EL "GENERAL INVIERNO": EL MITO nancy DE UN MILITAR QUE NUNCA EXISTIÓ

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EL "GENERAL INVIERNO": EL MITO nancy DE UN MILITAR QUE NUNCA EXISTIÓ

Con la "Guerra de Ucrania" renace, nuevamente, el fantasma de un "general" creado por los nazis y Hollywood

El llamado "General Winter", en castellano "General Invierno", fue una creación del Ministro de propaganda nancy Joseph Goebbles. Durante la primera mitad de los años 40 del siglo pasado, la dictadura franquista utilizó ese espantajo para explicarle a los españoles el motivo por el que sus colegas fascistas alemanes, contra todo lo esperado eran derrotados en los campos de batalla soviéticos. Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial e iniciada la llamada "Guerra Fría", la maquinaria propagandística de Hollywood se apoderó igualmente del "General Winter"para demostrarle a sus conciudadanos que la II Guerra Mundial se había ganado gracias al desembarco estadounidense en Normandía. Ahora, con la "guerra de Ucrania", renace nuevamente de sus cenizas el espantajo de un general que nunca existió . El autor de este artículo, Manuel Medina, cree que ha llegado el momento de proceder a divulgar la auténtica historia de una intencionada invención.



POR MANUEL MEDINA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG



En el curso de las últimas semanas, no pocos forofos, de uno u otro signo, han comenzado a exhibir el espantajo del "General Invierno" para referirse al hecho inexorable de que esta cruda estación anual se aproxima a las tierras del Este europeo, haciendo esta ocasión su irrupción en el conflicto bélico que se desarrolla en Ucrania.

Durante décadas, a través de persuasivos mensajes fílmicos emitidos desde la eficaz y persuasiva máquina propagandística de Hollywood, hemos estado recibiendo una versión histórica deliberadamente falseada acerca de papel desempeñado durante la II Guerra Mundial por un supuesto "General Winter", que según esas mismas fuentes habría sido el que derrotó a Alemania en el curso de la segunda conflagración mundial.

Durante la pasada dictadura franquista, los profesores de Historia, bajo el guión obligatorio previamente diseñado por el Ministro de Educación Nacional de turno, nos explicaron a las generaciones de entonces que realmente no había sido el Ejército Rojo el que había ganado la guerra a los nazis alemanes.

Nos repitieron hasta la saciedad que quien realmente había derrotado a la
Wehrmacht había sido un mítico "General Invierno", cuya inmensa capacidad letal se encargó de congelar a todos aquellos soldados germanos que tuvieron la desventura de cruzarse con él. Según esta interesada versión, fue el "General Invierno", y no el Ejército soviético, el que acabó con la vida de millones de soldados alemanes que bajo las órdenes del Führer habían invadido la Unión Soviética con el objetivo de acabar con el Imperio del mal bolchevique.

La verdad es que este argumento no había sido siquiera un invento del fanatismo falangista de la "Una, Grande, Libre". Nunca los fascistas españoles habían sido excesivamente ingeniosos a la hora de elaborar una propaganda persuasiva. El mérito de ese mítico constructo fue del eficaz aparato propagandístico encabezado por Joseph Goebbles, el ministro de propaganda del Reich, que creó la imagen de un imbatible general, encarnado en una estación climática, para poder justificar las inesperadas derrotas del Ejército alemán.

El hecho de que nuevamente, y con motivo de la Guerra de Ucrania, haya vuelto a reaparecer a través de los medios este fantasioso mito del "General Invierno" me ha empujado a realizar este artículo, que tiene un propósito fundamentalmente didáctico y divulgativo, pero cuyos méritos de investigación historiográfica le corresponden exclusivamente al extenso trabajo realizado por
el historiador franco-canadiense Dr. Jacques R. Pauwels, autor del excelente libro "El mito de la guerra buena", cuya lectura recomendamos vivamente a los lectores.

