Demonio de Tasmania
Madmaxista
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Por razones familiares he pasado las dos últimas semanas en Málaga de vacaciones y he podido constatar que la ciudad vive una burbuja auténticamente espeluznante. Cuando estalle no va a dejar títere con cabeza, porque todas las burbujas de la historia han acabado explotando. Las calles del centro a explotar de guiris, se oyen veinte idiomas por la calle, el español es minoritario. Solo tienes que poner un poco el oído. Colas absolutamente para todo, para comprar, entrar en un museo "franquiciado" del Ayuntamiento. El centro de la ciudad y algunas zonas de los barrios se ha convertido en una gigantesca terraza al aire libre, con bares clónicos, que todos sirven lo mismo y cuyas mesas impiden en paso por la calle a más de tres personas juntas. He leído la prensa local estos días. Las noticias casi siempre favorables al actual estado de cosas, muy poca crítica. Se ve que hay o miedo al poder local o pasta por medio (yo creo que ambas cosas). Se quiere ampliar el aeropuerto (500.000 viajeros más cada año). Sin embargo, la noticia que más me ha llamado la atención es que en este año pasado se ha superado el número de viviendas compradas en Málaga sin hipoteca. Ello supone que el comprador (fondos, gente con pasta o lo que sea) llega a tocateja y planta la pasta. Lo que explica que la vivienda en Málaga, incluso zulos bastante cutres de más de 40 años alcancen precios de Beverly Hills. Del alquiler ni hablo, directamente imposible, por la fruta oleada turística de las viviendas turísticas. El rentista cañí se ha subido a la parra de una manera infame. Nuevos proyectos de hoteles en la ciudad y la famosa torre rascacielos que quieren hacer en el puerto, ya aprobada por el Ayuntamiento (del PP). También he leído que la sequía es brutal y se ve cuando vas por los alrededores de Málaga: parece que este año pasado ha llovido menos de 200 litros por metro cuadrado (precipitación ya directamente presaharaniana) y la demanda de agua no deja de crecer. Este pasado martes llovió algo, pero la precipitación máxima en la provincia fue de 17 litros en un pueblo de la serranía de la Axarquía, en Málaga cayeron 7 litros (cuando se esperaba que iba a caer la mundial, otra ocasión en que las lluvias pasan de largo en Málaga). Pero no hay problema, según la prensa, porque van a poner desaladoras a 0 € el metro cúbico, para que sigan viniendo los guiris.
Ahora lo que he visto: las carreteras las mismas de siempre y ni asomo de mejora. Peajes abusivos en las dos autopistas de pago de la provincia (5,50 € por 20 km). Atascos permanentes para entrar en la ciudad por la mañana y por la tarde. Todos los aparcamientos de pago (incluso en los barrios, te tienes que ir al quinto pino a aparcar gratis). Las dos líneas de metro de juguete, con trenes acondroplásicos siempre llenos y con estaciones que son auténticas ratoneras el día que ocurra alguna desgracia. La red de cercanías muy escasa (valle del Guadalhorce y Fuengirola) y no se prevé ampliarla. Dicen que el metro lo ampliarán: pues para lo que ha hecho con ese metro Ibertrén, mejor que no hagan nada. El tema de la sanidad, verdaderamente dantesco: sin duda uno de los peores de España. Los mismos hospitales que hace 30 años, todos en pésimo estado de conservación y los malagueños no paran de quejarse de las bestiales listas de espera para atención primaria (más de una semana para cita) y especialistas con retrasos de varios meses. Ahora hay problemas para instalar una gran depuradora en el río Guadalhorce, porque se ha convertido en una cloaca que vierte al mar exclusivamente aguas residuales de todos los pueblos del entorno y no hay espacio.
