Holanda: Discuten eutanasia para mayores de 70 años sin enfermedades

Ruso

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Esto no queda así, antes caen los HDP que han aprobado esto.
 

YOL

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Mira, curtido hombre de la vida y conocedor profundo de los problemas jovenlandeses, vivimos en Europa, y la situación de Europa, la de África o la de China se parecen lo mismo que tu profunda y desviada filosofía a la de una persona con un par de dedos de frente.

No existe ninguna población ilimitada de viejos, lo que existe es un problema de natalidad. Por muchos viejos que mates, la población tenderá a envejecer por cuanto no nazcan niños. ¿Vas a ir eliminando viejos y viejos a medida que envejezcan hasta que solo quede un niño, el cual solo, al envejecer, tendra que echarse la corbata de cáñamo al cuello porque no habra congénere que le inyecte el veneno?
Una de las principales causas de la baja natalidad es que las parejas reproductivas no tienen medios para mantener mas hijos , curiosamente esos medios economicos si que existen , lo que pasa que se invierten masivamente en los viejos (son 8 millones de votos)

Y resulta que los viejos tienen vacaciones casi gratis , medicinas ,unos gastos medicos alucinantes,unas pagas que casi siempre superan el sueldo medio,y todo tipos de regalos,

Mientras las parejas reproductivas tienen una patada en los dientes detras de otra , tus razonamiento es muy humanitario , el problema es que implica el exterminio del pueblo que lo aplique,

Y tampoco te voy a decir que los maten , pero que tampoco que se gasten una millonada en una operacion de aorta en un viejo de 98 años .mientras las madres no tiene para la guarderia,
 

Ruso

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Si lo aprueban, la lucha armada pasa a ser legítima.
 

carpetano

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5 Abr 2011
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Una de las principales causas de la baja natalidad es que las parejas reproductivas no tienen medios para mantener mas hijos , curiosamente esos medios economicos si que existen , lo que pasa que se invierten masivamente en los viejos (son 8 millones de votos)

Y resulta que los viejos tienen vacaciones casi gratis , medicinas ,unos gastos medicos alucinantes,unas pagas que casi siempre superan el sueldo medio,y todo tipos de regalos,

Mientras las parejas reproductivas tienen una patada en los dientes detras de otra , tus razonamiento es muy humanitario , el problema es que implica el exterminio del pueblo que lo aplique,

Y tampoco te voy a decir que los maten , pero que tampoco que se gasten una millonada en una operacion de aorta en un viejo de 98 años .mientras las madres no tiene para la guarderia,
Esoa viejos llevan pagando impuestos toda su fruta vida, y la mayoría no ha hecho uso de tales prestaciones "gratis" en toda su vida, hasta llegar a viejos, pero si las han pagado, además de mantener a "jóvenes" reproductores, antes y después de la burbuja, con todos los gastos pagados, hasta los treinta y tantos tacos en sus casas, cuando no a toda la prole (nietos) de los jóvenes, pero desprendidos, reproductores...
 

YOL

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26 Ene 2011
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Yo es que alucino la gente ve normal invertir en viejos y quitar los recursos a los niños,diria que menudo futuro nos espera , lo que pasa es que no habra futuro , en fin los multiculturales que esos si que son conscientes de la realidad , seran la nueva "especie" dominante y los blancos desapareceran por gil,ipollas,
 

Scire

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2 Feb 2007
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Una de las principales causas de la baja natalidad es que las parejas reproductivas no tienen medios para mantener mas hijos , curiosamente esos medios economicos si que existen , lo que pasa que se invierten masivamente en los viejos (son 8 millones de votos)

Y resulta que los viejos tienen vacaciones casi gratis , medicinas ,unos gastos medicos alucinantes,unas pagas que casi siempre superan el sueldo medio,y todo tipos de regalos,

Mientras las parejas reproductivas tienen una patada en los dientes detras de otra , tus razonamiento es muy humanitario , el problema es que implica el exterminio del pueblo que lo aplique,

Y tampoco te voy a decir que los maten , pero que tampoco que se gasten una millonada en una operacion de aorta en un viejo de 98 años .mientras las madres no tiene para la guarderia,
No se puede criminalizar a un sector de la sociedad de los males de toda ella. Los viejos chupan muchos recursos, es cierto, pero vamos, poco comparado con lo que se está yendo en otros muchos sectores.

Los viejos que se benefician de este sistema no tienen la culpa de ello. Cuando el sistema de seguridad social se instauró, la realidad demográfica era distinta, y teniéndola en cuenta, se consideró que era viable que la gente en edad de trabajar mantuviera a los jubilados. Ahora resulta que la pirámide poblacional se ha invertido y no hay gente en edad de trabajar, y todos los recursos de la juventud se van en pagar hipotecas, mantener instituciones, mantener a los viejos y, todo hay que decirlo, en pagarse caprichos que les satisfacen más que tener hijos. Hoy una pareja joven se va cuatro veces de vacaciones al año, antes una y gracias.

