente con el que han sido inoculados. La dificultad en este caso es que el VIH no infecta otros animales, sólo lo hace un humanos (Ambrose y col., 2007), por lo que realizar este tipo de experimentos vulnera consideraciones éticas evidentes. Sin embargo, los postulados fueron satisfechos cuando el bichito VIH aislado de enfermos de SIDA fue cultivado in vitro, y por inoculación accidental se produjo una infección en personal de laboratorio que trabaja con el VIH. Algunos de estos trabajadores desarrollaron el SIDA, y el bichito productor de la enfermedad resultó ser el mismo clon de VIH con el que trabajaban (Cohen, 1994; O’Brien y col., 1996).
Además, empleando el método de Sir Bradford Hill (Hill, 1965) (establecido para estudiar enfermedades crónicas) al SIDA, para detectar la causa de éste se vio: (1) numerosos estudios que han comparado a personas infectadas con no infectadas, han mostrado que el SIDA sólo se ha desarrollado en personas portadoras del VIH (Schechter y col., 1993; Darby et al., 1995) (fuerte asociación, consistencia y especificidad), (2) el seguimiento de pacientes de SIDA muestran que la infección con el VIH siempre han precedido al desarrollo de los síntomas (Biggar, 1990; Prins y Veugelers, 1997) (temporalidad), (3) una mayor carga vírica predice una mayor severidad de la enfermedad (Engels y col., 1999; Mellors y col., 1996) (gradiente biológico), (4) tratamientos que suprimen la proliferación vírica se traduce en una mejoría clínica (Hammer y col., 1997; Katzenstein y col., 1996) (experimento), (5) hay un único mecanismo pato-fisiológico por el que VIH ocasiona el SIDA: bajada en los niveles de linfocitos CD4 (O’Brien y col., 1996b; Levy, 2007) (especificidad y plausibilidad), numerosos estudios realizados con el VIH-1, VIH-2, VIS, SVIH, y otros bichito satisfacen los criterios de coherencia y analogía (Knipe y Howley, 2007).
Historia del negacionismo del SIDA, capítulo segundo « La Ciencia y sus Demonios
Los estudios serológicos indican que el agente presente en esos fluidos es un retrovirus, extremo que se ha confirmado tras el aislamiento y cultivo del retrovirus desde pacientes infectados (Sarngadharan et al., 1984; Barre-Sinoussi et al., 1983). Además el VIH satisface los postulados de Koch, un estándar tradicional para conocer la causa de una infección. Para seguir los postulados de Koch es necesario aislar el agente infeccioso desde el sujeto infectado, cultivarlo en el laboratorio, inocularlo de nuevo en personas sanas, esperar que enfermen y confirmar que estas personas son portadoras del mismo agente con el que han sido inoculados. La dificultad en este caso es que el VIH no infecta otros animales, sólo lo hace un humanos (Ambrose y col., 2007), por lo que realizar este tipo de experimentos vulnera consideraciones éticas evidentes. Sin embargo, los postulados fueron satisfechos cuando el bichito VIH aislado de enfermos de SIDA fue cultivado in vitro, y por inoculación accidental se produjo una infección en personal de laboratorio que trabaja con el VIH. Algunos de estos trabajadores desarrollaron el SIDA, y el bichito productor de la enfermedad resultó ser el mismo clon de VIH con el que trabajaban (Cohen, 1994; O’Brien y col., 1996).
Además, empleando el método de Sir Bradford Hill (Hill, 1965) (establecido para estudiar enfermedades crónicas) al SIDA, para detectar la causa de éste se vio: (1) numerosos estudios que han comparado a personas infectadas con no infectadas, han mostrado que el SIDA sólo se ha desarrollado en personas portadoras del VIH (Schechter y col., 1993; Darby et al., 1995) (fuerte asociación, consistencia y especificidad), (2) el seguimiento de pacientes de SIDA muestran que la infección con el VIH siempre han precedido al desarrollo de los síntomas (Biggar, 1990; Prins y Veugelers, 1997) (temporalidad), (3) una mayor carga vírica predice una mayor severidad de la enfermedad (Engels y col., 1999; Mellors y col., 1996) (gradiente biológico), (4) tratamientos que suprimen la proliferación vírica se traduce en una mejoría clínica (Hammer y col., 1997; Katzenstein y col., 1996) (experimento), (5) hay un único mecanismo pato-fisiológico por el que VIH ocasiona el SIDA: bajada en los niveles de linfocitos CD4 (O’Brien y col., 1996b; Levy, 2007) (especificidad y plausibilidad), numerosos estudios realizados con el VIH-1, VIH-2, VIS, SVIH, y otros bichito satisfacen los criterios de coherencia y analogía (Knipe y Howley, 2007).
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