VIOLENCIA DE GÉNERO: el torero Juan Ortega acaba de dejar PLANTADA EN EL ALTAR a su novia (media hora antes de la ceremonia)

Baltasar Garzón

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¿Qué creéis que hará la novia ahora?

Seguir su vida

Volverse hiperputa (puede que más de lo que ya era)

Meterse a monja

Monetizar el drama

Suicidio
Le ira bien.
Habrá en su hospital algún médico calvete betazo unos años mayor que nunca se casó.

Se juntará con el y se volverá la típica Charo con cara de oler a hez que le hará la vida imposible al marido.

Y el la adorará.
 

-Alexia-

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Para hacer eso la tuvo que pillar follándose a otro o algo rellenito si no es raro pase ésto.
No es tan raro, puede que por la inercia, las décadas de noviazgo... te metas en todos los preparativos y en el bodorrio y cuando tienes un momento para ti mismo y sales de la vorágine de todo eso, te des cuenta de que no quieres a esa persona como deberías y no deseas esa boda. Lo malo es el momento en el que ha reflexionado y se ha echado atrás, pero más vale tarde que nunca. Eran carne de divorcio.
 

sepultada en guano

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7 Ene 2016
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Es un torturador y asesino de toros.Hay que ser bastante orate para dedicarte a eso.Su psicopatía la ha extendido a la novia y resto de invitados.Empatia cero.

Pena por ella ninguna,casarse con un torero es de tener pocas luces y sensibilidad hacia los animales.
Interrumpir voluntariamente un toro es un deresho fundamental.
 
Última edición:

sepultada en guano

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7 Ene 2016
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Le ira bien.
Habrá en su hospital algún médico calvete betazo unos años mayor que nunca se casó.

Se juntará con el y se volverá la típica Charo con cara de oler a hez que le hará la vida imposible al marido.

Y el la adorará.
Vale, pero no es lo mismo.
Un médico del hospital, por posicionadito que esté, no deja de ser un burgués normal y corriente -como puede haber millones-.
Podrá darte una vida cómoda con casa de diseño en Jerez Norte y niños metidos en el colegio bilingüe o en El Cuco, pero no mucho más. Comodidad provinciana pero poco glamour.
No es lo mismo.
 

sepultada en guano

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Un bodorrio preparado en el que jorobas a tu familia y amigos (ya suponemos que la de la novia te importa un carajo) porque han tenido que desplazarse, gastar pasta en trajes, regalos...etc vas a tener que dar una explicación plausible.
Porque o son cuernos con fotos de ella, que le llegan in extremis o es un tarado me gusta la fruta y a la chica le ha hecho un favor.
Si es amigo mío o me enseña una foto de ella comiéndole la boca o yendo de la mano con otro o no le vuelvo a hablar y le pido que me devuelva la pasta de los gastos que hice. Si no, le parto los dientes.
Igual le puso un espía y ella cayó en la trampa.
A saber...
 

COMPRESA_DE FRESA

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30 Abr 2010
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La novia ha llegado en coche a la puerta de la iglesia.
Estaba esperando dentro del coche, el aún no había llegado.
Un amigo le ha dado su teléfono para que hablase con el novio que tenía que hablar con ella.
Cuando ella se ha puesto al teléfono, le ha dicho que no seguía con la boda y que se iba a su casa, a Sevilla, donde han estado viviendo juntos.

El coche ha salido escopetado con ella dentro.
Enseguida se ha sabido, la gente no daba crédito.
El malestar ha sido impresionante.
El está destrozado.
 

ATARAXIO

Madmaxista
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6 Mar 2017
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Es un torturador y asesino de toros.Hay que ser bastante orate para dedicarte a eso.Su psicopatía la ha extendido a la novia y resto de invitados.Empatia cero.

Pena por ella ninguna,casarse con un torero es de tener pocas luces y sensibilidad hacia los animales.


