El antisemitismo cristiano.

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Nieves Concostrina es la voz oficiosa de la masonería en la Cadena SER. Hace el papel de "disidente", antes de que los disidentes de verdad, es decir, aquellos que dan una versión realmente alternativa y heterodoxa de la historia, se le adelanten al $istema. No sé si entiende lo que le explico.

Los alemanes que huyeron de su país tras el conflicto no eran "criminales de guerra" de ningún tipo, sino refugiados que simplemente abandonaron su patria en busca de perspectivas mejores y escapando de posibles represalias, tras la ocupación militar de su país por los verdaderos criminales de guerra aliados y bolcheviques. Todas esas historietas fantásticas que nos vende la sra. Concostrina, donde se mezclan anécdotas particulares con hechos generales manipulados, son de igual categoría que todas las patrañas que han rodeado al mito del "holocuento".

Las verdaderas redes de apoyo y escape las estableció el Vaticano para favorecer precisamente a los judíos, sus "hermanos mayores", injustamente despojados de su dignidad humana por los malvados nazis. Es más, cuando el Ejército Rojo llegó a Cracovia en enero de 1945, el futuro Papa Wojtyla salió a su encuentro y le dio la bienvenida, en compañía de otros seminaristas. Unas horas más tarde llegaron a la sede del Arzobispado Metropolitano, donde funcionaba el seminario, "tres generales rusos a presentar sus respetos al arzobispo Sapieha por sus actividades contra los nazis durante aquellos largos años". Los hechos se desarrollaron de esta manera por la sencilla razón que el Vaticano y las distintas iglesias eran enemigos oficiales del nazismo al menos desde 1937. Algo de lo que NO se ha retractado nunca.

De hecho, ya en septiembre de 1930, tres años antes de que Adolf Hitler subiera al poder, la archidiócesis de Maguncia condenó de forma pública al Partido nancy. Según las normas publicadas por el Ordinario de Maguncia, estaba «prohibido a cualquier católico inscribirse en las filas del partido nacionalsocialista de Hitler». «A los miembros del partido hitleriano no se les permitía tomar parte en grupo en funerales u tras celebraciones católicas similares». «Mientras un católico estuviera inscrito en el partido hitleriano no podía ser admitido a los sacramentos».

La denuncia de la archidiócesis de Maguncia fue publicada en primera página por «L’Osservatore Romano» en un artículo publicado el 11 de octubre de 1930. El título del artículo es: «El partido de Hitler condenado por la autoridad eclesiástica». En él se declaraba la incompatibilidad de la fe católica con el nacionalsocialismo. Ninguna persona que se declarara católica podía convertir se en miembro del partido nancy, bajo pena de la exclusión de los sacramentos.

En enero de 1933, con la llegada Adolf Hitler al poder, las asociaciones católicas alemanas difundieron un folleto titulado «Un llamamiento serio en un momento grave», en el que consideraban la victoria del Partido Nacionalsocialista «un desastre» para el pueblo y para la nación. El 10 de marzo de 1933, la Conferencia Episcopal alemana reunida en Fulda realizó un llamamiento al presidente de Alemania, el general Paul L. von Beneckendorff und von Hindenburg para expresar «nuestras preocupaciones más graves que son compartidas por amplios sectores de la población».


Hitler no fue católico nunca, como no los fueron la mayoría de los dirigentes nazis más conocidos, y como no lo fue nunca oficialmente el Tercer Reich, ni toda su iconografía, ni su simbología, ni su propaganda, ni su "weltanschauung" o cosmovisión del mundo, ni sus intenciones y finalidades, etc. Pero ello no implica que no respetasen las creencias religosas de los demás. Es una concepción netamente pagana (vivir y dejar vivir), frente al fundamentaliso, fanatismo e intransigencia judeocristiana.
Lutero a Hitler le importaba un bledo.
Léase el libro "Hitler y sus filósofos". El líder alemán tenía otras prioridades intelectuales.

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Su ecuación es absolutamente ridícula, pueril y pefabricada:
Como Hitler no era ateo... da por entendido que tenía que ser cristiano, quien, influenciado por el supuesto "antisemitismo" luterano, derivó todo en el "holocausto".
Pues bien, todo esto es completamente falso.

Haga el favor de responder a esta pregunta que le plantee con anterioridad. Quedo a la espera:

¿Me puede explicar que tienen de "cristiano" la esvástica y todo el conjunto de simbología rúnica y pagana que blasonaron, revistieron y modelaron toda la ideología, simbología e iconografía del nacionalsocialismo?


Por último, toda esa colección de bravatas donde pretende mezclarlo todo, propio de su dogmatismo preconcebido, se las rebate de manera mucho más documentada y detallada el jesuíta argentino P. Walter Mariaux, en su obra escrita en Buenos Aires en 1941 en dos tomos bajo pseudónimo (Testis Fidelis), enemigo declarado del nacionalsocialismo. Allí aporta material e información puntual y detallado sobre el "contencioso" del nazismo con la iglesia católica a tiempo real. La alta jerarquía eclesiástica y el Vaticano habían ya tomado partido por el triunfo aliado.

Cuando tenga a bien leerlo, algo que evidentemente no hará, como buen sectario, pásase de nuevo por aquí antes de volver a insertar sus pesadas, monotemáticas y tergiversadas teorías.
El nacionalsocialismo está condenado a día de hoy por absolutamente todo el mundo.

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La influencia de Hitler fueron el militarismo prusiano, el nacionalismo alemán, el antisemitismo cristiano, el racismo de Gobineau, las actitudes antiparlamentarias, la experiencia de la Primera Guerra Mundial y la filosofía de Schopenhauer.
 

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Nieves Concostrina es la voz oficiosa de la masonería en la Cadena SER. Hace el papel de "disidente", antes de que los disidentes de verdad, es decir, aquellos que dan una versión realmente alternativa y heterodoxa de la historia, se le adelanten al $istema. No sé si entiende lo que le explico.

