El fracaso del Estado omnipotente

Que estado ni qué niño muerto.

Eres un animal, estás expuesto a la fin en cualquier momento y nadie va a salvarte.

Están pisoteando todos y cada uno de los derechos de las personas, es decir, de los derechos naturales de las personas, en vistas a su completa negligencia. La libertad de movimiento sólo es una de ellas.
Los "derechos sociales" se pueden ir a tomar por ojo ciego frente a los derechos naturales. Los derechos naturales es lo que no tienen derecho a quitarte.

Los derechos NO EXISTEN, y menos aun los derechos naturales. Los derechos sólo son un idea que existe en la mente, que cuanto el respeto entre las personas se desvanece, simplente SE VAN.
 
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Que estado ni qué niño muerto.

Eres un animal, estás expuesto a la fin en cualquier momento y nadie va a salvarte.



Los derechos NO EXISTEN, y menos aun los derechos naturales. Los derechos sólo son un idea que existe en la mente, que cuanto el respeto entre las personas se desvanece, simplente SE VAN.
Los derechos sí existen, el derecho a faltar el respeto a las personas es uno de esos derechos, precisamente, y lo tienen todos los vivos desde que nacen (eso significa "natural", frente a "legal" o "positivo"). Cuando uno lo suprime en otros, no deja de ejercerlo, pues es pregorativa de su libertad. El respeto mutuo es aquello que permite que todos tengan esos derechos, sin perjuicio de unos sobre otros, y esa es la sociedad que algunos estúpidos defendemos.
 
Los derechos sí existen, el derecho a faltar el respeto a las personas es uno de esos derechos, precisamente, y lo tienen todos los vivos desde que nacen (eso significa "natural", frente a "legal" o "positivo"). Cuando uno lo suprime en otros, no deja de ejercerlo, pues es pregorativa de su libertad. El respeto mutuo es aquello que permite que todos tengan esos derechos, sin perjuicio de unos sobre otros, y esa es la sociedad que algunos estúpidos defendemos.
Efectivamente, esa sociedad ahora mismo está suprimida. Los socialistas y sus inútiles burócratas tienen derecho de vida, fin y confinamiento sobre sus súbditos
 
Una explicación enorme de Daniel Lacalle de lo que le va a suceder a la economía en España.
Los doctores Sánchez e Iglesias, a quien nadie les llamó para arreglar nada, más que si acaso para quitarle el gobierno a "la derecha". Ministros y secretarios y todo el aparato que no aciertan nunca (aquí yacen "las previsiones de crecimiento"), nos van a destruir el país, en su línea habitual, y se lo van repartir entre ellos.
Cuando si no hicieran anda, nuevamente, sería mucho mejor.
Matasanos en el gobierno.

Estado de alarma: autónomos y empresas ante el colapso
 
"I've got my own machine and I've paid my dues all along, all set for breaking… Fall out". Sting

Que el Gobierno se agarre desesperadamente a la máquina de expoliar en medio de un shock epidémico que puede generar una recesión es, cuando menos indignante.




Leo la lista de medidas económicas "urgentes" lanzada por el Gobierno mientras espero para entrar en un programa. Medidas, ojo, que solo afectan a "personas físicas o jurídicas con volumen de operaciones no superior a 6.010.121,04 euros en el ejercicio 2019, siempre que las solicitudes presentadas hasta esa fecha sean de cuantía inferior a 30.000 euros" y "con carácter excepcional". Es decir, nada. Un máximo de 30.000 euros que no cubre absolutamente nada. La inmensa mayoría de autónomos y empresas que se enfrentan a un cierre que puede durar meses no van a tener el más mínimo respiro.


Para la mayoría de pequeñas empresas y autónomos de España un mes de cierre es una ruina. Dos meses es una catástrofe que lleva a quiebras y despidos.

En España, el capital circulante mata más empresas que el Gobierno, pero cuando se juntan los dos poniendo zancadillas, entramos en crisis.