El día 8 de abril de 1928, en la plaza de toros de Madrid, en la corrida de Pascua de Resurrección, se usaron ya, con carácter obligatorio y definitivo, los petos protectores de los caballos. Pero hasta la fecha el espectáculo que denigra a las sociedades que lo permiten , era este que relata Blasco Ibañez en su libro y que excepto con lo del caballo, sigue siendo una indescriptible orgía de sangre y sadismo :

[...] Llevaban varios días de montar y amaestrar a estos caballos tristes, que aún guardaban en sus flancos las rojas huellas de los espolazos. Los sacaban a trotar por los desmontes inmediatos a la plaza, haciéndoles adquirir una energía ficticia bajo el hierro de sus talones, obligándoles a dar vueltas para que se habituasen a la carrera en el redondel. Volvían a la plaza con los costados tintos en sangre, y antes de entrar en las caballerizas recibían el bautismo de unos cuantos cubos de agua.

Había jacos de inaudita delgadez, esqueletos de agudas aristas salientes que parecían próximas a rasgar la envoltura de piel de largos y flácidos pelos.

Otros agitabánse arrogantes, piafando de energía, con las patas fuertes, el pelo reluciente y el ojo vivo: animales de hermosa estampa que era incomprensible figurasen entre unos deshechos destinados a la muerte; bestias magníficas que parecían recién desenganchadas de un carruaje de lujo, Estos eran los más temibles: caballos incurables, atacados de vértigos y otros accidentes, que de pronto venían al suelo, arrojando al jinete por las orejas.
Y tras estos ejemplares de la miseria y la enfermedad, sonaban las tristes herraduras de los inválidos del trabajo: caballos de tahonas y de fábricas, machos de labranza, jacos de coches de alquiler, todos soñolientos por el hábito de arrastrar años y años el arado o la carreta; parias infelices que iban a ser explotados hasta el último instante, dando diversión a los hombres con sus pataleos y saltos al sentir en el abdomen los cuernos del toro.


[...] El primer toro <<salió pegando>> con gran acometividad para las gentes de a caballo. En un instante echó al suelo a los tres picadores que le esperaban lanza en ristre, y de los jacos dos quedaron moribundos, arrojando por su perforado pecho chorros de sangre obscura.

El otro corrió, loco de dolor y de sorpresa, de un lado a otro de la plaza, con el vientre abierto y la silla suelta, mostrando por entre los estribos sus entrañas azuladas y rojizas, semejantes a enormes embutidos. Arrastraban las tripas por el suelo, y al pisárselas el mismo con sus patas traseras, tiraba de ellas, desarrollándolas como una madeja confusa que se desenmaraña. El toro, atraído por esta carrera, marchó tras él, y metiendo la poderosa cabeza bajo su vientre lo levantó en los cuernos, arrojándolo al suelo y ensañándose en su mísero armazón quebrantado y agujereado.

Al abandonarle la fiera, moribundo y pataleante, un <<mono sabio>> se aproximó para rematarlo, hundiéndole el hierro de la puntilla en lo alto del cráneo. El mísero jaco sintió una rabia de cordero en los estremecimientos de su agonía, y mordió la mano del hombre. Este dio un grito, agitó la diestra ensangrentada, y apretó el puñal, hasta que el caballo dejó de patalear, quedando con las extremidades rígidas. Otros empleados de la plaza corrían de un lado a otro con grandes espuertas de arena, arrojándolas a montones sobre los charcos de sangre y los cadáveres de los caballos.

El público estaba en pie, gesticulando y vociferando. Sentiase entusiasmado por la fiereza de la bestia y protestaba de que en el redondel no quedase ni un picador, gritando a coro: <<¡Caballos! ¡caballos!>>

Todos estaban convencidos de que iban a salir inmediatamente, pero les indignaba que transcurrieran unos minutos sin nuevas carnicerías.