El propósito del presente trabajo no ha sido otro, pues, que el de ayudar a acabar con la vida mítica del "General Winter", un militar que sólo existió en la enfebrecida mente de Joseph Goebbles y, también, en la de sus recreadores cinematográficos de Hollywood, cuando una vez iniciada la llamada "Guerra Fría"
relanzaron por turísticamente este producto propagandístico falsificado, de claro origen nancy.




Manuel Medina, prof. de Historia



LA HISTORIA DE UN GENERAL QUE NUNCA EXISTIÓ



La Segunda Guerra Mundial comenzó, al menos en lo que respecta a su «teatro europeo de operaciones», con el Ejército alemán arrasando Polonia en septiembre de 1939.

Una vez concluida esta primera etapa con la práctica derrota de los aliados occidentales, con la excepción de Inglaterra, Hitler se encontró en condiciones de centrar su atención en el proyecto que consideraba la gran misión que le había encomendado la divina Providencia: la destrucción integral de la Unión Soviética, cuna y semillero del comunismo y país al que le gustaba referirse como la «Rusia gobernada por judíos».

La verdad es que Hitler no solo sentía una enfervorizada pasión ideológica por atacar a la Unión Soviética. Sentía también que tenía la necesidad de hacerlo lo antes posible porque Alemania era, en efecto, una gran potencia industrial, pero carecía de acceso a determinadas materias primas realmente esenciales.

Con la derrota germana en la Primera Guerra Mundial, cuando el Reich fue bloqueado por la Royal Navy, quedó claramente demostrado que sin un suministro constante de materias primas estratégicas esenciales, en particular petróleo y caucho, Alemania era incapaz de ganar una guerra larga y prolongada. Entre 1940 y 1941, Alemania pudo continuar importando petróleo desde Rumanía y desde los aún neutrales Estados Unidos de América.

Pero no sólo importó petróleo desde los países citados. En el contenido de los acuerdos suscritos en el "Pacto de No agresión germano soviético", rubricado en agosto de 1939, la propia Unión Soviética suministró también petróleo a Alemania, pero con unas entregas que no llegaban a representar el 4% de todas las importaciones de petróleo alemanas en aquellos momentos. A cambio, Alemania tenía que entregar a la Unión Soviética productos industriales de alta calidad y tecnología militar de última generación.


Hitler, no obstante, percibía claramente, y con razón, que estos acuerdos constituían una condición altamente preocupante, ya que estaban contribuyendo a fortalecer las defensas soviéticas. Parece obvio reconocer que en esos momentos el tiempo no estaba jugando a favor de Hitler, por lo él mismo se temía que la «ventana de oportunidad» para lograr una victoria fácil en el Este se podía cerrar repentinamente. Por lo tanto, cuanto antes emprendiera la tarea de conquistar la Unión Soviética, mejor resultaría para Alemania, que una vez realizada la ocupación de ese país recibiría una auténtica lluvia de recursos ilimitados, incluidos los ricos campos petrolíferos del Cáucaso.





LA "OPERACIÓN BARBARROJA"



Fue el 18 de diciembre de ese mismo año, cuando el proyecto de una Ostkrieg, o sea, «la guerra del Este», recibió el nombre clave de "Operación Barbarroja".

Fueron nada menos que tres millones de soldados alemanes, a los que se sumaron alrededor de 700.000 soldados aliados de la Alemania hitleriana, los que cruzaron las fronteras de la Unión Soviética. Rápidamente, ese inmenso tsunami humano logró perforar enormes agujeros en las defensas soviéticas, un hecho que posibilitó que de forma vertiginosa se produjeran avances territoriales impresionantes, en los que miles de soldados del Ejército Rojo fueron muertos, heridos o hechos prisioneros.