¿De quién es la culpa de esto? De todos y de ninguno. No veo justo que ahora gente que ha estado cotizando toda la vida para poder tener una vejez cómoda se criminalice (por cierto, el corrector automático de google chrome acepta criminalize, no criminalice. Error).
Ellos han cumplido su parte: trabajar y tener hijos. Gracias a ellos ha habido sanidad y educación universal. Me atrevo a culpar a los malos gobiernos antes que a esta gente que ha hecho lo que tenía que hacer.
 

Iron John

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3 Sep 2007
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Aunque parezca horrible en realidad es algo que se ha hecho en cualquier cultura donde los recursos han escaseado desde que la vida es vida ¿alguien cree en serio que en cualquier tribu donde haya hambre los cazadores y los niños dejan de comer para que los ancianos puedan hartarse? Lo que no es natural es que los ancianos tengan mayor acceso a los recursos que los que son jóvenes y que al final pase lo que pasa, que los jóvenes se convierten en esclavos del sistema que no pueden ni traer hijos porque están destinados a mantener con su trabajo a ancianos y parásitos (a estos los separo de los ancianos y les habría que aplicar eutanasia involuntaria a cualquier edad) y que cada vez haya más ancianos y menos jóvenes y todo colapse. Eso sí que es aberrante y antinatural.

La Ley de la Vida

Jack London

El viejo Koskoosh escuchaba ávidamente. Aunque no veía desde hacía mucho tiempo, aún tenía el oído muy fino, y el más ligero rumor penetraba hasta la inteligencia, despierta todavía, que se alojaba tras su arrugada frente, pese a que ya no la aplicara a las cosas del mundo. ¡Ah! Aquélla era Sit-cum-to-ha, que estaba riñendo con voz aguda a los perros mientras les ponía las correas entre puñetazos y puntapiés. Sit-cum-to-ha era la hija de su hija. En aquel momento estaba demasiado atareada para pensar en su achacoso abuelo, aquel viejo sentado en la nieve, solitario y desvalido. Había que levantar el campamento. El largo camino los esperaba y el breve día moría rápidamente. Ella escuchaba la llamada de la vida y la voz del deber, y no oía la de la muerte. Pero él tenía ya a la muerte muy cerca.

Este pensamiento despertó un pánico momentáneo en el anciano. Su mano paralizada vagó temblorosa sobre el pequeño montón de leña seca que había a su lado. Tranquilizado al comprobar que seguía allí, ocultó de nuevo la mano en el refugio que le ofrecían sus raídas pieles y otra vez aguzó el oído. El tétrico crujido de las pieles medio heladas le dijo que habían recogido ya la tienda de piel de alce del jefe y que entonces la estaban doblando y apretando para colocarla en los trineos.

El jefe era su hijo, joven membrudo, fuerte y gran cazador. Las mujeres recogían activamente las cosas del campamento, pero el jefe las reprendió a grandes voces por su lentitud. El viejo Koskoosh prestó atento oído. Era la última vez que oiría aquella voz. ¡La que se recogía ahora era la tienda de Geehow! Luego se desmontó la de Tusken. Siete, ocho, nueve... Sólo debía de quedar en pie la del chaman. Al fin, también la recogieron. Oyó gruñir al chaman mientras la colocaba en su trineo. Un niño lloriqueaba y una mujer lo arrulló con voz tierna y gutural. Era el pequeño Koo-tee, una criatura insoportable y enfermiza. Sin duda, moriría pronto, y entonces encenderían una hoguera para abrir un agujero en la tundra helada y amontonarían piedras sobre la tumba, para evitar que los carcayús desenterrasen el pequeño cadáver. Pero, ¿qué importaban, al fin y al cabo, unos cuantos años de vida más, algunos con el estómago lleno, y otros tantos con el estómago vacío? Y al final esperaba la Muerte, más hambrienta que todos.

¿Qué ruido era aquél? ¡Ah, sí! Los hombres ataban los trineos y aseguraban fuertemente las correas. Escuchó, pues sabía que nunca más volvería a oír aquellos ruidos. Los látigos restallaron y se abatieron sobre los lomos de los perros. ¡Cómo gemían! ¡Cómo aborrecían aquellas bestias el trabajo y la pista! ¡Allá iban! Trineo tras trineo, se fueron alejando con rumor casi imperceptible. Se habían ido. Se habían apartado de su vida y él se enfrentó solo con la amargura de su última hora. Pero no; la nieve crujió bajo un mocasín; un hombre se detuvo a su lado; Una mano se apoyó suavemente en su cabeza. Agradeció a su hijo este gesto. Se acordó de otros viejos cuyos hijos no se habían despedido de ellos cuando la tribu se fue. Pero su hijo no era así. Sus pensamientos volaron hacia el pasado, pero la voz del joven lo hizo volver a la realidad.