Los alemanes que huyeron de su país tras el conflicto no eran "criminales de guerra" de ningún tipo, sino refugiados que simplemente abandonaron su patria en busca de perspectivas mejores y escapando de posibles represalias, tras la ocupación militar de su país por los verdaderos criminales de guerra aliados y bolcheviques. Todas esas historietas fantásticas que nos vende la sra. Concostrina, donde se mezclan anécdotas particulares con hechos generales manipulados, son de igual categoría que todas las patrañas que han rodeado al mito del "holocuento".

Las verdaderas redes de apoyo y escape las estableció el Vaticano para favorecer precisamente a los judíos, sus "hermanos mayores", injustamente despojados de su dignidad humana por los malvados nazis. Es más, cuando el Ejército Rojo llegó a Cracovia en enero de 1945, el futuro Papa Wojtyla salió a su encuentro y le dio la bienvenida, en compañía de otros seminaristas. Unas horas más tarde llegaron a la sede del Arzobispado Metropolitano, donde funcionaba el seminario, "tres generales rusos a presentar sus respetos al arzobispo Sapieha por sus actividades contra los nazis durante aquellos largos años". Los hechos se desarrollaron de esta manera por la sencilla razón que el Vaticano y las distintas iglesias eran enemigos oficiales del nazismo al menos desde 1937. Algo de lo que NO se ha retractado nunca.

De hecho, ya en septiembre de 1930, tres años antes de que Adolf Hitler subiera al poder, la archidiócesis de Maguncia condenó de forma pública al Partido nancy. Según las normas publicadas por el Ordinario de Maguncia, estaba «prohibido a cualquier católico inscribirse en las filas del partido nacionalsocialista de Hitler». «A los miembros del partido hitleriano no se les permitía tomar parte en grupo en funerales u tras celebraciones católicas similares». «Mientras un católico estuviera inscrito en el partido hitleriano no podía ser admitido a los sacramentos».

La denuncia de la archidiócesis de Maguncia fue publicada en primera página por «L’Osservatore Romano» en un artículo publicado el 11 de octubre de 1930. El título del artículo es: «El partido de Hitler condenado por la autoridad eclesiástica». En él se declaraba la incompatibilidad de la fe católica con el nacionalsocialismo. Ninguna persona que se declarara católica podía convertir se en miembro del partido nancy, bajo pena de la exclusión de los sacramentos.

En enero de 1933, con la llegada Adolf Hitler al poder, las asociaciones católicas alemanas difundieron un folleto titulado «Un llamamiento serio en un momento grave», en el que consideraban la victoria del Partido Nacionalsocialista «un desastre» para el pueblo y para la nación. El 10 de marzo de 1933, la Conferencia Episcopal alemana reunida en Fulda realizó un llamamiento al presidente de Alemania, el general Paul L. von Beneckendorff und von Hindenburg para expresar «nuestras preocupaciones más graves que son compartidas por amplios sectores de la población».


Hitler no fue católico nunca, como no los fueron la mayoría de los dirigentes nazis más conocidos, y como no lo fue nunca oficialmente el Tercer Reich, ni toda su iconografía, ni su simbología, ni su propaganda, ni su "weltanschauung" o cosmovisión del mundo, ni sus intenciones y finalidades, etc. Pero ello no implica que no respetasen las creencias religosas de los demás. Es una concepción netamente pagana (vivir y dejar vivir), frente al fundamentaliso, fanatismo e intransigencia judeocristiana.
Lutero a Hitler le importaba un bledo.
Léase el libro "Hitler y sus filósofos". El líder alemán tenía otras prioridades intelectuales.

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Su ecuación es absolutamente ridícula, pueril y pefabricada:
Como Hitler no era ateo... da por entendido que tenía que ser cristiano, quien, influenciado por el supuesto "antisemitismo" luterano, derivó todo en el "holocausto".
Pues bien, todo esto es completamente falso.

Haga el favor de responder a esta pregunta que le plantee con anterioridad. Quedo a la espera:

¿Me puede explicar que tienen de "cristiano" la esvástica y todo el conjunto de simbología rúnica y pagana que blasonaron, revistieron y modelaron toda la ideología, simbología e iconografía del nacionalsocialismo?


Por último, toda esa colección de bravatas donde pretende mezclarlo todo, propio de su dogmatismo preconcebido, se las rebate de manera mucho más documentada y detallada el jesuíta argentino P. Walter Mariaux, en su obra escrita en Buenos Aires en 1941 en dos tomos bajo pseudónimo (Testis Fidelis), enemigo declarado del nacionalsocialismo. Allí aporta material e información puntual y detallado sobre el "contencioso" del nazismo con la iglesia católica a tiempo real. La alta jerarquía eclesiástica y el Vaticano habían ya tomado partido por el triunfo aliado.

Cuando tenga a bien leerlo, algo que evidentemente no hará, como buen sectario, pásase de nuevo por aquí antes de volver a insertar sus pesadas, monotemáticas y tergiversadas teorías.
El nacionalsocialismo está condenado a día de hoy por absolutamente todo el mundo.

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Hitler, el cristiano

A lo largo de su vida, Hitler mostró una notable tendencia hacia la fe conservadora en Dios, se vio a sí mismo como un reformador y salvador del pueblo alemán y actuó de acuerdo con sus creencias. Se llamó a sí mismo cristiano y habló en términos admirables acerca de Jesús. En ningún momento Hitler denunció su propio cristianismo y, de hecho, apeló a Cristo como un luchador, tal como él mismo se veía a sí mismo como un luchador. Fue bautizado, tomó los sacramentos y recibió la Comunión. ¿Era un devoto asistente a la iglesia? No. ¿Apeló a los sacerdotes orantes? No. Pero las apelaciones a lugares físicos o a la jerarquía de la Iglesia no son lo que constituye el cristianismo. El cristianismo no existe "ahí fuera". Sólo existe en las mentes de ciertas personas que profesan una creencia en Dios y en Cristo. Es por eso que sólo podemos apelar a las palabras directas de un individuo para determinar su creencia, y Hitler expresó su creencia. con brutal honestidad.

