Pues por mi barrio el que fabrica leds se ha debido forrar, probablemente alguien bien relacionado con la mafia que nos ha gobertando tantísimos años. También se forró el fabricante de granito de calidad ínfima para alicatar hasta la plaza más cutre. Por cierto, ¿soy el único al que le joroba enormemente cómo las agresivas luces led se han cargado la sensación melancólica de las noches de Mandril?