-¿Estás bien? - le preguntó.

Y el viejo repuso:

-Estoy bien.

-Tienes leña a tu lado -dijo el joven-, y el fuego arde alegremente. La mañana es gris y el frío ha cesado. La nieve no tardará en llegar. Ya nieva.

-Sí, ya nieva.

-Los hombres de la tribu tienen prisa. Llevan pesados fardos y tienen el vientre liso por la falta de comida. El camino es largo y viajan con rapidez. Me voy. ¿Te parece bien?

-Sí. Soy como una hoja del último invierno, apenas sujeta a la rama. Al primer soplo me desprenderé. Mi voz es ya como la de una vieja. Mis ojos ya no ven el camino abierto a mis pies, y mis pies son pesados. Estoy cansado. Me parece bien.

Inclinó sin tristeza la frente y así permaneció hasta que hubo cesado el rumor de los pasos al aplastar la nieve y comprendió que su hijo ya no lo oiría si lo llamase. Entonces se apresuró a acercar la mano a la leña. Sólo ella se interponía entre él y la eternidad que iba a engullirlo. Lo último que la vida le ofrecía era un manojo de ramitas secas. Una a una, irían alimentando el fuego, e igualmente, paso a paso, con sigilo, la muerte se acercaría a él. Y cuando la última ramita hubiese desprendido su calor, la intensidad de la helada aumentaría. Primero sucumbirían sus pies, después sus manos, y el entumecimiento ascendería lentamente por sus extremidades y se extendería por todo su cuerpo. Entonces inclinaría la cabeza sobre las rodillas y descansaría. Era muy sencillo. Todos los hombres tenían que morir.

No se quejaba. Así era la vida y aquello le parecía justo. Él había nacido junto a la tierra, y junto a ella había vivido: su ley no le era desconocida. Para todos los hijos de aquella madre la ley era la misma. La naturaleza no era muy bondadosa con los seres vivientes. No le preocupaba el individuo; sólo le interesaba la especie. Ésta era la mayor abstracción de que era capaz la mente bárbara del viejo Koskoosh, y se aferraba a ella firmemente. Por doquier veía ejemplos de ello. La subida de la savia, el verdor del pimpollo del sauce a punto de estallar, la caída de las hojas amarillentas: esto resumía todo el ciclo. Pero la naturaleza asignaba una misión al individuo. Si éste no la cumplía, tenía que morir. Si la cumplía, daba lo mismo: moría también. ¿Qué le importaba esto a ella? Eran muchos los que se inclinaban ante sus sabias leyes, y eran las leyes las que perduraban; no quienes las obedecían. La tribu de Koskoosh era muy antigua. Los ancianos que él conoció de niño ya habían conocido a otros ancianos en su niñez. Esto demostraba que la tribu tenía vida propia, que subsistía porque todos sus miembros acataban las leyes de la naturaleza desde el pasado más remoto. Incluso aquellos de cuyas tumbas no quedaba recuerdo las habían obedecido. Ellos no contaban; eran simples episodios. Habían pasado como pasan las nubes por un cielo estival. Él también era un episodio y pasaría. ¡Qué importaba él a la naturaleza! Ella imponía una misión a la vida y le dictaba una ley: la misión de perpetuarse y la ley de morir. Era agradable contemplar a una doncella fuerte y de pechos opulentos, de paso elástico y mirada luminosa. Pero también la doncella tenía que cumplir su misión. La luz de su mirada se hacía más brillante, su paso más rápido; se mostraba, ya atrevida, ya tímida con los varones, y les contagiaba su propia inquietud. Cada día estaba más hermosa y más atrayente. Al fin, un cazador, a impulsos de un deseo irreprimible, se la llevaba a su tienda para que cocinara y trabajase para él y fuese la madre de sus hijos. Y cuando nacía su descendencia, la belleza la abandonaba. Sus miembros pendían inertes, arrastraba los pies al andar, sus ojos se enturbiaban y destilaban humores. Sólo los hijos se deleitaban ya apoyando su cara en las arrugadas mejillas de la vieja squaw, junto al fuego. La mujer había cumplido su misión. Muy pronto, cuando la tribu empezara a pasar hambre o tuviese que emprender un largo viaje, la dejarían en la nieve, como lo habían dejado a él, con un montoncito de leña seca. Ésta era la ley.

