Sociedad: Psicología y psiquiatría criminal; caso cercano y reflexión que dejo en abierto

Carrus Magníficus

Madmaxista
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Mientras estaba viviendo y trabajando en Brasil conocimos a una familia de una progenitora y cuatro hijos a la que el padre les había dejado porque el tío se había ido con otra mujer. Supuestamente tenía que pasar pensión alimenticia a los menores, pero no lo hacía y, a pesar de haber una denuncia, la justicia todavía no se había pronunciado. Total, que la progenitora trabajaba de sol a sol dejando a los hijos solos en casa cuidándose entre ellos.

Familia completamente disfuncional, con los dos mayores apuntando formas para favelizarse, donde al segundo chaval los especialistas (psicólogos y psiquiatras: chamanes y curanderos) le habían diagnosticado Asperger, depresión, tendencias suicidas... y al que medicaban con todo tipo de cosas.

Ya lo he dicho abiertamente en el foro: psicología y psiquiatría son pseudociencias, sus profesionales son chamanes y mercenarios especializados en esclavizar a la gente a través de diagnósticos inventados y palabrería variada que siempre tiene una pastillita como solución y un tratamiento largo para reconducir al paciente.

Y suelo citar, para que al menos se tenga la opción de optar, el documental de Psiquiatría: Industria de la fin:


A ese chaval que cito le entraba pánico no pocas veces, otras una melancolía que le ponía a llorar desconsoladamente... Su progenitora nos dijo que a veces le imploraba que le quitase lo que llevaba dentro que lo dejaba tan triste.

El día que fuimos a la casa de esta familia para hacer una visita se escondió debajo de la cama por miedo, vergüenza... y sin saber el motivo. Al mismo tiempo queriendo salir, pero con algo impidiendo que lo hiciera.

... palabras suyas, que luego dividió.

Tras esa visita y varias conversaciones con la progenitora, con los hermanos... quisimos ayudar a que esa familia se reorganizase.

El mayor entendió que para bien o para mal su postura dentro de casa era la de traer también el sustento, y consiguió un trabajo luego. La progenitora pudo disminuir su carga horaria y estar presente en casa para atender las necesidades de los otros tres, todavía menores, y empezar a educar a las hijas para cuidar de la casa también.

A unos familiares, tíos que vivían cerca en la misma ciudad, les hice saber el caso y enseguida se volcaron para arropar a la familia. El tío hizo como figura de padre, no tanto como me habría gustado, pero fue un buen comienzo.

Hablando con la progenitora, con la que teníamos confianza, le expuse mi convicción acerca del mal que esos medicamentos traían para su hijo. Y le propuse quitárselos. No gradualmente, poco a poco, vamos a ver si... todos, no tomar nada. Y lo hicimos.

Pasaron los días y el mozo demostraba una mejora en la disposición para, al menos, no darse las panzadas de llorar y tener la tristeza que no se explicaba... aunque continuaba con su trayectoria favelosa destructiva donde imitaba a los personajes bandidos de los negrizales que los izquierdistas adoran, con mal comportamiento y explosiones de ira en casa, desobediencia otras, y apatía en general. Fruto de demasiado tiempo libre, sin mucho que hacer salvo ver televisión o jugar videojuegos.

Fue en una visita que vi el comportamiento despectivo del chaval hacia la progenitora, en presencia de los tíos y hermanos. Un pasotismo chulesco del que se sabe menor intocable y protegido por el estado, la escuela y toda clase de cosas buenistas izquierdistas... Ese gentucismo que crea gentucismo.

Ese día me hirvió la sangre, me levanté, fui al patio, volví con una vara como de palo de escoba pero de un grosor mayor, golpeé el suelo fuerte con ella y, oh sí, paloterapia... le eché una bronca de cuidado, le di un par de toques en el muslo lo suficientemente fuertes como para doler y para saber que iba en serio, y le dije nunca se dirigiese a su progenitora de esa forma, que iba a cambiar la actitud a partir de ese momento, que la cosa esa de enfermedad en la que se escudaba era una mentira que le habían metido en la cabeza, que era un chaval capaz e inteligente (porque lo era, cuando no se escondía tras el diagnostico de los chamanes) y que se iba a convertir en un hombre; y que si se salía de tono de nuevo y yo me enteraba, o sospechaba, o imaginaba que lo había hecho, volvería para partirle el lomo a palos. Y que ese día se quedaba sin comer para aprender a agradecer el esfuerzo que hacia su progenitora poniéndole un plato de comida todos los días, manteniendo la casa limpia y no dejando faltarles lo que el sueldo exiguo le permitía.

Mi mujer sorprendida, los tíos paralizados, la progenitora llorando en silencio pero corroborando inmediatamente que lo que yo había dicho se iría a cumplir, que ella misma me avisaría si se pasaba en el trato... y que ese día su hijo se quedaría sin comer.

Como sucedió.

