Fueron los militares, y sorprendentemente el JEMAD, los que comenzaron a utilizar la palabra "Guerra" en público, y esa palabra no la utilizan a la ligera.
Cualquiera que tuviera las curvas reales de 20 dias de Italia, una situación rarísima que no voy a comentar, y la experiencia de más de un mes de China, Irán y Corea, sabía que la situación iba a ser asimilable a una guerra biológica.
Pero los militares no pasaron de ahí, pese a sus células de crisis sobre guerra NBQ. Su escala de mando, alerta y alarma tendrá que reflexionar sobre ello y sobre su responsabilidad. Se perdió el mes crucial. Italia estaba condenada, España no.
Incluso el rey, vestido de civil, hizo un pobre mensaje inconsistente, repleto de vaguedades que ya sabíamos todos y que a cualquiera le decepcionó. No pudo, o no quiso, ir más allá. Él sabrá. ¡Qué diferencia con el discurso sobre Cataluña! Repasad los dos. Es un buen ejercicio.
Salvo ellos, salvo los amordazados militares y algún político autonómico díscolo que se vió venir el desastre, el resto de políticos seguía con su cosa de lenguaje "políticamente correcto" aburreovejas. Cuando a Merkel se le escapó lo del 70% de futuros contagiados, se animaron algo para maldecirla y volver al wishful thinking.
No se comenzó a movilizar reservas estratégicas para una guerra, que un Pedro Sánchez patético ha reconocido en la tele que no tenían. No se activó una economía de guerra, con reasignación de activos empresariales. No comenzaron a concienciar a una población cuyos elementos más sensibles ya andaban preparándose y acumulando sus propias reservas "estratégicas".
El sistema no avanzó ninguna medida. Carnavales a tutiplén. Fallas, con la Cridá y mascletaes por todo lo alto, espectáculos deportivos y entierros, bautizos, bodas, pilinguiferios, manis y saraos como los 8-M:
¡Sageraos, que sois unos sageraos!
¡Es solo una gripe!
¡Lavaos las manos, shishi!
¡Tosed en vuestro puñetero codo!
El resultado.
Primero: Hospitales, centros de salud, residencias de ancianos, médicos de familia, cuidadores de ancianos. Segundo: Movilidad de ciudadanos son control. Medios de transporte, aviones, trenes, autobuses, metros...
Tercero: Centros de trabajo, centros de ocio, comercios y grandes superficies, reuniones sociales y familiares...
Una bomba de contagios. La hemos visto explotar y sigue la onda expansiva. Máquinas virales autorreplicantes de Von Neumann en todo su esplendor.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos individuales? Poco
1.- mascaras. Que los cuerpos infectados no sean nuevas máquinas de Von Neuman virales. Exigir mascaras obligatorias, con petición de reparto de mascaras a la entrada de hospitales y centros de salud.
2.- Autoprotección. Alejamiento social sin miedo. Distancia de seguridad y contacto cero, pese a lo que pese. Uso racional de los servicios públicos y abastecimiento.
3.- Crítica abierta. 5000 muertos. Ya hemos pasado la fase de "llegará el momento". El momento ha llegado. En la guerra se destituyen generales. Cese de quienes no den la talla.
4.- Redes sociales. Estado de opinión ciudadana. Combate a wishfulthinkistas e irresponsables. Crítica a periodistas estómagoagradecidos. Desenmascaramiento de Community Managers.
5.- Agradecimiento a los héroes. Mucho agradecimiento. Ahora es más efectivo.
6.- Reclamaciones a las instituciones. Liberar el cabreo, la rabia y el repruebo. Es sano.
7.- Memoria en las elecciones. Los que están mandando son los que son.
8.- Solidaridad. En una guerra sale lo mejor y lo peor de nosotros. Solidaridad.
9.- Esperanza transitiva. Psicología social con nuestros familiares y vecinos.
10.- Normalizar la realidad. Esto va a durar y el mundo ha cambiado.