Es literalmente imposible que tengas un nivel académico superior al mío. Y para llegar al mismo, literalmente, ocurre una vez por facultad y año.
Entiende que no dé más detalles, y entiendo que no te lo quieras creer. Yo no he sacado mis títulos a pasear el primero, y sólo puedo decir que el papel timbrado del estado que me certifica para lo que me certifica no lo tuve que pagar, gracias a ese evento que ocurre una vez por facultad y año.
Respecto al riñón... lo comparaste. El problema es que la mayoría estáis tan condicionados para pensar de una manera (con plena independencia de la titulación académica), que vosotros mismos cortocircuitáis el flujo del razonamiento cuando os lleva a terrenos prohibidos.
Finalmente, "el derecho a decidir sobre el propio cuerpo" no es una cuestión de comprensión: es una opción que algunos aceptan y otros no. Otros tomamos más factores en consideración, partiendo de la base de que si se ponen tantísimos esfuerzos institucionales en forzar a que sólo se pueda pensar de una forma (insisto, tu ejemplo de que "si no comprendes el derecho a decidir sobre el propio cuertpo"), es porque hay motivos suficientemente importantes como para invertir lo que sea necesario en que se mantenga esa forma de pensar.
Que conste que yo no soy prohibicionista. Está razonablemente bien explicado en freakonomics, y hay otros analistas que ofrecen un cuadro bastante completos sobre las consecuencias de la prohibición. Básicamente, el infanticidio es una forma de regulación de la población tan asentado en nuestra especie que la prohibición directa sólo lleva a cometerlo de forma ilegal, con el aumento de daños consiguiente. Por otra parte, también está muy estudiado el efecto del aborto masivo en la población de la ex-URSS. Si tienes interés en lo que hablas, está a un golpe de google scholar.
Siempre he sido contrario al aborto en mi caso personal. Sufrí un aborto espontáneo y lo pasé jodidamente mal. Ni quiero pensar en lo que pasan las parejas y, sobre todo, las mujeres cuando el aborto se ejecuta, pasan las semanas y crece la conciencia. Al menos, algunas mujeres muy mal informadas sobre lo que iban a hacer.
Lo que soy es partidario de eliminar la sacralidad del aborto y de incentivar la natalidad sin prohibir. Como el tabaco, informar de las consecuencias a las mujeres, especialmente a las jóvenes. Y después, ofrecer alternativas creíbles para la natalidad imprevista.