Por eso hay que dejar la fruta cámara quieta enfocando de cintura para arriba al que habla y que el espectador mire a los ojos, a la boca, a las berzas o a lo que se le antoje como haría en la vida real, y no que un demorado mental que se cree muu listo porque ha estudiado una carrerucha de hez "aprendió" en la facultamierda que hay que mover la cámara sin parar.
Ah, y la película "La soga" de Alfred Hitchcock es una obra maestra y está rodada en un solo plano, a diferencia de las hezs de hoy en día en las que a pesar de cambiar de enfoque sin parar son una fruta hez aburrida, porque en "La soga" avanza el argumento mientras que en las bazofias hechas por los demorados del cine el argumento está parado y sólo cambian la imagen para volver a ver lo que ya enfocaron antes aburriendo y mareando al espectador.
Como sofisma suena muy bonito, pero la realidad es que el medio audiovisual NO es "como la vida real", como usted dice. Tiene sus limitaciones, y por tanto, es tarea del realizador intentar compensarlas para que la experiencia del espectador sea lo más parecido a la vida real.
Si en la vida real usted tiene mayor capacidad para girar la cabeza y mirar a donde quiera. Los propios ojos tienen un gran angular, pero a la vez altísima resolución. Y si no ve algo siempre puede acercarse o sacar unos prismáticos.
En imagen existen compromisos. En un plano abierto entra todo en el plano, pero la resolución es baja y no se percibe nada, por mucho que el espectador quiera centrarse en algo, solo verá píxeles. En cambio, si se mantiene un plano cerrado, los detalles se ven, pero a costa de suprimir el resto del ambiente. Por eso para evitar estos compromisos, el realizador debe usar cambios de plano cuando intuya que de forma natural un espectador necesitaría enfocarse en algo.
Otra cosa es el mal de nuestros tiempos, que son aquellos "profesionales" con el ego por las nubes, que en lugar de hacer su trabajo prefieren hacerse notar, sin darse cuenta de que en realidad molestan. Ahí están los que hacen coreografías de planos sin sentido.
Usted hablaba de los conciertos. Hacerlo bien no es fácil. Requiere conocer el medio técnico, pero a la vez dominar la disciplina artística. En tiempos de TVE pre-Caffarel, los profesionales especializados de la casa producían realizaciones de bodas reales, conciertos u obras de teatro con una gran sensibilidad, ajustando perfectamente los planos a los requisitos del evento.
Hoy en día la precarización del gremio y la mercantilización de todo, sumado al analfabetismo y acedía crecientes, provocan que veamos retransmisiones ridículas donde sentimos que no estamos viendo lo que queremos ver, que nos molestan porque enfocan a algo que no tiene interés mientras que lo que sí lo tiene, no aparece. Eso es un mal realizador.
Estos dos vídeos son la misma obra. El primero grabado hace 25 años por un equipo especializado de TVE. El segundo, hace poco, por una pequeña empresa audiovisual que lo mismo graba bodas que conciertos. Más allá de la diferencia de calidad de imagen —y del elenco, para qué nos vamos a engañar—, las diferencias son notables, simplemente viendo los primeros minutos.