Aquellos que compiten contra el cristianismo de Hitler convenientemente descartan sus propias palabras directas en las que hacía llamamientos a Dios, a Cristo y al cristianismo "positivo". No logran distinguir el cristianismo de Hitler como sistema de creencias versus el cristianismo organizado "corrupto". Fue este último lo que Hitler cuestionó, no sus creencias personales. Aún más revelador: ¿por qué los cristianos se basan en relatos indirectos, y sólo en aquellos que ¿Parece poner a Hitler en un modo anticristiano?

Para ver ejemplos de las propias opiniones de Hitler sobre la religión y Dios, consulte: Los discursos de Hitler y las creencias religiosas y el fanatismo de Hitler.

Sus argumentos hacia la religión cristiana se basaban en sus fuertes puntos de vista reformistas sobre la Iglesia tal como él la veía, independientemente de cómo a algunos cristianos de hoy les disgusta. De hecho, se veía a sí mismo como un reformador similar al del supuesto Jesús y Martín Lutero, el reformador protestante que también tuvo fuertes palabras que decir contra la ortodoxia católica. Las reformas siempre alteran el temperamento del creyente tradicional.

Los puntos de vista antirreligiosos por sí solos simplemente no pueden usarse como argumento contra las creencias personales de uno como cristiano, y dan una de las muchas razones por las cuales la charla de Hitler, incluso si es válida, no puede servir como evidencia contra el cristianismo de Hitler pero, irónicamente, en realidad apoya sus creencias personales como cristiano.

Para una comparación de Hitler con Dios, Jesús y otros cristianos, haga clic aquí .
 

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Los alemanes que huyeron de su país tras el conflicto no eran "criminales de guerra" de ningún tipo, sino refugiados que simplemente abandonaron su patria en busca de perspectivas mejores y escapando de posibles represalias, tras la ocupación militar de su país por los verdaderos criminales de guerra aliados y bolcheviques. Todas esas historietas fantásticas que nos vende la sra. Concostrina, donde se mezclan anécdotas particulares con hechos generales manipulados, son de igual categoría que todas las patrañas que han rodeado al mito del "holocuento".

Las verdaderas redes de apoyo y escape las estableció el Vaticano para favorecer precisamente a los judíos, sus "hermanos mayores", injustamente despojados de su dignidad humana por los malvados nazis. Es más, cuando el Ejército Rojo llegó a Cracovia en enero de 1945, el futuro Papa Wojtyla salió a su encuentro y le dio la bienvenida, en compañía de otros seminaristas. Unas horas más tarde llegaron a la sede del Arzobispado Metropolitano, donde funcionaba el seminario, "tres generales rusos a presentar sus respetos al arzobispo Sapieha por sus actividades contra los nazis durante aquellos largos años". Los hechos se desarrollaron de esta manera por la sencilla razón que el Vaticano y las distintas iglesias eran enemigos oficiales del nazismo al menos desde 1937. Algo de lo que NO se ha retractado nunca.

De hecho, ya en septiembre de 1930, tres años antes de que Adolf Hitler subiera al poder, la archidiócesis de Maguncia condenó de forma pública al Partido nancy. Según las normas publicadas por el Ordinario de Maguncia, estaba «prohibido a cualquier católico inscribirse en las filas del partido nacionalsocialista de Hitler». «A los miembros del partido hitleriano no se les permitía tomar parte en grupo en funerales u tras celebraciones católicas similares». «Mientras un católico estuviera inscrito en el partido hitleriano no podía ser admitido a los sacramentos».

La denuncia de la archidiócesis de Maguncia fue publicada en primera página por «L’Osservatore Romano» en un artículo publicado el 11 de octubre de 1930. El título del artículo es: «El partido de Hitler condenado por la autoridad eclesiástica». En él se declaraba la incompatibilidad de la fe católica con el nacionalsocialismo. Ninguna persona que se declarara católica podía convertir se en miembro del partido nancy, bajo pena de la exclusión de los sacramentos.

En enero de 1933, con la llegada Adolf Hitler al poder, las asociaciones católicas alemanas difundieron un folleto titulado «Un llamamiento serio en un momento grave», en el que consideraban la victoria del Partido Nacionalsocialista «un desastre» para el pueblo y para la nación. El 10 de marzo de 1933, la Conferencia Episcopal alemana reunida en Fulda realizó un llamamiento al presidente de Alemania, el general Paul L. von Beneckendorff und von Hindenburg para expresar «nuestras preocupaciones más graves que son compartidas por amplios sectores de la población».


Hitler no fue católico nunca, como no los fueron la mayoría de los dirigentes nazis más conocidos, y como no lo fue nunca oficialmente el Tercer Reich, ni toda su iconografía, ni su simbología, ni su propaganda, ni su "weltanschauung" o cosmovisión del mundo, ni sus intenciones y finalidades, etc. Pero ello no implica que no respetasen las creencias religosas de los demás. Es una concepción netamente pagana (vivir y dejar vivir), frente al fundamentaliso, fanatismo e intransigencia judeocristiana.
Lutero a Hitler le importaba un bledo.
Léase el libro "Hitler y sus filósofos". El líder alemán tenía otras prioridades intelectuales.

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Su ecuación es absolutamente ridícula, pueril y pefabricada:
Como Hitler no era ateo... da por entendido que tenía que ser cristiano, quien, influenciado por el supuesto "antisemitismo" luterano, derivó todo en el "holocausto".
Pues bien, todo esto es completamente falso.

Haga el favor de responder a esta pregunta que le plantee con anterioridad. Quedo a la espera:

¿Me puede explicar que tienen de "cristiano" la esvástica y todo el conjunto de simbología rúnica y pagana que blasonaron, revistieron y modelaron toda la ideología, simbología e iconografía del nacionalsocialismo?


