A mí me da ardor de estomago encontrarme españoles dentro de España.
Caso concreto: la playa. Suelo frecuentar playas con alto porcentaje de extranjeros, y no hay peor maldición en una playa que que se te ponga la familia cebolleta hispanistaní al lado.
Primero, se te ponen justo al lado tuyo, tocando su toalla con tu toalla o hamaca, aunque haya kilómetros de playa vacía. Son así de iluso.
Segundo, se tiran media hora montando el chiringuito, tropecientas sombrillas, mesas, sillas, frigoríficos, el niño protestando, en fin...
Tercero, cuando al fin acaban, lo primero que hacen es empezar a sacar cosas y ponerse a comer como si estuvieran en casa: gazpacho, pasta, etc. etc. platos inimaginables, por supuesto fruta que tienen que pelar ahí.
Cuarto, y lo peor, todo esto aderezado por gritos sin parar, y volumen de voz que te obliga ser partícipe de todas y cada una de sus conversaciones.
Quinto, y enlazando con el punto anterior, la absoluta tontería de conversaciones que tienen (y que te obligan a oir), que si furbo, que si la loli o er jonathan, etc.
Sexto, los berridos que pegan cada vez que quieren avisar a alguien que está en el agua o en el otro extremo de la playa, o al niño que está a 50 metros haciendo algo malo. Al último estuve a punto de agarrarle del cuello y decirle "hijo de la gran fruta levanta tu puñetero ojo ciego de la silla, ve a donde está tu churumbel, y le dices lo que sea, maldito montón de cosa".
Séptimo, los gestos violentos o gritos violentos hacia sus vástagos de 5 o 7 años.
Octavo, la fruta cara de ardor de estomago que llevan las 24 horas del día, incapaces de soltar una sonrisa a nadie. Estuve viendo durante unos 15 minutos a una asquerosa progenitora jugando a las paletas con su niño de unos 6 años, mientras mascaba chicle y ponía una cara de ardor de estomago que daban ganas de soltarle una leche. En ningún momento la más mínima sonrisa a su pequeño o un "bien hijo", nada. La astuta incluso ni se agachaba a coger la pelota si caía justo al lado de ella y el niño la tenía que recoger.
Noveno, lo cerdos que son, y la cosa que dejan sin recoger por todas partes.
Esas son, así a bote pronto, algunas de las cosas que más tocan los narices. No se que decís de los ingleses, porque a parte de los sitios donde van los jóvenes o sarama blanca a emborracharse (esos sí que son cosa), normalmente la típica pareja de jubilados ingleses se te ponen al lado en las hamacas y no los escuchas en todo el día (hablan muy bajito), y no hacen nada que te toque los narices. Se tiran ahí todo el día tostándose al sol en la hamaca, con el esporádico baño y vuelta a la tumbona.