De acuerdo con la historiografía dominante occidental, que quedó machaconamente reflejada en artículos reproducidos por los medios y por documentales de Hollywood, los ejércitos nancy-fascistas habrían logrado alcanzar Moscú y derrotar rápidamente a la Unión Soviética, si no se lo hubiera impedido la intervención del "General Winter", o el "General invierno", tal y como se le llamaba la prensa falangista española para tratar de explicar la ralentización de los avances alemanes contra la "Rusia bolchevique". De acuerdo con el aparato propagandístico de Joseph Goebbles, la inusual aparición temprana del frío fue la que se encargó de arruinar los iniciales planes triunfales de los generales alemanes, que no lograron equipar a sus tropas con ropa de invierno, sustrayéndole a Hitler una victoria rápida y segura.



[Img #73122]


LOS TRASQUILADORES TRASQUILADOS



EL MITO DEL "GENERAL INVIERNO"



Sin embargo, la verdad histórica es otra muy diferente. El avance del que entonces era el Ejército más poderoso del mundo fue detenido a costa de enormes pérdidas humanas y no por el "General Winter", tal y como propalaron inicialmente los medios occidentales recogiendo el infundio del propio aparato propagandístico nancy y luego continuaron difundiendo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Fueron los esfuerzos y sacrificios del pueblo soviético, tanto civiles como militares, los que lograron aquella victora.

Hitler y sus generales estaban plenamente convencidos de que su "guerra relámpago" tendría tanto éxito contra los soviéticos, como antes lo había tenido contra todos aquellos países con los que se habían enfrentado en Europa: Polonia, Francia,Bélgica, etc.

Desde su perspectiva ideológica fascista, estimaban que la Unión Soviética era una suerte de "gigante con los pies de barro", cuyo Ejército Rojo había quedado totalmente decapitado por las purgas del gobierno bolchevique a finales de la década de 1930. El Ejército soviético, en opinión del propio Hitler , "no era más que una broma". El Führer se sentía hasta tal punto plenamente confiado, que en las vísperas de la "Operación Barbarroja" "se veía a sí mismo al borde del mayor triunfo de su vida". Los propios expertos militares estadounidenses se mostraban también convencidos de que Hitler "aplastaría a Rusia como a un huevo".


El ministro de propaganda nancy, Joseph Goebbels, ya había escrito en su conocido Diario, el 2 de julio, que los soviéticos habían sufrido grandes pérdidas en los primeros momentos de la oleada turística, si bien, también desde entonces se vio obligado a reconocer en su diario que los soviéticos habían opuesto una dura resistencia y estaban respondiendo con mucha fuerza.


El general Franz Halder, en muchos sentidos el "padrino" del "Plan de ataque" contra la Unión Soviética, reconoció que la resistencia soviética era impresionantemente más fuerte que toda con la que el Ejército Alemán se habían enfrentado en Europa occidental. Los propios informes de la Wehrmacht se referían reiteradamente en sus partes de guerra a una resistencia "dura", incluso "salvaje", que logró causar a la Wehrmacht grandes pérdidas en hombres y equipos.


No pocas unidades soviéticas se filtraron en los tupidos pantanos de Pripet y en otros lugares, organizando una guerra partisana mortal para la cual ya habían realizado previos e intensos preparativos. Esta auténtica "guerra de guerrillas" dislocó dramáticamente las largas y vulnerables líneas de comunicación alemanas.


El Ejército Rojo sufrió, sin duda, grandes pérdidas, pero demostró igualmente ser capaz de perseverar, porque resultó ser mucho más grande de lo previsto por el alto mando alemán. Contaban con unas 360 divisiones, en lugar de las 300 que habían calculado los alemanes. Hitler estaba realmente furioso porque sus servicios secretos desconocían, asimismo, la existencia de un armamento realmente sofisticado para la época.