Por último, toda esa colección de bravatas donde pretende mezclarlo todo, propio de su dogmatismo preconcebido, se las rebate de manera mucho más documentada y detallada el jesuíta argentino P. Walter Mariaux, en su obra escrita en Buenos Aires en 1941 en dos tomos bajo pseudónimo (Testis Fidelis), enemigo declarado del nacionalsocialismo. Allí aporta material e información puntual y detallado sobre el "contencioso" del nazismo con la iglesia católica a tiempo real. La alta jerarquía eclesiástica y el Vaticano habían ya tomado partido por el triunfo aliado.

Cuando tenga a bien leerlo, algo que evidentemente no hará, como buen sectario, pásase de nuevo por aquí antes de volver a insertar sus pesadas, monotemáticas y tergiversadas teorías.
El nacionalsocialismo está condenado a día de hoy por absolutamente todo el mundo.

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Genoud inventó las citas anticristianas

En el momento de la primera publicación de las traducciones de las conversaciones de mesa, Trevor-Roper, Cameron y RH Stevens probablemente no conocían las citas falsas de Genoud. Sin embargo, publicaciones posteriores no excusan los errores, y eso los convierte, como mínimo, en deshonestos.

Como ya se ha dicho, existen dos versiones de la charla de sobremesa original alemana. Uno editado por Martin Bormann llamado Bormann Vermerke ("Notas de Bormann") que, hasta 1980, existía sólo en la colección de Francois Genoud. La otra versión vino de Picker, quien obtuvo una copia de Heim y luego agregó sus propias entradas. Según Richard C. Carrier , "el Bormann Vermerke también contiene entradas realizadas por Bormann, y presumiblemente por Heim, durante el período cubierto por el texto de Picker, que inexplicablemente no se encuentran en su copia. También se supone que hay una tercera copia, que Bormann lo envió a una oficina en Munich, pero se perdió (probablemente destruido por las bombas aliadas)".

La edición de Picker tiene el mayor reclamo de autenticidad porque contiene el alemán real, tiene el apoyo de testimonios de testigos presenciales y respaldo académico. El siguiente en autoridad es el trabajo académico de Werner Jochmann, quien publicó el alemán de Bormann Vermerke en 1980 (que Trevor-Roper y otros utilizaron de la traducción francesa de Genoud). Las versiones alemanas del discurso no incluyen citas anticristianas.

La versión en inglés respaldada por Trevor-Roper (y todos los demás) contiene mentiras. ¡Estas mentiras provienen, palabra por palabra, de la traducción del francés de Genoud!

En una falsificación relacionada, el supuesto documento del Último Testamento de Hitler (supuestamente parte de la charla), Genoud le dio a David Irving, un historiador de la Segunda Guerra Mundial, una copia del manuscrito completo mecanografiado. Cada página fue "muy modificada y ampliada con la letra de alguien". Genoud admitió que era suyo y luego le admitió a Irving que todo el texto mecanografiado era su propia creación y dijo: " Pero es exactamente lo que Hitler habría dicho, ¿no es así? " En otras palabras, el Último Testamento de Hitler era falso.
 

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A lo largo de las páginas web sobre el cristianismo de Hitler, me he basado principalmente en citas de primera mano del hombre infame: el libro de Hitler 'Mein Kampf', sus discursos grabados por cámara, radio, proclamaciones y cartas escritas y firmadas personalmente por Hitler. No me basé en rumores porque quienes lo admiraban u odiaban tenían motivos para embellecerlo con sus propias creencias. La mejor manera de evaluar a una persona implica examinar las palabras y acciones de la persona directamente en lugar de hacerlo indirectamente a través de editores y relatos de oídas.

Sin embargo, al abordar la historia de Hitler, no se consideraría justo excluir la mención de supuestos dichos de Hitler, provenientes de fuentes apócrifas como las "Conversaciones secretas con Hitler", "Hitler - Memorias de un confidente", las memorias de Albert Speer o " Hitler's Table Talk" (también conocidas como "Conversaciones privadas"). A este último se refieren principalmente los que se oponen al cristianismo de Hitler. Porque Hitler's Table Talk es la única fuente donde se puede encontrar a Hitler, supuestamente, denunciando la religión hasta tal punto.




La charla de mesa de Hitler

Aquellos que niegan que Hitler sea cristiano invariablemente encontrarán las conversaciones grabadas de Hitler entre 1941 y 1944 como evidencia incontrovertible de que no pudo haber sido cristiano. La fuente generalmente proviene de la edición traducida al inglés (de una traducción francesa) de Norman Cameron y RH Stevens, con una introducción de HR Trevor-Roper.

En la conversación, Hitler dice cosas como: " Nunca aceptaré la mentira cristiana... ", " Nuestra época verá ciertamente el fin de la enfermedad del cristianismo ".

El problema con estas citas anticristianas es que el texto alemán de la charla de mesa no las incluye, fueron compuestas por François Genoud, el traductor de la versión francesa, ¡la misma versión en la que se basan las traducciones al inglés! (Más sobre esto a continuación).

Incluso si creyera que la charla incluía citas anticristianas, en ninguna parte de la charla Hitler habla en contra de Jesús o su propio tipo de cristianismo. Por el contrario, en la mesa de conversación Hitler habla admirablemente de Jesús. Hitler, por supuesto, criticó la religión organizada en un sentido político (como lo hacen muchos cristianos hoy), pero nunca en un sentido religioso. Pero los problemas con el uso de las conversaciones de mesa de Hitler como evidencia de la apostasía de Hitler son muchos:

1) La confiabilidad de la fuente (rumores y edición del anticatólico Bormann)

2) La fiabilidad de múltiples traducciones, del alemán al francés y al inglés.

3) La parcialidad de los traductores (especialmente Genoud).

4) La conversación en la mesa refleja pensamientos que no ocurren en otras conversaciones públicas o privadas de Hitler.

5) En ninguna parte Hitler denuncia a Jesús o su propio tipo de cristianismo.

6) Las partes "anticristianas" de Table-Talk no coinciden con las acciones de Hitler a favor del cristianismo "positivo".



La confiabilidad de la fuente.