¿Qué es fin por capital circulante? Los ingresos se desploman, los que te pagan lo hacen, pero mucho más tarde y, sin embargo, los costes fijos e impuestos aumentan y se acumulan. La mayoría de las empresas en España tienen muy poca liquidez. Si pensamos en las grandes, suman 28.236 millones de euros según Moody’s. Eso supone el 3% de la liquidez total de la región EMEA y sitúa a España a la cola de Europa.

Para que se hagan una idea, si eliminamos la caja de una sola empresa del Ibex, la liquidez total de las empresas en España no cubre las necesidades de capital circulante de un año. Teniendo en cuenta que en 2019 las pérdidas de ingresos anuales como consecuencia de los impagos se han incrementado un 1%, situándose en el 1,7%, según el Informe Europeo de Pagos de Intrum, la caja media que mantiene una pyme no llega a cubrir tres meses de costes, y eso es ser muy optimista.

Mientras, los costes por impuestos al trabajo han aumentado un 20% en dos años escondido bajo el SMI, se pagan impuestos por adelantado por facturas que, en el mejor caso, se retrasarán en cobrar y los costes fijos ahogan a unas empresas que ya en 2018 estaban en su mayoría en pérdidas.

El 70,8% de las empresas que facturan menos de un millón de euros declararon base imponible negativa en 2017 y el 54% del total de empresas registraron pérdidas ese año, según la AEAT. Es decir, que empresas que estaban ya en enormes dificultades sumaban más de 996.000.

Retrasar el pago de algunos impuestos un máximo de seis meses no mitiga ni el efecto del desplome de ventas ni la situación ya casi imposible que se acumulaba antes de ninguna epidemia, en 2019.

Retrasar el pago de algunos impuestos un máximo de seis meses no mitiga el efecto del desplome de ventas
Recordemos la razón por la que España siempre entra en crisis de manera muy rápida y abrupta, y destruye más empleo que otras economías:

  • Nuestras empresas, incluidas las que llamamos grandes, son muy pequeñas. El 90% de las empresas son pymes y la mayoría de ellas, casi el 60%, son microempresas. Además, como refleja la cifra de la AEAT, la mayoría están en pérdidas.
  • Los gobiernos ignoran los problemas de capital circulante de las empresas y siguen prefiriendo rascar y expoliar de lo que queda, aunque genere un destrozo en bases imponibles y en empleo a futuro. En vez de hacer lo que otros países están haciendo, bonificar y eliminar impuestos para evitar la sangría de empleo y quiebras, el Ejecutivo español lanza unas medidas que no ayudan a nadie a sobrellevar los escollos que existían antes de que el cobi19 generara un cierre generalizado.
  • Ante la acumulación de impuestos y facturas que pagar en medio de una caída de ingresos sin precedentes, España destruye más empleo que otros porque los empleadores no se pueden permitir mantener la fuerza laboral en un país donde un salario de 950 euros le cuesta al empleador 1.450 euros. A la batería de facturas y costes fijos se le añade una desproporcionada cantidad de impuestos, según el estudio de Civismo, La Factura Fiscal de las Empresas en España. Según el profesor Santacruz, la factura fiscal que habrá tenido que abonar una empresa pequeña española presenta un tipo efectivo del 49,67% sobre su resultado bruto de explotación. En el caso de una mediana, habrá sido del 51%; y en el de una grande, del 61,57%, incluyendo todos los impuestos.
  • El resultado de la fin por capital circulante es que el tejido empresarial se destruye rápidamente y, con él, el empleo. España ha perdido casi 80.000 empresas desde la crisis. Entre 2008 y 2013 desaparecieron en España más de 160.000 empresas con asalariados -sin contar negocios de autónomos sin empleados a su cargo, lo que llevó a que el tejido empresarial español perdiera más de 3,2 millones de puestos de trabajo.
Una de las razones por las que España destruye tanto empleo es porque destruye empresas más rápido que nadie acudiendo a grandes medidas de titular que no solucionan los problemas de los creadores de empleo e ignorando el problema de capital circulante y tamaño de nuestro tejido empresarial.

Los gobiernos se lanzan a hacer grandes gastos y grandes gestos de titular que no fortalecen ni a las pequeñas ni a las grandes empresas. A las primeras no les llega, y a las segundas no se les paga cuando viene el destrozo presupuestario y una crisis de deuda.