Colocó cuidadosamente una ramita en la hoguera y prosiguió sus meditaciones. Lo mismo ocurría en todas partes y con todas las cosas. Los mosquitos desaparecerían con la primera helada. La pequeña ardilla de los árboles se ocultaba para morir. Cuando el conejo envejecía, perdía la agilidad y ya no podía huir de sus enemigos. Incluso el gran oso se convertía en un ser desmañado, ciego, y gruñón, para terminar cayendo ante una chillona jauría de perros de trineo. Se acordó de cómo él también había abandonado un invierno a su propio padre en uno de los afluentes superiores del Klondike. Fue el invierno anterior a la llegada del misionero con sus libros de oraciones y su caja de medicinas. Más de una vez Koskoosh había dado un chasquido con la lengua al recordar aquella caja..., pero ahora tenia la boca reseca y no podía hacerlo. Especialmente el «matadolores» era bueno sobremanera. Pero el misionero resultaba un fastidio, al fin y al cabo, porque no traía carne al campamento y comía con gran apetito. Por eso los cazadores gruñían. Pero se le helaron los pulmones allá en la línea divisoria del Mayo, y después los perros apartaron las piedras con el hocico y se disputaron sus huesos.

Koskoosh echó otra ramita al fuego y evocó otros recuerdos más antiguos: aquella época de hambre persistente en que los viejos se agazapaban junto al fuego con el estómago vacío, y sus labios desgranaban oscuras tradiciones de tiempos remotos en que el Yukon estuvo sin helarse tres inviernos y luego se heló tres veranos seguidos. Él perdió a su madre en aquel período de hambre. En verano fracasó la pesca del salmón, y la tribu esperaba que llegase el invierno y, con él, los caribúes. Pero llegó el invierno y los caribúes no llegaron. Nunca se había visto nada igual, ni siquiera en los tiempos de los más ancianos. El caribú no llegó, y así pasaron siete meses. Los conejos escaseaban y los perros no eran más que manojos de huesos. Y durante los largos meses de oscuridad los niños lloraron y murieron, y con ellos los viejos y las mujeres. Ni siquiera uno de cada diez de los hombres de la tribu vivió para saludar al sol cuando éste volvió en primavera. ¡Qué hambre tan espantosa fue aquélla!

Pero también recordaba épocas de abundancia en que la carne se les echaba a perder en las manos y los perros engordaban y se movían con pereza de tanto comer, épocas en que ni siquiera se molestaban en cazar. Las mujeres eran mujeres fecundas y las tiendas se llenaban de niños varones y niños mujeres, que dormían amontonados. Los hombres, ahítos, resucitaban antiguas rencillas y cruzaban la línea divisoria hacia el Sur para dar de baja de la suscripción de la vida a los pellys, y hacia el Oeste para sentarse junto a los fuegos apagados de los tananas. Se acordó de un día en que, siendo muchacho y hallándose en plena época de abundancia, vio cómo los lobos acosaban y derribaban a un alce. Zing-ha estaba tendido con él en la nieve para observar la contienda. Zing-ha, que, andando el tiempo, se convirtió en el más astuto de los cazadores y terminó sus días al caer por un orificio abierto en el hielo del Yukon. Un mes después lo encontraron tal como quedó, con medio cuerpo asomando por el agujero donde lo sorprendió la muerte por congelación.

Sus pensamientos volvieron al alce. Zing-ha y él salieron aquel día para jugar a ser cazadores, imitando a sus padres. En el lecho del arroyo descubrieron el rastro reciente de un alce, acompañado de las huellas de una manada de lobos. «Es viejo -dijo Zing-ha examinando las huellas antes que él-. Es un alce viejo que no puede seguir al rebaño. Los lobos lo han separado de sus hermanos y ya no lo dejarán en paz.» Y así fue. Era la táctica de los lobos. De día y de noche lo seguían de cerca, incansablemente, saltando de vez en cuando a su hocico. Así lo acompañaron hasta el fin. ¡Cómo se despertó en Zing-ha y en él la pasión de la sangre! ¡Valdría la pena presenciar la muerte del alce!

Con pie ligero siguieron el rastro. Incluso él, Koskoosh, que no había aprendido aún a seguir rastros, hubiera podido seguir aquél fácilmente, tan visible era. Los muchachos continuaron con ardor la persecución. Así leyeron la terrible tragedia recién escrita en la nieve. Llegaron al punto en que el alce se había detenido. En una longitud tres veces mayor que la altura de un hombre adulto, la nieve había sido pisoteada y removida en todas direcciones. En el centro se veían las profundas huellas de las anchas pezuñas del alce y a su alrededor, por doquier, las huellas más pequeñas de los lobos. Algunos de ellos, mientras sus hermanos de raza acosaban a su presa, se tendieron a un lado para descansar. Las huellas de sus cuerpos en la nieve eran tan nítidas como si los lobos hubieran estado echados allí hacía un momento. Un lobo fue alcanzado en un desesperado ataque de la víctima enloquecida, que lo pisoteó hasta matarlo. Sólo quedaban de él, para demostrarlo, unos cuantos huesos completamente descarnados.

