El cambio climático afecta distintamente. Algunas regiones se calientan más rápido que otras, y en particular el Ártico, fenómeno comúnmente conocido por los científicos como
amplificación polar.
Esquema de la
corriente de chorro polar. Izquierda: corriente robusta y sin ondulaciones. Derecha: corriente debilitada y con meandros.
Este incremento de las temperaturas en la regiones polares debilita el gradiente de temperatura meridional y, por lo tanto, provoca un debilitamiento de la corriente en chorro. Los vientos zonales se frenan y la corriente de chorro serpentea. Es decir, aparecen meandros más pronunciados.
Entonces, a medida que la amplificación del Ártico debilita la corriente de chorro, se generan ondulaciones y aumenta el transporte e intercambio energético. Una corriente más meandrizante permite que el aire frío del polo descienda a nuestras latitudes, mientras que el aire muy cálido penetra en latitudes altas.
Un chorro polar más meandrizante puede causar un aumento de los extremos atmosféricos, como se está viendo ya.
Estas ondas pueden ralentizar el jet stream, volviendo más extremos precisamente a los extremos atmosféricos, estancando las temidas olas de calor en un lugar concreto y frenando el avance de los sistemas tormentosos, o que situaciones de inestabilidad o frío extremo sean más persistentes.