Una crisis epidémica no se soluciona disparando el déficit y creando comités de coordinación entre 17 comunidades, bajando unos tipos que no sirven de nada porque ya eran negativos cuando la demanda de crédito caía, ni mucho menos comprando bonos de estados que ya se financian a tipos negativos y mega-empresas zombi que ya están subvencionadas. Se sostendrá el PIB artificialmente, pero eso no sirve de nada. Es fácil sostener el PIB con deuda, es muy difícil mantener el tejido empresarial ante un problema de oferta negando medidas de oferta y poniendo políticas de demanda que solo benefician a quienes ya han sido los beneficiados -gobierno y sectores adláteres-.

Si, encima, el Gobierno decide previamente debilitar el tejido empresarial y el empleo, como ha ocurrido, las empresas se enfrentan a un shock epidémico tras un shock endémico, al bichito del intervencionismo se le ha añadido el bichito sanitario.

Es muy difícil mantener el tejido empresarial ante un problema de oferta negando medidas de oferta y con políticas de demanda
Un shock epidémico no se soluciona con aumentos de déficit en gasto corriente y bajos tipos. La demanda de crédito solvente ya estaba cayendo a pesar de los tipos negativos.

Los enormes planes de medidas de demanda generan un doble negativo. Por un lado, se aumenta el exceso de capacidad y gasto deficitario, el crédito se concentra en los estados y los que ya lo tenían, y por otro lado se genera un cierre generalizado de la economía que no se soluciona haciendo carreteras y gastando en observatorios y comités. Los sectores ya endeudados y el Gobierno se benefician de las medidas, los demás salimos perjudicados de la caída de la economía y del aumento de impuestos.

Un shock epidémico se soluciona con medidas de oferta, no de demanda.

  • Bonificando impuestos durante el periodo de crisis, eliminando la subida de las bases mínimas y máximas imponibles y bonificando cuotas sociales en los impuestos al trabajo, para evitar la sangría de empleo. Bajar el impuesto de sociedades en todos los tramos un 50% en planes de mantenimiento y fortalecimiento del empleo.
  • Los Estados ya se financian a tipos negativos. Habilitar, como ya está haciendo la banca, líneas que permitan atender al capital circulante a tipos cero. La banca lo hace con sus clientes, el estado puede y debe hacerlo con los demás.
  • Eliminando todas las trabas a la creación de empleo y la poca inversión que llegue. Pre-aprobación de todos los proyectos que se vayan a hacer en nuestro territorio. No se puede demorar meses y hasta años un proyecto en condiciones normales, y menos en periodo de crisis.
El lector me dirá que todo esto se debe hacer en general y no solo por una epidemia, y estamos de acuerdo.

El problema, ante esta crisis, es que estamos rodeados de algunos políticos que ponen decenas de escollos a la inversión y al empleo y cuando salta la crisis te dicen que si pides medidas es que no eres liberal (hay que tener cara dura) y que no defiendes el libre mercado que ellos han entorpecido hasta la extenuación. Pedir que el estado deje de expoliar ante una crisis inminente no es que sea liberal, es que es una obligación jovenlandesal.

Aún peor, estamos rodeados de algunos políticos que piensan que esto es una fantástica oportunidad para destruir tejido empresarial y hacer a empleadores y empleados todavía más dependientes de una ayuda de un estado que ni se la puede dar ni se la va a dar.

Creer que los 120.000 millones de liquidez que va a inyectar el BCE y los miles de millones que va a despilfarrar el Gobierno van a llegar a los emprendedores que se enfrentan a meses de pérdidas es no entender el mecanismo de crédito.

La prueba está en lo que ha pasado estos últimos años y lo que pasó en la crisis de 2008, el absoluto fracaso, porque el mecanismo de transmisión solo funciona para quien ya está endeudado y entrampado. El que sale hundido de ésta es el que ha sido prudente en los últimos años pero ahora se enfrenta a impuestos crecientes, cero apoyo y caída de ventas. El rescate de los imprudentes y el sablazo a los prudentes.
 
