Almeida
Madmaxista
Una bibliotecaria italiana consigue dos días de baja laboral para atender a su mascota por sendas operaciones.
Ahora, una mujer italiana, que vive sola, ha conseguido dos días de permiso laboral pagado para cuidar a su perra enferma. Anna, una bibliotecaria de una universidad de Roma, lo logró con la ayuda de una organización animalista, la Liga Anti Vivisección (LAV). Un juez decidió que el centro universitario de la Sapienza debía otorgar a su empleada, de 53 años, dos jornadas pagadas porque de lo contrario, y según el argumento de los abogados, Anna incurriría en un delito de abandono o grave maltrato, algo que se castiga con una pena de prisión de un año y una multa de hasta 10.000 euros.
Anna pidió sendos días de permiso retribuidos a su universidad por "motivos familiares" para cuidar de su perra Ciucciola, de 12 años, en dos operaciones, una de un cáncer mamario y otra a causa de una dolencia de faringe. Cuando solicitó el segundo, comprobó que el primer día se le había contabilizado como vacaciones. "Pero la perra es mi familia, estoy sola, no tenía a nadie que la cuidara", declaró a Corriere della Sera, "y tengo otro perro, un beagle de 17 años, Duca".
En España, se han empezado a dar los primeros pasos para que los animales dejen de ser cosas. Estoy segura de que si preguntáramos a quienes vivimos con ellos si deberíamos tener derecho a un permiso para cuidarles cuando han salido del quirófano y nadie más puede, contestaríamos todos lo mismo.
Ahora, una mujer italiana, que vive sola, ha conseguido dos días de permiso laboral pagado para cuidar a su perra enferma. Anna, una bibliotecaria de una universidad de Roma, lo logró con la ayuda de una organización animalista, la Liga Anti Vivisección (LAV). Un juez decidió que el centro universitario de la Sapienza debía otorgar a su empleada, de 53 años, dos jornadas pagadas porque de lo contrario, y según el argumento de los abogados, Anna incurriría en un delito de abandono o grave maltrato, algo que se castiga con una pena de prisión de un año y una multa de hasta 10.000 euros.
Anna pidió sendos días de permiso retribuidos a su universidad por "motivos familiares" para cuidar de su perra Ciucciola, de 12 años, en dos operaciones, una de un cáncer mamario y otra a causa de una dolencia de faringe. Cuando solicitó el segundo, comprobó que el primer día se le había contabilizado como vacaciones. "Pero la perra es mi familia, estoy sola, no tenía a nadie que la cuidara", declaró a Corriere della Sera, "y tengo otro perro, un beagle de 17 años, Duca".
En España, se han empezado a dar los primeros pasos para que los animales dejen de ser cosas. Estoy segura de que si preguntáramos a quienes vivimos con ellos si deberíamos tener derecho a un permiso para cuidarles cuando han salido del quirófano y nadie más puede, contestaríamos todos lo mismo.