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“En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”, Mahatma Gandhi. ¿Y para sirven los símbolos políticos o sociales? La familia Rothschild recibió y dio alojamiento en su casa a Karl Marx. Y Nathan Mayer Rothschild le pidió que escribiera “El Capital”, explicándole sobre la existencia de un “plan” a futuro llamado “globalización”
Un símbolo es la representación apreciable de un concepto, con rasgos asociados por una convención aceptada. Muchos grupos, instituciones, estructuras u organizaciones utilizan símbolos que los representan: existen símbolos concernientes a diversas entidades culturales: artísticas, religiosas, políticas, comerciales, deportivas, etc. La creencia popular proyecta que estos símbolos unen a las personas. Pero la verdad, es que la mayoría de estos símbolos atan y dividen a la humanidad. Fue por ello que la familia Rothschild recibió y dio alojamiento en su casa a Karl Marx cuando este último huyó de Prusia[0]. Y Nathan Mayer Rothschild (16 de septiembre de 1777 – 28 de julio de 1836) [1], le pidió que escribiera “El Capital“, explicándole sobre la existencia de un “plan” a futuro llamado “globalización“. Y es que, si alguien tenía claro el concepto “Divide y triunfaras” era el miembro de la Cámara de Londres y dueño de los principales bancos y fortunas de Inglaterra Lionel Rothschild [2] (1808-1879), a quien también se atribuyó por mucho tiempo la autoria de “Los Protocolos de los Sabios de Sion”. La elite que controla el planeta finalmente consiguió, a lo largo del tiempo, instaurar los emblemas que fraccionan a la humanidad, y la humanidad sufrió holocaustos inimaginables.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”, Buda.
La familia Rothschild, conocida como “los Rothschild”, es una dinastía de financieros y banqueros internacionales ultra capitalistas, impulsores del imperialismo a nivel global, de origen judeoalemán. Los Rothschild fueron declarados nobles por los gobiernos de Austria e Inglaterra. La familia es desde el siglo XIX uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros de Europa.
Sin embargo…
En el año 1800 Rothschild era conocido por su defensa y apoyo a los objetivos del Sionismo. Pero una faceta menos conocida de este plutócrata fue su condición de financiero de Karl Marx y del Marxismo internacional. Según Christian Rakovsky [3], el papel de Lionel Walter Rothschild no era el de simple tesorero, sino sobretodo el de verdadero jefe en la sombra del Comunismo marxista”. Para él esta doctrina negadora de anteriores movimientos socialistas y encauzadora de las energías proletarias de Europa era “una criatura en manos de una pequeña élite”. Marx consiguió refugiarse en Inglaterra cuando huía de la persecución de las policías prusiana [4] y francesa y también, gracias a Heine, encontró refugio en la casa de los Rothschild de Londres -donde también había encontrado protección con anterioridad un masón británico que ocuparía el asiento de primer ministro del Reino Unido, Benjamin Disraeli.
Según Rakovsky, “Los Rothschilds no eran los tesoreros, sino los jefes del primer comunismo secreto… Marx y los más altos jefes de la Primera Internacional … fueron controlados por el Barón Lionel Rothschild, revolucionario cuyo retrato fue hecho por el Primer Ministro inglés, Disraeli, que también fue su criatura, y nos ha llegado en la novela de Disraeli: “Coningsby”.
La ideología de Karl Marx fue una artimaña histórica, una estratagema de la élite dominante. Marx estaba relacionado con la familia Rothschild. Nathan Mayer Rothschild se casó con Hannah Barent-Cohen, hija de Levi Barent-Cohen y Lydia Diamantschleifer y nieta por vía paterna de Barent Cohen, cuyo otro hijo Salomon David Barent-Cohen se casó con Sara Brandes, bisabuela de Karl Marx. “Nathan Rothschild le dio a Marx dos cheques de varios miles de libras para financiar el socialismo. Los cheques fueron expuestos en el British Museum, después que Lord Lionel Walter Rothschild, un fideicomisario, legó su museo y biblioteca al British Museum,” argumenta David Rivera en Aviso final: Una Historia del Nuevo Orden Mundial.
“Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto” (Albert Einstein).
El increíble -pero verazmente histórico- hecho que el propio Karl Marx creara “El Capital” por encargo de un barón de la economía, nada menos que un Rotschild.
Cuando se atan cabos y se descubren las estrechas, casi sanguíneas relaciones que las principales familias detentadoras del poder político y económico mundial que en los últimos doscientos años han mantenido entre sí, se advierte que en cualquiera de las grandes potencias existe una verdadera “rotación de puestos de autoridad” entre unos pocos apellidos.
“Durante más de un siglo, extremistas ideológicos en ambos polos del espectro político han aprovechado incidentes bien divulgados -como mi encuentro con Castro- para atacar a la familia Rockefeller debido a la excesiva influencia que dicen que la misma ejerce sobre las instituciones políticas y económicas estadounidenses”. Dijo David Rockefeller, comiéndose una S. Fueron varios encuentros y no uno.