EL "GENERAL WINTER" NUNCA ESTUVO POR ALLÍ


La principal causa de preocupación para los alemanes fue el hecho de que el grueso del ejército Ejército Rojo logró retirarse en un orden más que aceptable, eludiendo el cerco y la destrucción e impidiendo una repetición de los casos de Cannas o Sedan, con los que habían soñado Hitler y sus generales. Parecía estar claro que los soviéticos se habían dedicado a observar y someter cuidadosamente al análisis militar los éxitos de la "guerra relámpago" alemana entre 1939 y 1940, aprendiendo de ella muy útiles lecciones.

El alto mando del Ejército Rojo observó que, en mayo de 1940, los franceses habían concentrado todas sus fuerzas justo en la frontera. Lo mismo sucedió en Bélgica. Ello hizo posible que la maquinaria de guerra alemana pudiera aplastarlos con facilidad de una sola vez. Los soviéticos abandonaron algunas tropas en la frontera, por supuesto, y estas unidades sufrieron, como era de esperar, las mayores pérdidas de la Unión Soviética durante las etapas iniciales de la "operación Barbarroja". Pero, contrariamente a lo que mantienen historiadores occidentales como Richard Overy , la mayor parte del Ejército Rojo se mantuvo en la retaguardia, evitando quedar atrapado. Fue esta "defensa en profundidad" la que frustró el objetivo alemán de destruir el Ejército Rojo en su totalidad.

Como escribiera el mariscal Zhukov en sus memorias, "la Unión Soviética habría sido aplastada si hubiéramos organizado todas nuestras fuerzas en la frontera".

En el frente interno germano muy pronto muchos civiles alemanes comenzaron a sentir que la guerra en el Este no iba bien. En Dresden, Victor Klemperer, un lingüista judío, hizo constar en su diario el 13 de julio que "nosotros sufrimos inmensas pérdidas, hemos subestimado a los rusos". De hecho, los alemanes sufrieron "pérdidas inmensas" durante su oleada turística de la Unión Soviética y esa sangría se empezó a producir desde el mismísimo principio.


En sólo tres semanas, las bajas alemanas en la Unión Soviética superaron las de toda la campaña en Francia en 1940. Entre el 22 de junio de 1941 y el 31 de enero de 1942, las pérdidas materiales ya incluían 6.000 aviones y más de 3.200 tanques y vehículos similares.

Menos de un mes después de que comenzara la "Operación Barbarroja", la percepción de que las cosas no iban bien en lo que se conocería como el "Frente oriental" ya se estaba extendiendo en Alemania. Una percepción que partía desde lo más alto de la jerarquía militar y política del III Reich y llegaba a los niveles civiles más bajos.

Los derrotados generales franceses concluyeron ya por aquellos días que una victoria alemana, no solo en la Unión Soviética sino en la guerra en general, ya no tenía ninguna posibilidad.


Uno de esos generales llegó a opinar que "Alemania no ganaría la guerra, pero ya la había perdido".

Robert Kershaw,
especialista en la guerra germano-soviética, ha descrito cómo "el impulso de la Blitzkrieg se agotó" ya desde la primera semana de julio, "el ritmo vaciló" en las semanas siguientes, y las vanguardias abandonaron los avances fulminantes tal y como lo habían hecho hasta entonces.

En ese mismo verano de 1941, el propio Hitler tuvo que abandonar su sueño de una victoria rápida y fácil, procediendo a reducir sus expectativas.

Y eso ya se produjo en unas fechas en las que para la llegada del todopoderoso "General Winter" quedaban todavía algunos meses.


https://canarias-semanal.org/art/33...o-nancy-de-un-militar-que-nunca-existio-audio
 
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Todo sarama pero bueno, no nos va a sorprender que un rojo de cosa se invente cosas.
Toma, lee:
Hombre.... Yo tambien soy un rojo de cosa, pero esque una cosa no quita la otra.

En el frente del este se ganó por los cohones societicos. . Y ayudado por un invierno te mata si vas mal equipado. Sera generao.. O cabo.... O almirante.
 
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