Creo que esta ciudad va a acabar colapsando. Es un modelo agotado, cuyo territorio no da más de si. Veremos como acaba el verano, cuando ya el año pasado las noches eran infernales de calor y humedad (y le tuve que rogar a mi santa que nos fuéramos antes de lo previsto, porque dormir toda la noche con el aire acondicionado es un tormento). Lo mejor es que la temperatura en invierno es buena (siempre que salgas a la calle después de las 10 de la mañana, es decir, horario turístico, porque a las 7:00 h., que tuve que salir con mi cuñado para hacer un pequeño arreglo en su casa, la humedad que se metía por los huesos era tremenda, eso sí, el aire no corta como en Madrid en estas fechas). Encima como este invierno y primavera no llueva no habrá ni agua para ducharse como no tengan aljibes en los edificios. Es un modelo que condena a los malagueños a ser subsidiarios de los guiris en los servicios, carne de alquiler expoliador y creación de empleo de bajísima calidad. Por cierto, que ya he empezado a ver camareros sudamericanos y marroquíes en los bares y chiringuitos, cosa que hasta ahora era una rareza porque la mayoría del personal era local, pero ya estos trabajadores extranjeros están por todas partes en el centro de la ciudad y en las zonas de los chiringuitos de playa.
Los malagueños coinciden de que la ciudad está de moda, pero muchos son conscientes de que las modas se pasan. Algunos están contentos, porque son zotes no ven más allá de las luces de navidad de la calle de Larios, pero una mayoría está bastante harta de que le hayan robado su ciudad y comentan que estos solo enriquece a los cuatro de siempre y a los círculos políticos cercanos al alcalde. Señalan que la calidad de vida en la ciudad ha empeorado bastante y que todo está masificado (eso se ve a simple vista, incluso una vez pasó el día de Reyes). Lo que yo veo es también un burbujón inmobiliario y mediático del copón (Málaga está todos los días en los medios de comunicación nacionales con publirreportajes pagados por el Ayuntamiento y la Diputación). Cuando esta burbuja explote va a ser catastrófico para la ciudad, porque mucha gente se ha acostumbrado a sacarse 4000 pavos al mes extra poniendo un zulo en alquiler turístico, sin hacer nada más. Mucho empresario palillero de la hostelería, que sirve cosa de fritanga a precio de oro, va a llorar cuando esto se derrumbe, porque todo depende del tráfico aéreo del extranjero y del madrileño que sigue con eso de la playita en plan José Luis López Vázquez y ésto último no da para mucho y, además, hay mucha competencia. También se ven bastantes turistas vascos. Todo territorio tiene un límite y una capacidad de carga, pero creo que los responsables políticos de Málaga y los "agentes económicos", el sistema, en definitiva, no entienden de esto y les da todo igual con tal de seguir adelante con su política de tierra quemada, mientras se llenen los bolsillos. Y la sociedad bailando al son de esta música.
La situación del empleo juvenil en Málaga es desastrosa, con trabajos solo en hostelería de pésima calidad y sueldos muy bajos, combinados con unos precios de la vivienda inasumibles. Además, creo que el territorio ya no da más de si (Málaga es un pasillo entre la montaña y el mar) y con unas expectativas de aumento de una población para la que la demanda de agua existente no es suficiente y menos con el progresivo descenso de las precipitaciones de los últimos 20 años y que nada indica que vaya a cambiar. Antes, me dicen mis familiares, se podía tirar lloviendo en invierno tres o cuatro días seguidos y no parar (hace muchos años me pillo alguna así en la ciudad); hoy llueve un rato por la mañana o por la tarde, despeja y hasta pasado un mes y medio o más, no vemos una gota. Creo que ahí están los datos. En fin, saludos a los malagueños que sufren las consecuencias de este modelo destructor de las sociedades que algunos han implantado en su ciudad, a la que le tengo un gran cariño y me duele ver como la han prostituido.
Ahora lo que he visto: las carreteras las mismas de siempre y ni asomo de mejora. Peajes abusivos en las dos autopistas de pago de la provincia (5,50 € por 20 km). Atascos permanentes para entrar en la ciudad por la mañana y por la tarde. Todos los aparcamientos de pago (incluso en los barrios, te tienes que ir al quinto pino a aparcar gratis). Las dos líneas de metro de juguete, con trenes acondroplásicos siempre llenos y con estaciones que son auténticas ratoneras el día que ocurra alguna desgracia. La red de cercanías muy escasa (valle del Guadalhorce y Fuengirola) y no se prevé ampliarla. Dicen que el metro lo ampliarán: pues para lo que ha hecho con ese metro Ibertrén, mejor que no hagan nada. El tema de la sanidad, verdaderamente dantesco: sin duda uno de los peores de España. Los mismos hospitales que hace 30 años, todos en pésimo estado de conservación y los malagueños no paran de quejarse de las bestiales listas de espera para atención primaria (más de una semana para cita) y especialistas con retrasos de varios meses. Ahora hay problemas para instalar una gran depuradora en el río Guadalhorce, porque se ha convertido en una cloaca que vierte al mar exclusivamente aguas residuales de todos los pueblos del entorno y no hay espacio.