Citando a Faber-Kaiser [5]: “Así, en carta dirigida a Mazzini [6] con fecha del 15 de agosto de 1871 -hace más de un siglo- Pike [7] le comunica que la Primera Guerra Mundial se debía generar para permitir a los Iluminados derrocar el poder de los zares en Rusia, y transformar este país en la fortaleza del comunismo ateo. Las divergencias provocadas por los agentes de los Iluminados entre los imperios británico y alemán -y también la lucha entre el pangermanismo y el paneslavismo- se debían aprovechar para fomentar esta guerra. Una vez concluida, se debía edificar el comunismo y utilizarlo para destruir otros gobiernos y debilitar a las religiones”. “La Segunda Guerra Mundial debía fomentarse aprovechando las diferencias entre fascistas y sionistas políticos. La lucha debía iniciarse para destruir el nazismo e incrementar el sionismo político, con tal de permitir el establecimiento del Estado soberano de Israel en Palestina. Durante la Segunda Guerra Mundial se debía edificar una Internacional Comunista lo suficientemente robusta como para equipararse a todo el conjunto cristiano. En este punto se la debía de contener y mantener, para el día en que se la necesitase para el cataclismo social final”. “La Tercera Guerra Mundial se debe de fomentar aprovechando las diferencias promovidas por los agentes de los Iluminados entre el sionismo político y los dirigentes del mundo de la religión del amor. La guerra debe de orientarse de forma tal que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente, mientras que otras naciones se verán obligadas a entrar en la lucha, hasta el punto de agotarse física, mental, espiritual y económicamente”.
“Desandemos este sendero. La Comisión Trilateral es una agrupación de personas privadas de las altas finanzas, del mundo de los negocios y de la política, procedentes de Norteamérica, Europa Occidental y Japón, que brinda a la élite procedente de la masonería de las distintas orientaciones unas posibilidades de encuentro, con vistas a una colaboración secreta que abarca todo el mundo. El objetivo ideológico de la Comisión Trilateral es el mismo que el del Council for Foreign Relations (Consejo para Relaciones Exteriores), fundado en 1921 por el banquero norteamericano Morgan, y conocido también como “el Gobierno invisible”.
Se explica por esta trama secreta de planificación del destino de la humanidad, el que Karl Marx escribiera sus obras londinenses por encargo de Nathan Rothschild (cuyo apellido significa “escudo” o “protector de los gente de izquierdas”). Repito: Los cheques con los que le pagó pudieron verse en el Museo Británico. Marx participó en la fundación de la Primera Internacional en 1864.
“Si hablamos del poder efectivo, debemos mencionar a los Rockefeller y -más importantes aún- a los Rothschild. En sucesión ascendente siguen los Bilderberger, un club formado en mayo de 1954 e integrado por los 500 hombres y organizaciones más ricas e influyentes del mundo, que se propone la instauración del “Nuevo Orden Mundial”.
Entonces ellos fundaron el Comunismo, y al mismo tiempo y para la opinión pública, se convirtieron en los líderes del capitalismo. Instituyeron símbolos sociales, raciales y políticos, y explotaron los pre-existentes símbolos religiosos potenciando el fanatismo para dividir a la humanidad en todo ámbito posible.
La familia Rockefeller desde principio del siglo XX y en muy poco tiempo, se transformó en monopolista de la industria petrolera norteamericana. Llegó a concentrar en sus manos el 95% de la exploración, explotación, distribución y venta minorista de gasolina en EE.UU. Esta familia es famosa por su riqueza y por sus actividades oscuras que disfrazan como filantrópicas. La dinastía fue fundada por John D. Rockefeller, quien creó un vasto imperio empresarial, especialmente en el sector petrolero y en lo sucesivo la familia ha contado con importantes empresarios, ejecutivos y políticos de renombre. Son considerados como una de las familias más famosas y poderosas del mundo. Tras la fin de John Davison Rockefeller I, la familia comenzó a operar más aún en el sector inmobiliario y de los bienes raíces, destacando como proyecto principal el Rockefeller Center. La familia además mantuvo el control sobre muchas otras inversiones, en el mundo financiero, de la construcción, la minería, entre otros. Además progresivamente se fue consolidando su legado empresarial, bajo el nombre de diferentes empresas, incluyendo la Exxon Mobil, la Chevron, la Sohio, la Penzoil, el “JP Morgan Chase”, el Grupo Rockefeller, entre otras.
Son financistas de Monsanto y de la industria farmacéutica, así como de las campañas de vacunación de la Organización Mundial de la Salud. Incluso se sospecha que tanto ellos como los Rothschild adquirieron laboratorios farmacéuticos. Las campañas de vacunación son promocionadas como obras de caridad mientras la prensa mundial y los funcionarios políticos ocultan los efectos adversos de estos letales químicos.