Ninguna de las conversaciones de mesa de Hitler fue grabada o capturada en audio, película o transmitida por radio. Según HR Trevor-Roper, Hitler se negó a admitir ninguna grabadora mecánica en su habitación. Hitler permitió a regañadientes que Martin Bormann eligiera taquígrafos (Heim, Piker) para grabar las conversaciones. En primer lugar, fue idea de Bormann registrar los pensamientos de Hitler. En un facsímil escrito después de la última conversación grabada de Hitler, Bormann escribió una directiva que decía:

" Por favor, guarde estas notas con mucho cuidado, ya que serán de gran valor en el futuro. Ahora he pedido a Heim que tome notas completas como base para estas actas. Cualquier transcripción que no sea del todo apropiada será revisada por mí " [Trevor-Roper, recuadro] (en negrita, mío)
"Apropiado" significa apropiado; adecuado; adecuado. Sólo se puede especular sobre lo que Bormann quiere decir exactamente con "volver a comprobar". Sin embargo, aquí es importante que ni Heim ni Bormann pudieran estar en condiciones de determinar lo que se considera oportuno, teniendo en cuenta las opiniones sesgadas de Bormann contra el catolicismo. ¿Deberíamos tomar como simple coincidencia que las denuncias de Hitler sobre la Iglesia en el Table-Talk sean paralelas a los sentimientos anti-iglesia de Martin Bormann, pero en ningún otro lugar?

Martin Bormann fue el instigador, el combustible y la razón de la percepción de muchos cristianos de que el nazismo estaba en contra del cristianismo. Muchas veces, las citas atribuidas a Hitler son en realidad de Bormann. Es bien sabido que Bormann trabajó en secreto contra la religión católica a espaldas de Hitler y sin su permiso. Se ha señalado que "la lucha contra las organizaciones eclesiásticas" era el proyecto favorito de Bormann. A pesar de los repetidos intentos de Bormann de persuadir a Hitler para que actuara contra las Iglesias, Hitler insistió en que "no ha habido ni habrá ningún anuncio oficial del Partido". [VonLang, p.191]

¿Cómo puede un buscador honesto de la verdad confiar en las charlas de Hitler cuando toda la transcripción fue editada y conservada por el anticatólico Bormann?

Dos escribas registraron las conversaciones de Hitler durante el nombramiento de Martin Bormann. Una fue grabada por un funcionario del Ministerio de Justicia del Reich, Heinrich Heim, del 5 de julio de 1941 al 20 de marzo de 1942. Posteriormente, del 21 de marzo de 1942 al 31 de julio de 1942, fue tomada por el Dr. Henry Piker. El registro, ya fuera de Heim o de Picker, pasó a Bormann. Bormann hizo dos copias de su disco. Uno de ellos se guardó en el Fühererbau de Munich y fue quemado al final de la guerra; el otro fue enviado al Berghof de Berchtesgaden y finalmente llegó a manos de Genoud. De esta segunda copia se tradujo el volumen de las charlas de mesa de Hitler. [Trevor-Roper, pág.viii]

Además, el Dr. Picker consideró su propia grabación como auténtica e insistió en que " no se puede confiar en la edición que Bormann hizo de ella ". De hecho, escribe, con bastante irritación, sobre " las modificaciones de Bormann, no autorizadas por mí " . , pág.viii]. Desafortunadamente, no disponemos de la versión inalterada de las grabaciones del Dr. Picker o Heim.

Es decir, no existen originales y las copias fueron filtradas y editadas por Bormann. La conversación en la mesa no puede considerarse una grabación de primera mano de las palabras de Hitler. Sólo por este hecho, no puedo utilizarlos con integridad o certeza como fuente para la voz de Hitler, especialmente en lo que respecta a la religión, que bien podría reflejar el sesgo anticatólico de Bormann.

Aunque Trevor-Roper no argumenta en ninguna parte contra el cristianismo de Hitler, sí nos proporciona una razón bastante dudosa para aceptar la charla de mesa de Hitler:

"Debemos ir directamente a las declaraciones personales de Hitler: no ciertamente a sus cartas y discursos (éstos, aunque valiosos, son demasiado públicos, demasiado formalizados para tales propósitos), sino a sus conversaciones privadas, sus Charlas de Mesa. Charlas de Mesa. Como los cuadernos, revelan la mente de un hombre de manera mucho más completa e íntima que cualquier expresión formal. [Trevor-Roper, pág.xiv]
Desafortunadamente, Trevor-Roper no nos da una razón por la cual Table-Talk supuestamente ofrece una mirada más íntima a una persona. Por el contrario, me resultaría mucho más revelador escuchar una respuesta razonada y pensada, ya que esto probablemente proporcionaría una explicación precisa del pensamiento real de cada uno. (Me estremecería al pensar cómo uno podría malinterpretar mis sentimientos personales a partir de mis declaraciones durante un diálogo alegre).

¡Pero lo más perjudicial para el razonamiento de Trevor-Roper es que las Charlas de Mesa no fueron privadas! Hitler supo desde el principio que los escribas estaban allí para dar cuenta de él para la posteridad futura. Eran tan públicos como cualquiera de las cartas y discursos preescritos de Hitler. Entonces, ¿en qué sentido podrían estas conversaciones "libres" revelar más que cartas y discursos? Trevor-Roper ni nadie más nos da una buena respuesta.
 

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Los alemanes que huyeron de su país tras el conflicto no eran "criminales de guerra" de ningún tipo, sino refugiados que simplemente abandonaron su patria en busca de perspectivas mejores y escapando de posibles represalias, tras la ocupación militar de su país por los verdaderos criminales de guerra aliados y bolcheviques. Todas esas historietas fantásticas que nos vende la sra. Concostrina, donde se mezclan anécdotas particulares con hechos generales manipulados, son de igual categoría que todas las patrañas que han rodeado al mito del "holocuento".