El toro permanecía aislado en el centro del redondel, soberbio y mugidor, levantando los cuernos sucios de sangre, ondeándole las cintas de la divisa sobre su cuello surcado de rasgones azules y gente de izquierdas.
Salieron nuevos jinetes, y otra vez se repitió el da repelúsnte espectáculo. Apenas se aproximaba el picador con la garrocha por delante, ladeando el jaco para que el ojo vendado no le permitiera ver a la fiera, era instantáneo el choque y la caída. Rompíanse las picas con un chasquido de madera seca, saltaba el caballo enganchado en los poderosos cuernos, brotaba la sangre, excrementos y piltrafas de este choque mortal, y rodaba por la arena el picador como un monigote de piernas amarillas, cubriéndole inmediantamente las capas de los peones.

Un caballo, al ser herido en el vientre, esparció en torno de él, vaciando sus entrañas, una lluvia nauseabunda de excremento verdoso, que vino a manchar los trajes de los toreros cercanos.

El público celebraba con risas y exclamaciones las ruidosas caídas de los jinetes. Sonaba la arena sordamente con el choque de los cuerpos rudos y sus piernas forradas de hierro. Unos caían de espaldas, como talegos repletos, y su cabeza, al encontrar las tablas de la valla, producía un eco lúgrube.

-Ese no se levanta-gritaban en el público-. Debe tener abierto el melón.

Y sin embargo, se levantaba, extendía los brazos, rascábase el cráneo, recobraba el recio castoreño, perdido en la caída, y volvía a montar en el mismo caballo, que los <<monos sabios>> incorporaban a la fuerza de empellones y varazos. El vistoso jinete hacía trotar al jaco, que arrastraba por la arena sus entrañas cada vez más largas y pesadas con la agitación del movimiento. El picador, sobre esta debilidad agónica, dirigíase al encuentro de la fiera.

Remendaban los caballos como si fueran zapatos viejos; explotaban su debilidad hasta el último momento, prolongando su agonía y su muerte. Quedaban en el suelo pedazos de intestino, cortados para facilitar la operación de <<arreglo>>. Otros fragmentos de sus entrañas estaban en el redondel cubiertos de arena, hasta que muriese el toro y los mozos pudiesen recoger esas piltrafas en sus espuertas. Muchas veces, el trágico vacío de los órganos perdidos remediábanlo los bárbaros curanderos con puñados de estopa introducidos en el vientre.

Lo importante era mantener en pie a estos animales unos cuantos minutos más, hasta que los picadores volviesen a salir a la plaza; el toro se encargaría de rematar la obra... Y los jacos moribundos sufrían sin protesta esta lúgubre transfiguración. Los que cojeaban eran reanimados con ruidosos golpes de vara, que les hacían temblar desde las patas a las orejas.

Relinchaban tristemente los caballos heridos, levantando la cola con ruidoso escape de gases; un hedor de sangre y excremento vegetal esparcíase por el patio; la sangre corría entre las piedras, ennegreciéndola al secarse.
 

pr0orz1337

High Admiral
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¿Qué creéis que ha pasado? Yo no creo que estas dudas surjan la misma mañana del bodorrio, eso es muy peliculero. Creo que es el típico que no tiene narices a decirlo a tiempo y va dejando que la bola de nieve gire y gire, posponiendo el drama.

Si es así, la chica ha escogido mal. Un MACHO POLLUDITO sabe decirle a su hembra que hay que esperar. Y acto seguido le regala un pedrusco carísimo para el dedo. Que paciencia toda la que quieras, pero bobería ninguna. El tesorito hay que cuidarlo.

Qué drama. Qué auténtica tragedia para el cachopo español. Ese hombre va a ser derroido.
...Que en alguna parte de la geografía española hubo anoche un Fiestón del Siglo, de esos en los que solo se puede acudir soltero o el divorcio sale carísimo al día siguiente.

...Y hasta aquí puedo escribir. nodigomas:
 

Sputnik

Madmaxista
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Una hora antes. Si eso es cierto menudo patán!!!!!

Como si no hubiese tenido tiempo para decirlo antes.

Como es hombre no le otorgamos el comodin de "Se sintio mal por dentro, preso de una congoja infinita y con extraordinario valor se empodero y cambio el rumbo de su vida, enfrentando las criticas de miles de ofendiditos/as, que sabia le llegarian", que seria mas o menos el que le dariamos a una mujer, para darle un sentido epico a su acto?