Seguramente me he explicado mal. Por las respuestas, me da la impresión (supongo y espero que falsa) de ser el único en este foro que ha empujado durante meses una silla de ruedas con un familiar en ella. Para empezar, pesa una barbaridad y la orografía urbana es hostil a ese invento: un bordillo elevado, una acera estrecha o una pendiente pronunciada son una pesadilla. Que el familiar pueda accionar los frenos es una gran cosa y que pueda desplazarse él mismo manipulando las ruedas ya debe ser lo mas grande. Pero estás absolutamente indefenso y dependes de todo: de que ese sitio por el que vas a cruzar tenga poco tráfico, de que el taxista pare y te ayude, de que los otros conductores sean pacientes y los sanitarios te echen una mano ...
Ahora, el conceto: Meter una silla de ruedas en ese berenjenal es una temeridad y el discapacitado que se presta a ello un irresponsable: no un demorado ni un niño. ¡Qué mas quisiera! En esa situación, yo me llevaría al de la silla y le gritaría al niño y al demorado para que pusiesen tierra por medio. Ellos pueden correr, pero el otro está absolutamente indefenso. Dejad las ideas a un lado e imaginaos por un segundo que es familia vuestra: bronca monumental y mas le vale al que empujaba la silla que no se cruce en vuestro camino
Ya que estoy tocando los narices lo haré a conciencia: no sólo es una temeridad sino además una cobardía jovenlandesal. Esta bajeza es propia de abogados americanos aficionados a hacer footing detrás de las ambulancias, que sacan a un niño al estrado para hundirlo a él o al jurado según toque. Ponerle de sombrero las tripas de tu hijo muerto a un adversario político, rentabilizar públicamente a tu abuelo que nunca conociste fusilado por Franco, sacar fotos de fetos descuartizados para hablar del aborto ... son actos poco apreciables. Una idea debe ser debatida por sí misma y el mérito que encierra, sin escudos humanitarios. Apelar de esta forma a las vísceras implica renunciar a la razón