Voy a ir recopilando hilos demostrativos.
Requisadas 69.000 máscarillas en diversas actuaciones en los aeropuertos de Barajas, Gran Canaria y Santiago de Compostela.

Pedro Montañés, el fabricante de mascaras linchado por la izquierda mediática: "Nos han hecho mucho daño"
 
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Las mascaras se hacen y se distribuyen por un beneficio, la gente no trabaja gratis, ni tampoco puede trabajar gratis, ni tampoco lo puede hacer el que envía la tela, el que recoge algodón, etc.
Es el beneficio personal lo que hace que todo funcione.
En España está teniendo lugar un espectáculo atroz de comunismo, que nos puede llevar a Venezuela rápidamente.
 
NO. Precisamente lo que está mostrando la esa época en el 2020 de la que yo le hablo es lo contrario, el fracaso del liberalismo, del progresismo, del globalismo...

Esta esa época en el 2020 de la que yo le hablo está mostrando las costuras de un mundo sin fronteras, las costuras de que la democracia es el sistema político más competente, las costuras de un globalismo que prefiere fábricas en países tercermundistas antes que en el primer mundo, las costuras de una sociedad que ignora a su bien más preciado, sus mayores, las costuras de una sociedad en la que el valor supremo es la tan manoseada "libertad"...

En cambio, esta esa época en el 2020 de la que yo le hablo acredita a los países que tienen fronteras, que tienen gobiernos que se pasan por el forro la opinión pública de la masa, de los países que son autosuficientes, de las sociedades que tienen como valor supremo defender la vida de sus familiares, de sus compatriotas, pero sobretodo de sus mayores, no dejándolos a su suerte....

Un solo bichito está poniendo en jaque a este sistema globalista, antinatural, individualista, hedonista, relativista y nihilista. Una sociedad que se consideraba Dios, por tener como culto a la ciencia. Una sociedad que creía que tenía TODO, por tener muchos avances y bienes tecnológicos, y al final no tiene NADA. Todo esto se ha venido abajo en un chasquido de dedos.

En definitiva esto muestra otra vez que el mundo moderno es un fracaso, que la tan cacareada "libertad" no existe, que los derechos son papel mojado. En este mundo terrenal lo único que tenemos es la supervivencia.

La pregunta es: ¿Aprenderemos que el mundo moderno, con su globalismo y progresismo es un fracaso? Yo digo no.
 
Es la tesis que he ido exponiendo estos días a los inanes que venían aquí llorando piendiendo más estado: qué precisamente por tener un estado que está tan metido en nuestras vidas, ahora es cuando se ve su impotencia. Como dice el refrán: quien mucho abarca, poco aprieta.

Por poner un ejemplo, si el estado no gastase ingentes e indecentes cantidades de nuestro dinero en insensateces, empezando por la religión oificial del estado, el feminismo de corte marxista, habría más dinero para atajar esta epidemia y la consecuente crisis económica. Pero resulta que desde los tiempos de Felipe González, a nuestra gobierno le ha importado una cosa ir acumulando deuda y vivir siempre al día para mantener a grandísimas legiones de inútiles y una estulta propaganda para mantenerse en el poder. Incluso asociaciones inútiles como Facua o un comité antitabaco. Tócate los bemoles...

Lo dicho, yo estoy dispuesto a tragarme este estado de excepción si ayuda a atajar crisis de este calibre y siempre que sea de forma TEMPORAL, pero después deberíamos reflexionar para qué tenemos un estado que se come más de la mitad de la riqueza nacional. Tenemos a los médicos sin material suficiente, pero tenemos para 22 ministerios a cada cual más inutil; ya sea para colocar a aun astronauta (que nunca se sabe por donde anda) o a la querida del líder del partido que se dedica a repetir insensateces.

Buen texto CuatroC.