De nuevo dejaron de alzar rítmicamente las raquetas para detenerse por segunda vez en el punto donde el gran rumiante había hecho una nueva parada para luchar con la fuerza que da la desesperación. Dos veces fue derribado, como podía leerse en la nieve, y dos veces consiguió sacudirse a sus asaltantes y ponerse nuevamente en pie. Ya había terminado su misión en la vida desde hacía mucho tiempo, pero no por ello dejaba de amarla. Zing-ha dijo que era extraño que un alce se levantase después de haber sido abatido; pero aquél lo había hecho, evidentemente. El chaman vería signos y presagios en esto cuando se lo refiriesen.

Llegaron a otro punto donde el alce había conseguido escalar la orilla y alcanzar el bosque. Pero sus enemigos lo atacaron por detrás y él retrocedió y cayó sobre ellos, aplastando a dos y hundiéndolos profundamente en la nieve. No había duda de que no tardaría en sucumbir, pues los lobos ni siquiera tocaron a sus hermanos caídos. Los rastreadores pasaron presurosos por otros dos lugares donde el alce también se había detenido brevemente. El sendero aparecía teñido de sangre y las grandes zancadas de la enorme bestia eran ahora cortas y vacilantes. Entonces oyeron los primeros rumores de la batalla: no el estruendoso coro de la cacería, sino los breves y secos ladridos indicadores del cuerpo a cuerpo y de los dientes que se hincaban en la carne. Zing-ha avanzó contra el viento, con el vientre pegado a la nieve, y a su lado se deslizó él, Koskoosh, que en los años venideros sería el jefe de la tribu. Ambos apartaron las ramas bajas de un abeto joven y atisbaron. Sólo vieron el final.

Esta imagen, como todas las impresiones de su juventud, se mantenía viva en el cerebro del anciano, cuyos ojos ya turbios vieron de nuevo la escena como si se estuviera desarrollando en aquel momento y no en una época remota. Koskoosh se asombró de que este recuerdo imperase en su mente, pues más tarde, cuando fue jefe de la tribu y su voz era la primera en el consejo, había llevado a cabo grandes hazañas y su nombre llegó a ser una maldición en boca de los pellys, eso sin hablar de aquel forastero blanco al que mató con su cuchillo en una lucha cuerpo a cuerpo.

Siguió evocando los días de su juventud hasta que el fuego empezó a extinguirse y el frío lo mordió cruelmente. Tuvo que reanimarlo con dos ramitas y calculó lo que le quedaba de vida por las ramitas restantes. Si Sit-cum-to-ha se hubiera acordado de su abuelo, si le hubiese dejado una brazada de leña mayor, habría vivido más horas. A la muchacha le habría sido fácil dejarle más leña, pero Sit-cum-to-ha había sido siempre una criatura descuidada que no se preocupaba de sus antepasados, desde que el Castor, hijo del hijo de Zing-ha, puso los ojos en ella.

Pero ¿qué importaban ya estas cosas? ¿No había hecho él lo mismo en su atolondrada juventud? Aguzó el oído en el silencio de la tundra, y así permaneció unos momentos. A lo mejor su hijo se enternecía y volvía con los perros para llevarse a su anciano padre con la tribu a los pastos donde abundaban los rollizos caribúes.

Al aguzar el oído, su activo cerebro dejó momentáneamente de pensar. Todo estaba inmóvil. Su respiración era lo único que interrumpía el gran silencio... Pero ¿qué era aquello? Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Un largo y quejumbroso aullido que le era familiar había rasgado el silencio... Y procedía de muy cerca... Se alzó de nuevo ante su turbia mirada la visión del alce, del viejo alce de flancos desgarrados y cubiertos de sangre, con la melena revuelta y acometiendo hasta el último instante con sus grandes y ramificados cuernos. Vio pasar raudamente las formas grises, de llameantes ojos, lenguas colgantes y colmillos desnudos. Y vio, en fin, cómo se cerraba el círculo implacable hasta convertirse en un punto oscuro sobre la nieve pisoteada.

Un frío hocico rozó su mejilla y, a su contacto, el alma del anciano saltó de nuevo al presente. Su mano se introdujo en el fuego y extrajo de él una rama encendida. Dominado instantáneamente por su temor ancestral al hombre, el animal se retiró, lanzando a sus hermanos una larga llamada. Éstos respondieron ávidamente, y pronto se vio el viejo encerrado en un círculo de siluetas grises y mandíbulas babeantes. Blandió como loco la tea, y los bufidos se convirtieron en gruñidos... Pero las jadeantes fieras no se marchaban. De pronto, uno de los lobos avanzó arrastrándose, y al punto le siguió otro, y otro después. Y ninguno retrocedía...