Las verdaderas redes de apoyo y escape las estableció el Vaticano para favorecer precisamente a los judíos, sus "hermanos mayores", injustamente despojados de su dignidad humana por los malvados nazis. Es más, cuando el Ejército Rojo llegó a Cracovia en enero de 1945, el futuro Papa Wojtyla salió a su encuentro y le dio la bienvenida, en compañía de otros seminaristas. Unas horas más tarde llegaron a la sede del Arzobispado Metropolitano, donde funcionaba el seminario, "tres generales rusos a presentar sus respetos al arzobispo Sapieha por sus actividades contra los nazis durante aquellos largos años". Los hechos se desarrollaron de esta manera por la sencilla razón que el Vaticano y las distintas iglesias eran enemigos oficiales del nazismo al menos desde 1937. Algo de lo que NO se ha retractado nunca.

De hecho, ya en septiembre de 1930, tres años antes de que Adolf Hitler subiera al poder, la archidiócesis de Maguncia condenó de forma pública al Partido nancy. Según las normas publicadas por el Ordinario de Maguncia, estaba «prohibido a cualquier católico inscribirse en las filas del partido nacionalsocialista de Hitler». «A los miembros del partido hitleriano no se les permitía tomar parte en grupo en funerales u tras celebraciones católicas similares». «Mientras un católico estuviera inscrito en el partido hitleriano no podía ser admitido a los sacramentos».

La denuncia de la archidiócesis de Maguncia fue publicada en primera página por «L’Osservatore Romano» en un artículo publicado el 11 de octubre de 1930. El título del artículo es: «El partido de Hitler condenado por la autoridad eclesiástica». En él se declaraba la incompatibilidad de la fe católica con el nacionalsocialismo. Ninguna persona que se declarara católica podía convertir se en miembro del partido nancy, bajo pena de la exclusión de los sacramentos.

En enero de 1933, con la llegada Adolf Hitler al poder, las asociaciones católicas alemanas difundieron un folleto titulado «Un llamamiento serio en un momento grave», en el que consideraban la victoria del Partido Nacionalsocialista «un desastre» para el pueblo y para la nación. El 10 de marzo de 1933, la Conferencia Episcopal alemana reunida en Fulda realizó un llamamiento al presidente de Alemania, el general Paul L. von Beneckendorff und von Hindenburg para expresar «nuestras preocupaciones más graves que son compartidas por amplios sectores de la población».


Hitler no fue católico nunca, como no los fueron la mayoría de los dirigentes nazis más conocidos, y como no lo fue nunca oficialmente el Tercer Reich, ni toda su iconografía, ni su simbología, ni su propaganda, ni su "weltanschauung" o cosmovisión del mundo, ni sus intenciones y finalidades, etc. Pero ello no implica que no respetasen las creencias religosas de los demás. Es una concepción netamente pagana (vivir y dejar vivir), frente al fundamentaliso, fanatismo e intransigencia judeocristiana.
Lutero a Hitler le importaba un bledo.
Léase el libro "Hitler y sus filósofos". El líder alemán tenía otras prioridades intelectuales.

Ver archivo adjunto 1805438

Su ecuación es absolutamente ridícula, pueril y pefabricada:
Como Hitler no era ateo... da por entendido que tenía que ser cristiano, quien, influenciado por el supuesto "antisemitismo" luterano, derivó todo en el "holocausto".
Pues bien, todo esto es completamente falso.

Haga el favor de responder a esta pregunta que le plantee con anterioridad. Quedo a la espera:

¿Me puede explicar que tienen de "cristiano" la esvástica y todo el conjunto de simbología rúnica y pagana que blasonaron, revistieron y modelaron toda la ideología, simbología e iconografía del nacionalsocialismo?


Por último, toda esa colección de bravatas donde pretende mezclarlo todo, propio de su dogmatismo preconcebido, se las rebate de manera mucho más documentada y detallada el jesuíta argentino P. Walter Mariaux, en su obra escrita en Buenos Aires en 1941 en dos tomos bajo pseudónimo (Testis Fidelis), enemigo declarado del nacionalsocialismo. Allí aporta material e información puntual y detallado sobre el "contencioso" del nazismo con la iglesia católica a tiempo real. La alta jerarquía eclesiástica y el Vaticano habían ya tomado partido por el triunfo aliado.

Cuando tenga a bien leerlo, algo que evidentemente no hará, como buen sectario, pásase de nuevo por aquí antes de volver a insertar sus pesadas, monotemáticas y tergiversadas teorías.
El nacionalsocialismo está condenado a día de hoy por absolutamente todo el mundo.

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La gente suele afirmar que Adolf Hitler se adhirió al ateísmo, al humanismo o a alguna antigua mitología pagana nórdica. Ninguna de estas ideas fantasiosas y equivocadas se sostiene. Aunque uno de los secuaces de Hitler, Alfred Rosenberg, emprendió una campaña de propaganda mitológica nórdica, Hitler y la mayoría de sus secuaces no creían en ella.

Muchos libros, documentales de televisión y sermones dominicales estadounidenses que predican el "mal" de Hitler han eliminado al dios de Hitler para sus audiencias cristianas, pero uno sólo tiene que leer sus propios escritos para apreciar que el Dios de Hitler es igual al mismo Dios de la Biblia cristiana. Hitler tenía muchas creencias histéricas que no solo incluyen a Dios y la Providencia sino también al Destino, el darwinismo social y la política ideológica. Habló, sin vergüenza, de Dios, del fanatismo, del idealismo, del dogma y del poder de la propaganda. Hitler tenía una fe firme en todas sus convicciones. Justificó su lucha por el pueblo alemán y contra los judíos utilizando un razonamiento bíblico y piadoso. De hecho, una de sus declaraciones más reveladoras lo deja bastante claro:

"Por eso hoy creo que actúo según la voluntad del Creador Todopoderoso: defendiéndome del judío, lucho por la obra del Señor ".
Aunque Hitler no practicaba la religión en un sentido eclesiástico, ciertamente creía en el Dios de la Biblia. Criado como católico, fue a una escuela del monasterio y, curiosamente, caminaba todos los días junto a un arco de piedra en el que estaba tallado el escudo de armas del monasterio, que incluía una esvástica. Cuando era niño, el objetivo más ardiente de Hitler era convertirse en sacerdote. Gran parte de su filosofía provino de la Biblia y, de manera más influyente, del movimiento socialcristiano. (El movimiento social cristiano alemán, sorprendentemente, se parece al movimiento de derecha cristiana actual en Estados Unidos.) Muchos han cuestionado la postura de Hitler sobre el cristianismo. Aunque luchó contra ciertos sacerdotes católicos que se oponían a él por razones políticas, su fe en Dios y en la patria nunca lo abandonó. Muchos cristianos a lo largo de la historia se han opuesto a los sacerdotes cristianos por diversas razones; Esto no significa necesariamente que uno esté en contra de sus propias creencias cristianas. El Papa y los obispos del Vaticano tampoco lo repudiaron jamás; ¡De hecho lo bendijeron! Como prueba de su supuesto cristianismo, dijo:

"Mis sentimientos como cristiano me señalan a mi Señor y Salvador como un luchador. Me señalan al hombre que una vez, en soledad, rodeado de unos pocos seguidores, reconoció a estos judíos por lo que eran y convocó a hombres para luchar contra ellos y que ¡La verdad de Dios! fue mayor no como sufriente sino como luchador. Con amor ilimitado como cristiano y como hombre leí el pasaje que nos cuenta cómo el Señor finalmente se levantó con su poder y tomó el azote para expulsar de el Templo la cría de víboras y víboras. Cuán terrible fue Su lucha por el mundo contra el veneno judío. Hoy, después de dos mil años, con la más profunda emoción reconozco más profundamente que nunca el hecho de que fue por esto que Él tuvo que derramar Su sangre en la Cruz. Como cristiano no tengo el deber de dejarme engañar, pero sí tengo el deber de ser luchador por la verdad y la justicia... Y si hay algo que pueda demostrar que somos actuar correctamente es la angustia que crece cada día, porque como cristiano también tengo un deber para con mi propio pueblo.
-Adolf Hitler, en un discurso pronunciado el 12 de abril de 1922 (Norman H. Baynes, ed. The Speeches of Adolf Hitler , abril de 1922-agosto de 1939, vol. 1 de 2, págs. 19-20, Oxford University Press, 1942)
El antisemitismo de Hitler surgió de su educación cristiana. La Austria y Alemania cristianas de su época daban por sentada la creencia de que los judíos tenían un estatus inferior al de los cristianos arios. El repruebo judío no surgió de Hitler, sino de la predicación de sacerdotes católicos y ministros protestantes en toda Alemania durante cientos de años. El propio líder protestante, Martín Lutero, sentía un repruebo furioso por los judíos y su religión judía. En su libro " Sobre los judíos y sus mentiras ", Lutero estableció el estándar para el repruebo judío en la Alemania protestante hasta la Segunda Guerra Mundial. Hitler expresó una gran admiración por Martín Lutero.

Hitler no tuvo que hacer alarde de su creencia en Dios, como lo hacen ahora tantos cristianos estadounidenses. Tampoco tuvo que justificar su creencia divina contra un movimiento ateo. Daba por sentadas sus creencias, tal como lo hacían la mayoría de los alemanes en aquella época. Su impulso apuntaba a la política, no a la religión. Pero a través de su razonamiento político y religioso estableció en 1933 una Iglesia Cristiana del Reich Alemán, uniendo a las iglesias protestantes para inculcar la fe en un cristianismo nacional alemán.

Las generaciones futuras deberían recordar que Adolfo Hitler no podría haber llegado al poder sin el apoyo de las iglesias protestante y católica y de la población cristiana alemana.

Las siguientes citas proporcionan algunas de las expresiones de Hitler sobre su creencia en la religión, la fe, el fanatismo, la Providencia e incluso algunas de sus paráfrasis de la Biblia. De ninguna manera representa la totalidad de las preocupaciones de Hitler. Para comprender el contexto completo de estas citas, imploro al lector que estudie Mein Kampf.
 

MZAA

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Hitler no dice absolutamente nada de eso.
Mediante subterfugios y ocultamientos, muchos de los líderes de la Iglesia y cristianos fieles de hoy han camuflado el cristianismo de Adolf Hitler y han intentado marcarlo como ateo, adorador de un culto pagano o falso cristiano. Sin embargo, desde la formación temprana del partido nancy y durante todo el período de conquista y crecimiento, Hitler expresó su apoyo cristiano a la ciudadanía y a los soldados alemanes. En la década de 1920, el Partido de los Trabajadores Alemanes de Hitler (término prenazi) adoptó un "Programa" con veinticinco puntos (la versión nancy de una constitución). En el punto veinticuatro, su intención demuestra claramente, desde el principio, su postura a favor de un cristianismo "positivo":​
24. Exigimos libertad para todas las confesiones religiosas en el Estado, en la medida en que no representen un peligro para él y no militen contra la moral y el sentido moral de la raza alemana. El Partido, como tal, defiende el cristianismo positivo , pero no se vincula en materia de credo a ninguna confesión particular. Lucha contra el espíritu materialista judío dentro y fuera de nosotros y está convencido de que nuestra nación puede lograr una salud permanente desde dentro sólo sobre la base del principio: el interés común antes que el interés propio.
Los discursos y proclamas de Hitler, aún más claramente, revelan su fe y sus sentimientos hacia una Alemania cristianizada. El nazismo presenta una vergüenza para el cristianismo y demuestra el peligro de la fe. Las siguientes palabras de Hitler muestran su desdén por el ateísmo y los cultos paganos, y revelan la fuerza de sus sentimientos cristianos:
Mis sentimientos como cristiano me señalan a mi Señor y Salvador como un luchador. Me señala al hombre que una vez, en soledad, rodeado sólo por unos pocos seguidores, reconoció a estos judíos por lo que eran y convocó a los hombres a luchar contra ellos y quién, ¡la verdad de Dios! fue mayor no como víctima sino como luchador. Con amor ilimitado como cristiano y como hombre, leí el pasaje que nos cuenta cómo el Señor finalmente se levantó en Su poder y tomó el azote para expulsar del Templo a la prole de víboras y víboras. Cuán terrible fue su lucha por el mundo contra el veneno judío. Hoy, después de dos mil años, con profunda emoción reconozco más profundamente que nunca que fue por esto que tuvo que derramar su sangre en la Cruz. Como cristiano no tengo el deber de dejarme engañar, pero sí tengo el deber de ser un luchador por la verdad y la justicia... Y si hay algo que podría demostrar que estamos actuando correctamente es la angustia que diariamente crece. Porque como cristiano también tengo un deber para con mi propio pueblo... Cuando salgo por la mañana y veo a estos hombres haciendo cola y miro sus rostros demacrados, entonces creo que no sería un cristiano, sino un ¡Qué diablos sería si no sintiera piedad de ellos, si no me volviera, como hizo nuestro Señor hace dos mil años, contra aquellos por quienes hoy este pobre pueblo es saqueado y explotado!
-Adolf Hitler , en su discurso en Munich el 12 de abril de 1922