Dejo un artículo que toca más o menos este tema y de como se las apaña el estado (o grandes magnates pegados al estado, estilo Michael Bloomberg o Soros) para ir creando lobbies paralelos y atornillarse en el poder:

La gran estafa ideológica que conduce a la tiranía
En 2004 el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero promulgó la llamada Ley Integral de Violencia de Género, una ley que, a pesar de violar principios básicos del Estado de derecho, fue apoyada por todos los partidos. En realidad, no respondía a las necesidades de las víctimas sino, más bien, al apetito propagandista de los políticos y a intereses de activistas y grupos de presión. Esta ley injusta, elaborada con criterios puramente ideológicos, no sólo no resolvió el problema sino que, como suele suceder, creó otros nuevos. Pero ahí sigue, inasequible a la enmienda o a la simple crítica.

Este ejemplo, especialmente grave, muestra cómo los grupos organizados suplantan el interés general y logran que se conculquen de un plumazo principios democráticos fundamentales. Pero no es el único caso en que el activismo toma el control de la política. Sin ir más lejos, esta misma semana, el Ayuntamiento de Madrid, institución con fines y atribuciones claramente delimitadas, ha sido declarado unilateralmente, por la presión de grupos fuertemente ideologizados, “libre del TTIP”, el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y los Estados Unidos. ¿Se plasmará quizá tal rechazo en la prohibición de consumir productos made in USA en dependencias municipales?

Los “colectivos okupas” constituyen también un ejemplo de libro; siendo cuantitativamente irrelevantes, en no pocas ocasiones consiguen de alcaldes y concejales tratos de favor inaccesibles para el común de los ciudadanos. O los grupos animalistas, cuya vehemencia y determinación lleva a los partidos a asumir a la carrera, sin mayores prevenciones, su “ética no antropocéntrica”. Sorprendentemente, en pleno siglo XXI la política se guía por criterios cada vez menos racionales: más ideológicos, emocionales e interesados.

Las neo-ideologías y la democracia sentimental

En 1964, Gonzalo Fernández de la jovenlandesa publicó su famoso ensayo El Crepúsculo de las Ideologías, donde sostenía que la creciente complejidad de la gestión pública exigía formas más racionales de organización política, más pragmáticas, basadas en criterios técnicos, no en la ideología, un concepto arcaico destinado a desaparecer. Por ello, ideólogos y políticos profesionales serían paulatinamente desplazados por técnicos y expertos. El argumento parecía plausible pero... la historia se encargó de quitar la razón a De la jovenlandesa.

Las ideologías no desaparecieron; muy al contrario, se fragmentaron en formas todavía más agresivas e irracionales. Las ideologías clásicas, generalistas y hasta cierto punto argumentativas, dejaron paso a creencias particularistas, centradas en un activismo puro con objetivos muy puntuales. Se trata de doctrinas todavía más fanáticas, antagónicas a la libertad individual, con creciente influencia sobre la política; "ismos" o religiones laicas que sistemáticamente cortocircuitan el debate, gritan, insultan, vociferan y queman en la hoguera a quien no comulga con lo políticamente correcto. Una suerte de nuevas sectas que, a diferencia de las tradicionales religiones, establecen reglas de conducta que no sólo afectan a sus feligreses; también aspiran a ser de general cumplimiento mediante la coacción estatal.

El marxismo, un ejemplo clásico, fue sustituido por la ideología de género, según la cual la diferencia sensual no es más que un producto de la cultura. O por el ecologismo radical, la nueva religión laica que pregona el Apocalipsis, la destrucción de la humanidad por sus pecados contra la naturaleza, salvo que... haga acto de contrición, asimile el nuevo catecismo y pague el correspondiente peaje. O por el animalismo, una corriente que pretende colocar a los animales al mismo nivel que las personas. O por el “movimiento okupa”, que liquida el insolidario y egoísta derecho de propiedad en favor de la libre disposición para usos sociales de viviendas, locales y solares. Todas ellas son nuevas ideologías, basadas fundamentalmente en impulsos y emociones, dispuestas a practicar una ingeniería social intensiva por medio de la propaganda, la coacción y los hechos consumados.

