Disculpen un momento. Si no les importa voy a expresar mi opinión y a realizar un pequeño aporte. Creo que el desafío planteado por el forero cusbe11 es de una razonabilidad y de una sensatez incuestionable. Asimismo, las respuestas del forero AYN RANDiano2 parecen estar a una gran altura. Al respecto debo decir que, sin ser en absoluto experto en el tema, la argumentación científica del negacionismo sobre el sida parece estar a la misma altura que la argumentación oficialista. Respecto a los otros foreros, decir que algunos de ellos me parecen intoxicadores, como si estuvieran metiendo baza en un debate al que no han sido convocados. Por ello, si mi intervención no es bienvenida, les ruego me disculpen y, simplemente, la ignoren.
Dicho esto, creo que la realización del experimento que se plantea es extremadamente complicada. Tanto si la versión oficial es correcta, como si se trata de un bulo de proporciones gigantescas, la cantidad de intereses implicados es enorme. Y el intenso deseo, de unos o de otros, de que el resultado del experimento apunte a una u otra dirección, podría fácilmente hacerlo naufragar.
En este estado de cosas, mi sugerencia es pues, simplemente (y solo en el caso de que realmente se esté planteando seriamente la realización de un experimento como éste), acudir a un notario para realizarla. O mejor, a varios. Es decir, una serie de grupos de personas, compuestos cada uno de ellos por un médico oficialista, otro médico disidente, una persona sana y una persona diganosticada oficialmente como portadora del VIH. Cada uno de estos grupos acude a un notario y se procede a transferir sangre de la persona infectada a la persona sana. Todo esto con la máxima discreción, teniendo en cuenta el peligro al que las personas recién infectadas podrían quedar sometidas, dado que su propósito sería el de demostrar la existencia de una gran conspiración alrededor de esta enfermedad. Pasados unos años, procurando el máximo secreto sobre el experimento, se muestran los resultados a la luz pública, dando fe de ello los notarios implicados y se discuten los resultados. Tal vez existan impedimentos legales para transferir sangre infectada a una persona sana, en cuyo caso habría que consultar la normativa que procediera (y que desconozco), pero si hay notarios que han puesto planetas, satélites y asteroides a nombre de personas físicas, raro sería no encontrar algún notario dispuesto a dar su fe pública para este experimento. ¿Qué les parece?.
Gracias por leerme.