Aquel día no comió.

El chaval llorando en silencio, respondió positivamente a lo que se le había dicho. Sordo no era... ni petulante.

Y a partir de aquel día el trato suyo cambió y milagrosamente desaparecieron las malas caras, malos modos, malas respuestas... siendo atento, sociable, teniendo mayor educación con la progenitora y hermanos, ayudando en las tareas de la casa... La apatía, como si nunca hubiera existido.

Desintoxicado de las fórmulas mágicas de los chamanes, pude continuar observando que no era simple y que podría desarrollarse normalmente pese a llevar mucho tiempo medicado y desahuciado por los especialistas, que llegaron a decirle a la progenitora que lo mejor que podría hacer era pedir una pensión por incapacidad mental.

Menudo hatajo de bastardos mercenarios de cosa... Época con la esa época en el 2020 de la que yo le hablo reciente, ya empezando a meterles veneno a la gente con las tales de banderillas, con los batablancas por encima del bien y del mal.

No, el chaval no era simple. Y el Asperger se lo provocaron ellos con las cosas que le metieron.

En sucesivas visitas pude sacar lo que le gustaba hacer, y en sucesivas veces le hice enfrentarse a sus miedos de hablar con gente, estar en lugares rodeado de personas, preguntar cosas, hacer mandados, resolver problemas... Fue ganando confianza y al poco tiempo era capaz de tener una conversación normal mirando a la cara, algo que le enseñé a hacer porque antes cruzar la vista con alguien le resultaba pavoroso.

La mejora continuaba e hizo un curso profesional para trabajar con cuidado de coches, y unas prácticas en una empresa.

Poco a poco viendo que era capaz y que su problema no era tal.

... y poco antes de volverme de Brasil, tras terminar esas prácticas, empezó a trabajar en un supermercado como responsable de pasillo, para reponer mercancías y ayudar clientes. Contrato en prácticas, que luego se convirtió en indefinido. Salario, beneficios... todo en regla.

Con su trabajo concienzudo, confianza adquirida y certeza de que no era el incapaz que siempre le habían dicho que era porque alguien, yo, le dijo que no lo era, alguien que creyó en su capacidad de superarse, la propietaria del supermercado vio que era responsable, correcto, educado, solícito... y hace pocos meses nos ha dicho que le han subido de categoría, le pagan mejor, tiene otras responsabilidades y está con-ten-tí-si-mo.

Hace dos semanas llamamos para ver como les iba. La familia, simple, humilde, pero organizada y reestructurada. Y este chaval, voy a ponerle nombre, Vítor, agradeciendo otra vez lo que hicimos por él, reconociendo que es una nueva persona y agradeciéndome especialmente el día que aparecí con el palo y le di las varadas en la pierna. Que gracias a eso hoy es el que es.

Conversador, suelto... otra persona.



Y este es un ejemplo de una realidad que, tengo certeza, muchos pasan por ella siendo víctimas de una maquinaria que necesita de enfermos para perpetuarse, que no tiene escrúpulos para drojar y encadenar químicamente a sus millones de fuentes de lucro.

En nuestro país pasto de antidepresivos, ansiolíticos y mil otras cosas con nombres cojonudérrimos que se inventan de síndromes y otras bazofias... un ejemplo inspirador como este es para pensárselo.
 
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estulto, es que la mayoria de suicidados son TLP y lo dicen forenses y expertos en TLP, no yo.

Estudia mas sobre el tema y ademas estudio psicologia forense no criminologia que no sirve para nada.

Tambien ando estudiando si los enfermos mentales graves son poseidos, estoy en contacto con un exorcista con el que me gustaria charlar sobre esto.



Varios psiquiatras dicen eso mismo

No. La mayoría de los suicidas son personas con un gran resistencia emocional. Ésta se agota con años de depresión y apatía, hasta que finalmente la vida deja de resultarles satisfactoria (por tener los receptores de dopamina dañados por la depresión) y deciden suicidarse. Nunca se suicidan en caliente y ante una nimiedad, que es lo que haría un TLP. Este se volaría la tapa de los sesos después de perder la novia y el curro al mismo tiempo, mientras que una persona normal tiraría para adelante.

A lo que voy es a que el perfil de los suicidas es el primero que he señalado y no el segundo. Y si no es así, demuéstramelo (en la medida de lo posible, que ya sabemos como funciona esto de las ciencias sociales) y enseñame esas ingentes declaraciones de expertos afirmando que la mayoría de los suicidas son TLP.

Lo de si los enfermos mentales graves son poseídos no viene al caso porque no es el tema del hilo, creo yo. De todas formas, aunque el término "enfermo mental grave" sea algo ambiguo, si con ello te quieres referir a los esquizofrénicos, existen pruebas de sobra para corrobar su origen genético y su manifestación en un desesquilibrio en los receptores y emisores de ciertas sustancias. Nada de dimensiones espirituales.
 
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