Al-Garete:
"Al-Garete" <noquiero@maspam.com> escribió en el mensaje
news:dn26ea$3dq$1@news.ya.com...
>
> "Aquilino" <a.moorcillo@iies.es> escribió en el mensaje
> news:Fy0lf.223830$E72.2123012@telenews.teleline.es...
>>
>> Es que resulta que en Derecho el significado de las palabras es
>> fundamental. Ni un secuestro significa lo mismo que rapto (aunque los
>> periodistas lo confundan) ni un homicidio es equivalente a un asesinato:
>> la diferencia puede estar entre la absolución y los 30 años de guandoca.
>> Pues en Derecho político, tampoco es igual una nación política que una
>> nación cultural, ya que la diferencia es la soberanía. Y entre entidades
>> soberanas cabe la Confederación, pero no la Federación, en que esa
>> soberanía no la tienen los territorios, sino los ciudadanos.
> De acuerdo. Pero ese parece el artículo estrella de entre todos los que
> hay. Para mi son más graves otros hechos. Como por ejemplo la ruptura del
> principio de solidaridad. Algo que hace poco estaba clarísimo, de pronto
> se cuestiona y se convierte en lo contrario: las comunidades que
> tradicionalmente aportan más y reciben menos, "no pueden seguir con esa
> carga".
Ya he dicho que TODO el Estatuto tiene un objetivo: convertir a España en
Confederación, o lo que es igual, crear una entidad soberana como
equivalente a otra u otras (la nación denaciones que se postuló en el Pacto
de Barcelona entre CiU, PNV y BNG), por lo que la soberanía macional, que a
partir de la Ilustración reside en los ciudadanos, pasa a depender de los
territorios, en una alucinante vuelta al medievalismo.
Y la esencia del Estado medieval es la existencia de los privilegios, a los
que se enfrentó la mentalidad ilustrada con la idea de la libertad, igualdad
y fraternidad.
Volver al privilegio puede considerarse con la forma de dos caras de la
misma moneda: una cara es la política y otra la económica. La cara económica
indica que en una federación o Estado unitario (que en esto coinciden), los
ciudadanos se igualan en impuestos y el Estado los reparte con criterios de
equidad acordados entre todos. La cara política es la forma de Estado, que
si es confederación, un territorio no tiene nada que ver con otro, sino sólo
para cuestiones comunes pactadas, como las fuerzas armadas, mientras si es
federación, la soberanía es de los ciudadanos y no de los territorios.
El gran avance político de la Ilustración, que se manifestó en las primeras
constituciones estadounidense y francesa, fue precisamente la abolición de
los privilegios, y la conversión del súbdito en ciudadano.
La regresión histórica que pretende el nacionalismo es precisamente volver
al privilegio, por el que una clase política caciquil se enquista en el
poder local y se desconecta económicamente del resto de los ciudadanos de
otros territorios.
El ejemplo clásico de la ruptura con el Antiguo Régimen está en la
Constitución de los EEUU, y en el caso económico en este artículo:
"Octava Sección
1.. El Congreso tendra facultad: Para establecer y recaudar
contribuciones, impuestos, derechos y consumos; para pagar las deudas y
proveer a la defensa común y bienestar general de los Estados Unidos; pero
todos los derechos, impuestos y consumos serán uniformes en todos los
Estados Unidos.
2.. Para contraer empréstitos a cargo de creditos de los Estados Unidos".
En definitiva, los impuestos son competencia del Gobierno federal, y no de
los estados. Ciertamente, al querer el Estatuto volver al Antiguo Régimen,
además de un intervencionismo político y económico feroz, incompatible con
el mundo moderno, y que reforzaría el caciquismo, pretende romper los
principios ilustrados de solidaridad que viene prevaleciendo en el mundo
civilizado desde hace dos siglos.
¿Cómo puede defender la izquierda tal aberración reaccionaria del
nacionalismo?
Pues este pasado domingo, Santos Juliá publicaba en El País un artículo con
este título:
"LA COLUMNA. Desde el preámbulo del Estatut aparece el rancio discurso de
la nación hipostasiada".