-¿Por qué me aferro a la vida? - se preguntó.

Y arrojó el tizón a la nieve. La ardiente rama se apagó con crepitante chisporroteo. Los lobos lanzaron gruñidos de inquietud, pero el círculo no se deshizo. Koskoosh volvió a ver el final de la lucha del viejo alce y, desfallecido, inclinó la cabeza sobre las rodillas. ¿Qué importaba la muerte? Había que acatar la ley de la vida.
 

Scire

Madmaxista
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Aunque parezca horrible en realidad es algo que se ha hecho en cualquier cultura donde los recursos han escaseado desde que la vida es vida ¿alguien cree en serio que en cualquier tribu donde haya hambre los cazadores y los niños dejan de comer para que los ancianos puedan hartarse? Lo que no es natural es que los ancianos tengan mayor acceso a los recursos que los que son jóvenes y que al final pase lo que pasa, que los jóvenes se convierten en esclavos del sistema que no pueden ni traer hijos porque están destinados a mantener con su trabajo a ancianos y parásitos (a estos los separo de los ancianos y les habría que aplicar eutanasia involuntaria a cualquier edad) y que cada vez haya más ancianos y menos jóvenes y todo colapse. Eso sí que es aberrante y antinatura.
Pero a ver una cosa. Se está hablando de que los recursos escasean en países como Holanda. En España aún cabe discutirlo, pero, ¿Holanda?

Por ejemplo, en Japón, la sociedad está terriblemente envejecida y no se sabe qué hacer con tanto viejo. Sin embargo, todo el mundo tiene un bolso, una cartera o un monedero de Louis Vuitton. Incluso las familias ricas tiene a lo sumo un par de hijos, más que nada por pereza de educar más.

Es muy cínico decir que Holanda o Japón tiene un problema de escasez de recursos. Lo que pasa es que los recursos se están yendo a hedonismos estúpidos. Las consecuencias son las que tenemos ahora. No quiero entrar a juzgar moralmente esto, pero cuando se priorizan los placeres mundanos y no se sacrifican los caprichos por formar una familia, pasa lo que pasa. Muy bien, quien quiera viajar con coche caro, que lo haga, pero que luego no se quejen de que, cuando lleguen a viejos, no habrá quien les mantenga a ellos.
 

carpetano

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Yo es que alucino la gente ve normal invertir en viejos y quitar los recursos a los niños,diria que menudo futuro nos espera , lo que pasa es que no habra futuro , en fin los multiculturales que esos si que son conscientes de la realidad , seran la nueva "especie" dominante y los blancos desapareceran por gil,ipollas,
Invertir en viejos actualmente, en vista de la caradura e irresponsabilidad de los jóvenes, es invertir en niños y futuro:


La mitad de los abuelos en España cuida de sus nietos todos los días
Los abuelos se han convertido en el colchón familiar de todas las insuficiencias sociales, según un estudio

La mitad de los abuelos en España cuida de sus nietos todos los días | Noticia | Cadena SER


Siete de cada diez abuelos españoles cuida de sus nietos

Siete de cada diez abuelos espaoles cuida de sus nietos - ABC.es


Los abuelos que cuidan de sus nietos se sienten 'utilizados'

"Los abuelos y abuelas españoles temen que tras cuidar hijos y nietos durante su vida "nadie se preocupe de cuidarlos a ellos"

Los abuelos que cuidan de sus nietos se sienten 'utilizados' - El Correo de Andalucía


Espero que usted, como jóven reproductor, ya que crítica tanto a los viejunos, cuando se reproduzca, tenga los bemoles necesarios de cuidar de sus hijos todo el santo día, no salir jámas ni a una fruta cena fuera de casa sin los niños, no encasquetarselos a sus inutiles viejos por la cara, no pedirle a sus viejos, por mucho que lo necesite, nada para los niños...
 

Mierdaseca

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Viktor Brack y su muerte digna porqueyolovalgo aprueban este hilo.
 

Vde

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Es cuestion de tiempo que se apruebe , por ejemplo en españa dudo que el sistema pueda mantener mucho mas tiempo a 8 millones de jubilados, es pura economia natural,

O los matan (ya se que todos nos hacemos viejos) o arruinan la sociedad y se acaban muriendo de hambre y enfermedades ,las leyes naturales es lo que tienen que siempre estan activas
Tu me diras cuanto empezamos por tus abuelos y padres
 

MariaL.