[Nota, "cría de víboras" aparece en Matt. 3:7 y 12:34. Juan 2:15 describe a Jesús expulsando a los cambistas (víboras) del templo. La palabra "víboras" también aparece en Salmos 140:3]
Así como el judío alguna vez pudo incitar a la turba de Jerusalén contra Cristo, así hoy debe lograr incitar a personas que han sido engañadas a la locura a atacar a aquellos que, ¡la verdad de Dios! Tratemos de tratar con este pueblo con total honestidad y sinceridad.
-Adolf Hitler , en Munich, el 28 de julio de 1922
En la Biblia encontramos el texto: "Lo que no es frío ni caliente, vomitaré de mi boca". Esta expresión del gran Nazareno ha mantenido su profunda vigencia hasta el día de hoy.
-Adolf Hitler , discurso en Munich, 10 de abril de 1923
[La cita bíblica proviene de Jesús en Apocalipsis 3:16]


En la vida de las naciones, lo que decide en última instancia las cuestiones es una especie de tribunal de Dios... Siempre ante Dios y el mundo, el más fuerte tiene derecho a realizar lo que quiera.
-Adolf Hitler , discurso en Munich, 13 de abril de 1923
Hay tres palabras que muchos usan sin pensar y que para nosotros no son eslóganes: Amor, Fe y Esperanza... Somos fanáticos en nuestro amor por nuestro pueblo...
Tenemos fe en los derechos de nuestro pueblo, los derechos que han existido desde tiempos inmemoriales. Protestamos contra la idea de que todas las demás naciones deberían tener derechos... y nosotros no tenemos ninguno. Debemos aprender a hacer nuestra esta fe ciega en los derechos de nuestro pueblo, en la necesidad de dedicarnos al servicio de esos derechos; debemos hacer nuestra la fe en que gradualmente se nos concederá la victoria si somos lo suficientemente fanáticos. Y de este amor y de esta fe surge para nosotros la idea de esperanza. Cuando otros dudan y dudan sobre el futuro de Alemania, nosotros no tenemos dudas. Tenemos tanto la esperanza como la fe en que Alemania volverá a ser grande y poderosa una vez más.
Tenemos fe en que un día el Cielo traerá de regreso a los alemanes a un Reich sobre el cual no habrá ninguna estrella soviética ni estrella de David judía, pero sobre ese Reich estará el símbolo del trabajo alemán: la esvástica. Y eso significará que realmente ha llegado el primero de mayo.
-Adolf Hitler , discurso en Munich, 01 de mayo de 1923
[El amor, la fe y la esperanza provienen de 1 Corintios 13:13 NVI]
La gente pregunta: ¿hay alguien apto para ser nuestro líder? Nuestra tarea no es buscar a esa persona. O Dios nos lo dará o no vendrá. Nuestra tarea es darle forma a la espada que necesitará cuando venga. ¡Nuestra tarea es proporcionar al líder una nación que esté lista para recibirlo cuando llegue! Mis queridos alemanes, ¡despierten! ¡El nuevo día está amaneciendo!
-Adolf Hitler , 4 de mayo de 1923.
No importa si estas armas nuestras son humanas: si nos dan la libertad, están justificadas ante nuestra conciencia y ante nuestro Dios.
-Adolf Hitler , en Munich, 01 de agosto de 1923
 

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Aunque la mitología racialista del nazismo alemán (aquella que trataba de justificar la superioridad aria) era una combinación absurda bastante enrevesada de elementos cristianos combinados con paganismo nordico, pseudociencias y ocultismo. El partido nacional-socialista alemán, y Hitler en particular, eran cristianos católicos.

Así, la ideología nancy se publicitaba y autojustificaba desde la narración católica, su antisemitismo era de origen cristiano, y por supuesto su discurso político proviene del fascismo italiano que a su vez giraba en torno al nacionalismo tradicionalista cristiano.

Además, sus aliados politicos en Europa incluyendo el papado, Musolini y Franco, se inscribian todos en el nacional-catolicismo como ideología central.

Y para los demagogos de extrema derecha que simpatizan con la vision nancy pero les avergüenza reconocerlo o se niegan a admitirlo. No, el nacional-socialismo alemán no tiene nada que ver con el socialismo o el marxismo. El nombre se debe a que es una ideología colectivista, al igual que la socialista. Pero al contrario del socialismo, en nazismo no se centraba en la lucha de clases, sino en el tradicionalismo patriótico, religioso y racial. Es decir se substituyen la aspiraciones obreras de justicia social del socialismo por las aspiraciones de los "verdaderos patriotas blancos cristianos" de reclamar su país para ellos para recuperar su supuesta geandeza perdida.

Si les suena vagamente familiar, no es un error ni una casualidad. Es porque los lideres políticos de la derecha actual: el brasileño Bolsonaro, el americano Trump, el argentino Milei, el español Abascal, la italiana Meloni y no pocos otros. Usan al pie de la letra el discurso político ideológico del nazismo, envuelto en una patina de culto al capitalismo libertario. Y lo emplean usando las herramientas de propaganda populista que cultivaron con tanta eficacia en paralelo el gobierno de Hitler y el de Estalin