Creo que esta ciudad va a acabar colapsando. Es un modelo agotado, cuyo territorio no da más de si. Veremos como acaba el verano, cuando ya el año pasado las noches eran infernales de calor y humedad (y le tuve que rogar a mi santa que nos fuéramos antes de lo previsto, porque dormir toda la noche con el aire acondicionado es un tormento). Lo mejor es que la temperatura en invierno es buena (siempre que salgas a la calle después de las 10 de la mañana, es decir, horario turístico, porque a las 7:00 h., que tuve que salir con mi cuñado para hacer un pequeño arreglo en su casa, la humedad que se metía por los huesos era tremenda, eso sí, el aire no corta como en Madrid en estas fechas). Encima como este invierno y primavera no llueva no habrá ni agua para ducharse como no tengan aljibes en los edificios. Es un modelo que condena a los malagueños a ser subsidiarios de los guiris en los servicios, carne de alquiler expoliador y creación de empleo de bajísima calidad. Por cierto, que ya he empezado a ver camareros sudamericanos y marroquíes en los bares y chiringuitos, cosa que hasta ahora era una rareza porque la mayoría del personal era local, pero ya estos trabajadores extranjeros están por todas partes en el centro de la ciudad y en las zonas de los chiringuitos de playa.
Los malagueños coinciden de que la ciudad está de moda, pero muchos son conscientes de que las modas se pasan. Algunos están contentos, porque son zotes no ven más allá de las luces de navidad de la calle de Larios, pero una mayoría está bastante harta de que le hayan robado su ciudad y comentan que estos solo enriquece a los cuatro de siempre y a los círculos políticos cercanos al alcalde. Señalan que la calidad de vida en la ciudad ha empeorado bastante y que todo está masificado (eso se ve a simple vista, incluso una vez pasó el día de Reyes). Lo que yo veo es también un burbujón inmobiliario y mediático del copón (Málaga está todos los días en los medios de comunicación nacionales con publirreportajes pagados por el Ayuntamiento y la Diputación). Cuando esta burbuja explote va a ser catastrófico para la ciudad, porque mucha gente se ha acostumbrado a sacarse 4000 pavos al mes extra poniendo un zulo en alquiler turístico, sin hacer nada más. Mucho empresario palillero de la hostelería, que sirve cosa de fritanga a precio de oro, va a llorar cuando esto se derrumbe, porque todo depende del tráfico aéreo del extranjero y del madrileño que sigue con eso de la playita en plan José Luis López Vázquez y ésto último no da para mucho y, además, hay mucha competencia. También se ven bastantes turistas vascos. Todo territorio tiene un límite y una capacidad de carga, pero creo que los responsables políticos de Málaga y los "agentes económicos", el sistema, en definitiva, no entienden de esto y les da todo igual con tal de seguir adelante con su política de tierra quemada, mientras se llenen los bolsillos. Y la sociedad bailando al son de esta música.
La situación del empleo juvenil en Málaga es desastrosa, con trabajos solo en hostelería de pésima calidad y sueldos muy bajos, combinados con unos precios de la vivienda inasumibles. Además, creo que el territorio ya no da más de si (Málaga es un pasillo entre la montaña y el mar) y con unas expectativas de aumento de una población para la que la demanda de agua existente no es suficiente y menos con el progresivo descenso de las precipitaciones de los últimos 20 años y que nada indica que vaya a cambiar. Antes, me dicen mis familiares, se podía tirar lloviendo en invierno tres o cuatro días seguidos y no parar (hace muchos años me pillo alguna así en la ciudad); hoy llueve un rato por la mañana o por la tarde, despeja y hasta pasado un mes y medio o más, no vemos una gota. Creo que ahí están los datos. En fin, saludos a los malagueños que sufren las consecuencias de este modelo destructor de las sociedades que algunos han implantado en su ciudad, a la que le tengo un gran cariño y me duele ver como la han prostituido.