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Europa, con un poquito más de esfuerzo, estaría cerca de tener una demografía equilibrada. No hace falta dar de baja de la suscripción de la vida a nadie, y el día en que haga falta, más vale que nos matemos todos, porque seremos la civilización más fracasada que ha pisado la Tierra.
No estoy defendiendo la idea de matarnos al llegar a cierta edad, como ocurría e las novelas de ciencia ficción cuando era jóven. Sólo quiero discutir el concepto que hay en tu razonamiento.

las sociedades pasan por muchas fases en su historia y si han sobrevivido sin extinguirse es que esos cambios no han sido negativos al menos. Y las razones para morir (sí, razones) son legales o no según la necesidad por exceso o defecto que tenga esa sociedad. Quiero decir, que tras una guerra, por ejemplo, surge un sentimiento a favor del nacimiento de niños y en contra del aborto, cuando hay muchos ancianos improductivos (ojo, hay sociedades donde el anciano sigue aportando a la sociedad hasta en el momento de su muerte), surge la eutanasia.

En realidad no es que las sociedades vayan al vaiven de las circustancias, es que en toda sociedad siempre hay gente que piensa diferentes, hay pro vida y por aborto, hay pro eutanasia y contra eutanasia SIEMPRE. Ambos dan sus modelos de sociedad pero esta va a decantarse por unso u otros razonamientos conforme sus necesidades.

No es extraño, al revés, es lo más habitual que se vayan aprobando leyes a favor de la eutanasia cuando hay muchos ancianos improductivos y esta se vaya abriendo a más causas a medida que la cantidad de ancianos aumenta (los esquimales ancianos se suicidaban ellos mismos al saber que eran una carga) y en muchas culturas donde la supervivencia es dificil, el anciano decide su momento de morir

Asique no es realidad un fracaso el que una sociedad admita la eutanasia libremente, sin necesidad de vestirla con un "hacerle un favor" a un terminal o alguien uqe pasa dolor.

personalmente estoy a favor de la eutanasia, regulada por supuesto, siln que la persona (que no digo sólo anciano) padezca enfermedades, pues obligar a vivir a quien no quiere, tiene una dureza tremenda. Cuando la vida pierde sentido y no se desea vivir, es muy cruel obligarle a quitarse la vida sin ayuda, con su propia mano y condenarle, si no es cap´z, a tener que seguir viviendo. Por supuesto, repito, que de forma muy regulada, una depresión que puede ser superable, no debe ser motivo de eutanasia.

---------- Mensaje añadido a las 10:06 ---------- El original se escribió a las 09:56 ----------

Y para más coña a la eutanasia y al aborto hay quien los denominan medidas "progresistas" cuando son lo más inhumano y retrógrado que hay.

Por cierto, que alguien me explique por qué necesitan los ancianos sanos que quieran suicidarse "ayuda" externa. Se pueden suicidar ellos solitos. ¿O es que es para asegurarse de que se matan bien?
porque estamos criados en una sociedad que crea muchos miedos, al dolor por ejemplo y tirarse al mar tiene pinta de ser bastante doloroso.
Y también el miedo a la muerte misma. Es un miedo que existe en una sociedad como la nuestra, donde ocultamos la muerte, las escondemos y no la trasmitimos con la naturalidad que le corresponde a algo de loq ue no puedes escapar y que está con nosotros desde el inicio de los tiempos.
Porque vivimos en una sociedad que culpa al entorno de los suicidas y por lo tanto suicidarse solo, es condenar a los hijos, algo que nuestros mayores tienen muy en cuenta, pues para ellos es muy importante, el que dirán lso vecinos
Poruqe puedes desear morir, pero estar imposibilitado para hacerte daño a ti mismo.
Y por supuesto que para asegurarse que se matan bien. En mi barrio se suicidó una anciana hace poco, cogió un taxi se fue al puerto y se tiró. Se dió un golpe en la cabeza y como le vieron unos chicos que estaban pescando y la quitaron del agua, no se ahogó. Un par de días después murió y suerte que tuvo, porque si llega a vivir, quedaría totalmente paralítica, tirada en una cama hasta la muerte natural, que aún le estaría lejos.

Hay muchisimos motivos por lo que quiero la eutanasia para mi como derecho, para poder ejercerlo si me llega el momento en que no estoy de acuerdo en dejar al azar cuando debe ocurrir. Es mucho más simple que pensar en los viejos de hoy. La quiero para mi, para cuando yo, vieja o no, decida poner fin a mi vida y no pueda hacerlo sola, porque una enfermedad me lo impida o afloren los miedos que me haya inculcado la sociedad.
Y te lo digo, desde mi experiencia de vivir los últimos años de mis padres y mis suegros, mi padre murió en mis brazos cuando le estaba ayudando a vestirse y como una persona que considera la muerte como algo natural, que no le teme para nada ni le doy a la vida ese gran sentido que parece querer darle hoy la sociedad.

Vida y muerte está sobrevalorada en una sociedad donde todo tiene que ser bonito, perfecto, facil y cómodo. Eso sí, nuestra vida y nuestra muerte, claro.
 

