Cualquier cosa puede caber en cabeza humana, pero lo más normal es que se contrate con un proveedor y entretanto llegue un requerimiento de embargo. Para el cliente es un marrón indeseable, pues le obliga a pagar al embargante y dejar al proveedor con dos palmos de narices. El proveedor da una pésima imagen a sus clientes y lo más normal es que no se le vuelva a compar, pues lo que se desea de él es un buen producto o servicio y nada más.
Que pueda haber connivencia entre cliente y provedor, pues no es imposible, pero poco o nada habitual. Además por muy administración pública que se sea esas cosas hay que probarlas en los tribunales y no es nada fácil. Tendría que ser habitual, reiterado y más que evidente.
¿Y además quién en su sano juicio se va a meter en un marrón para salvarle el ojo ciego a un iluso?