En síntesis, el artículo contesta a los "progres" catalanes que se preguntan
por qué la izquierda española no los apoya en el Estatut. Y la respuesta es
que ese Estatuto destila fascismo por todos lados. "Para decirlo brevemente:
tal y como nos ha llegado, ese texto jamás debió haber sido escrito, menos
aún aclamado".
Esa actitud es prácticamente la de la totalidad de los intelectuales de
izquierda en España, y es la que en el Congreso detectaron con sus reproches
quienes fueron a él a defenderlo. ¿Que el PP coincide? Evidentemente, así
es. Sólo políticos muy comprometidos con su permanenca en el poder por los
apoyos con que cuentan, parecen no haberse dado cuenta de que esa
ultraderecha a la que acusan los catalanistas de estar en contra del
Estatuto... en realidad, está en Cataluña. Y esa catalanofobia, sólo en sus
mentes, ya que los fascismos se caracterizan por confundir la discrepancia
con la antipatria.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Pues el Presidente del Gobierno tendrá que
acabar dando explicaciones de por qué desatascó el Estatuto convocando a
Artur Mas en Madrid (la frase es de Javier Pradera -que tampoco es del PP-en
otro artículo de El País).
Alfonso Guerra -que tampoco es del PP- ha dicho que si dedicó media vida
para defender que los nacionalistas expusieran sus ideas, dedicará la otra
media para evitar que las realicen.
¿Que volver al caciquismo medieval es un síntoma de progresismo? Pues eso
sólo denota el nivel intelectual de quien proclama tal ideología retrógrada.
>Además cerrando emisoras y multando a los que no hablen catalán, se está
>promoviendo la diferenciación más que la identificación.
Es que de eso se trata para "crear país". Y hay que leer "Los intereses
creados" de Benavente para saber que el procedimiento da resultado cuando te
dejan. Por ejemplo, si la enseñanza de la lengua catalana se hace
obligatoria y exigible para trabajar en Cataluña, el ciudadano catalán se
elimina de una tacada la competencia laboral en su tierra, mentras él puede
acceder a cualquier puesto de trabajo en el resto de España. No es mal
negocio. Y no digamos nada si consigue recaudar los impuestos de los
ciudadanos catalanes y que no salgan de Cataluña. Es el sueño de los ricos:
lo mío para mí, y la parte del Estado, a disfrutarla.
¿De qué te
> sirve que a Euskadi no se le llama nación cuando la mayoría de los vascos
> no se siente español?.
No es eso lo que dicen los resultados de las votaciones ni las encustas
periódicas del Euskobarómetro. Es más, lo que dicen es todo lo contrario,
hasta el extremo de que el PNV se escindió porque EA quiso introducir el
independentismo en su programa, y el resultado fue que para presentarse a
las elecciones tiene que acudir conjuntamente con el PNV ante la alarmante
pérdida de votos.
Seamos claros. En cataluña, únicamente ERC tien el independentismo en su
progama, y sólo alcanza el 15% de los votos (igualado con el PP). En el País
Vasco, el pasado año EA alcanzó el 6,54% de los votos, mientras que Aralar
llegó al 3,1%. Aunque HB no se presentó, su fuerza puede representar el 10%.
En total, el independentismo no llega al 20% de los vascos. En Navarra, el
independentismo es del 18% . Hablar de secesionismo en España es una
excentricidad marginal, según los programas de los partidos y los votos que
sacan. Todos los partidos independentistas de España no alcanzan al 5% de
los votantes españoles. Y ese minúsculo problema lo hemos convvertido en
mayúsculo porque el PSOE gobierna a España con los votos de un partido
independentista que tiene la mitad de los votos que IU. ¿No será cuestión de
cambiar el sistema electoral por otro tipo anglosajón o francés? Claro, que
si partimos de la premisa de que en España se reparten clases de democracia
a los fundadores de la democracia...
Pero mientras se habla de esto, de los problemas reales que importan a
España, que recogen las encuestas periódicas del CIS, ni se mencionan en los
medios.
Cuidado con las locuras colectivas y los políticos que crean problemas en
vez de resolverlos. Si no acaban con un país, al menos acaban con los
nervios de sus habitantes.
Saludos
Aquilino