Nut

Será en Octubre
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Mira yo en el Reino cocotero d España.Esta medida-ya puestos,vamos a saco- la veo hasta higiénica.

Como antes he dicho.A fin de concienciar a las masas-tan ignorantes ellas-y ir educándolas.empezaría por nuestras clases dirigentes.Nuestras élites.

Por un período inicial de un lustro, luego sería extensivo-o no- a toda la sociedad según los resultados.

Y como se trata de un problema de "pasta" se extendería este periodo inicial.A los ricos!!

Y que mejor ejemplo , para empezar,que la jefatura del Estado,Etc.El Rey y la Reina en un acto público fuera.(Contentos que quedarían algunos).

Luego el estamento militar-aquí este invento sería toda una revolución-Todo militar que superase no los 70, los 65 años.Fuera.

Se podrían acabar en un día señalado.Y Homenajearlos dándoles una condecoración a título póstumo por su servicio al pais.No es el orgullo de todo militar dar su vida por su patria?

Banqueros, altos funcionarios del estado.Empezando sobre todo por los cuerpos de seguridad, etc,etc...

La norma sería especialmente estricta con la nobleza.....Ya que su referente el monarca ha dado ejemplo.Como no lo van a seguir dando ellos?

Por ejemplo La lideresa- que es marquesa, que cualquiera no lo puede ser- que ya calza 60 tacos podría señalarnos el día de su eutanasia voluntaria para así.Lo pobres y piojosos ignorantes de la plebe.Reservar el día para poder aprender de ese foco de luz como nosotros pobres desgraciados lo tenemos que hacer.

jorobar 5 años de limpieza.Y liberación de recursos.....Luego.Democraticamente el pueblo llano la plebe el rebaño.Decidiría si amplia el periodo o lo hace extensivo poco a poco a otros colectivos.

Empezando por los políticos....Y a estos si han robado.Ni 70, ni 60 ni leches.Garrote vil, en el acto.

Profesiones liberales , abogados, terratenientes.Etc,etc,....Y finalmente ya ejemplarizados.A los pobres.

Empiezo a verle cosas positivas.La gente tendríamos que repensar esta propuesta.Es una manera de higienizar la sociedad.

No creen.....:cool:

---------- Mensaje añadido a las 10:14 ---------- El original se escribió a las 10:09 ----------

Y por que la gente la plebe los últimos......Por que en la democracia las mayorías mandan.O no?

Y que son el 1-2 % de la sociedad.Si no una minoría minoritaria?

Habría que empezar por los de arriba'
 

YOL

Madmaxista
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Invertir en viejos actualmente, en vista de la caradura e irresponsabilidad de los jóvenes, es invertir en niños y futuro:


La mitad de los abuelos en España cuida de sus nietos todos los días
Los abuelos se han convertido en el colchón familiar de todas las insuficiencias sociales, según un estudio

La mitad de los abuelos en España cuida de sus nietos todos los días | Noticia | Cadena SER


Siete de cada diez abuelos españoles cuida de sus nietos

Siete de cada diez abuelos espaoles cuida de sus nietos - ABC.es


Los abuelos que cuidan de sus nietos se sienten 'utilizados'

"Los abuelos y abuelas españoles temen que tras cuidar hijos y nietos durante su vida "nadie se preocupe de cuidarlos a ellos"

Los abuelos que cuidan de sus nietos se sienten 'utilizados'*-*El Correo de Andalucía


Espero que usted, como jóven reproductor, ya que crítica tanto a los viejunos, cuando se reproduzca, tenga los bemoles necesarios de cuidar de sus hijos todo el santo día, no salir jámas ni a una fruta cena fuera de casa sin los niños, no encasquetarselos a sus inutiles viejos por la cara, no pedirle a sus viejos, por mucho que lo necesite, nada para los niños...
Con los sueldos de hoy en dia (el que lo tiene), no habra mucha gente que se reproduzca, no como en los años 50, 60 , 70, que como no habia esa brutal carga social, un hombre (o mujer, me da igual quien trabaje)con solo un sueldo podia mantener a sus hijos y a su mujer y encima darse unos caprichos,


Vamos que el 50% de la poblacion activa de este pais mantiene seres improductivos, viejos, funcionarios y politicos
 

hayvayva

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Con los sueldos de hoy en dia (el que lo tiene), no habra mucha gente que se reproduzca, no como en los años 50, 60 , 70, que como no habia esa brutal carga social, un hombre (o mujer, me da igual quien trabaje)con solo un sueldo podia mantener a sus hijos y a su mujer y encima darse unos caprichos,


Vamos que el 50% de la poblacion activa de este pais mantiene seres improductivos, viejos, funcionarios y politicos

Según su propio argumento, en aquellos días, era el 25% de la población quien abastecía al resto.