Ante este nuevo órdago a la sociedad abierta, a la libertad individual, los partidos actuales, bien sea por puro interés electoral o simplemente por desidia para elaborar su propio ideario, se limitan a comprar gran parte de esta mercancía. Incorporan a sus programas cualquier consigna defendida por minorías ruidosas, por los activistas más gritones y fanáticos, por muy absurdos y descabellados que sean sus postulados. Al final, la gestión pública queda más orientada por creencias y supersticiones que por criterios objetivos y técnicos. ¿Cómo se explica semejante chaladura?

Las ideologías representan intereses grupales

En A Theory of political parties, (2012) Kathleen Bawn y sus coautores ofrecen una explicación. La política sufre una fuerte reideologización porque los partidos, en su búsqueda de atajos hacia el poder, han descubierto que ganan votos más rápida y fácilmente incorporando las ideas de los activistas bien organizados que elaborando y defendiendo las suyas propias. Esta estrategia ha obrado un efecto perverso: los programas coinciden cada vez más con los intereses de los activistas y se alejan paulatinamente de las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos.

El votante corriente habría perdido influencia porque la creciente complejidad de la política le impide conocer bien sus detalles. No es que sea necio, simplemente no tiene tiempo ni incentivos para procesar los gigabytes de información necesarios para formarse una opinión fundamentada, para votar de manera razonada. Así pues, los partidos prefieren ganarse el apoyo de los activistas mejor organizados, mucho más conscientes del objetivo que buscan. A través de ellos, obtienen los votos de numerosas facciones y sólo pierden el respaldo de los ciudadanos capaces de procesar la información, resistir la abrumadora propaganda y vencer el miedo al qué dirán (un tipo de votante al que los partidos desprecian por creer, erróneamente, que es muy minoritario). Por ello, en España, los grupos interesados, entre los que tienen cada vez mayor peso los activistas, acrecientan su influencia de forma inexorable, aplastando a la propia democracia.

Para Bawn y sus colegas, la ideología de los partidos es, en realidad, el resultado de acuerdos tácitos entre los diferentes grupos de intereses. Y se vende en los medios de información como algo indisociable del progreso. La sociedad, en lugar de evolucionar de forma natural, voluntaria, adaptándose paulatinamente al cambio de los tiempos, es obligada a transformarse drásticamente, en el marco de una ingeniería social que obedece a inconfesables intereses particulares.

La posibilidad de que los partidos apoyaran posturas de grupos minoritarios, no los de la mayoría, fue contemplada por Anthony Downs en An Economic Theory of Democracy (1957): un partido podría ganar las elecciones defendiendo un paquete de políticas minoritarias en las preferencias del electorado, fenómeno que se conoce como coalición de minorías. Esto sucede cuando una parte sustancial de la población vota según el trato que el gobierno concede a su facción, no en función del que otorga al conjunto de la ciudadanía. Las subvenciones a colectivos concretos son un ejemplo palmario: el votante valora el beneficio concentrado en su pequeño grupo pero desdeña la recaudación requerida, pues, al fin y al cabo, los impuestos se reparten entre toda la sociedad.

Grupos y facciones: los nuevos tiranos

Fue, sin embargo, Mancur Olson en The Logic of Collective Action (1965) quien explicó por qué los grupos de intereses particulares acaban ganando la partida a las asociaciones que defienden el bien común. La estructura de incentivos, costes y beneficios, fomenta que los sujetos se agrupen buscando intereses concretos, egoístas, en pos de prebendas a costa del resto, pues aquí las ganancias son sustanciales e inmediatas. Por el contrario, afiliarse a asociaciones que persiguen el interés general conlleva muchos costes y muy pocos beneficios para el individuo pues las posibles ganancias se repartirían entre toda la población. De esta forma, los grupos de presión minoritarios acaban capturando los partidos, los gobiernos, impulsando medidas que generan notables ineficiencias y que conducen invariablemente a la decadencia de las naciones.

El problema es que, una vez formadas, las coaliciones de grupos de intereses raramente desaparecen. Muy al contrario, engordan sin cesar, alimentadas desde el poder y los medios de información. Así, se expanden sin freno ideologías absurdas, particularistas, que perjudican a casi todos pero... benefician a unos pocos. Es normal que los sumos sacerdotes, y los fieles “bendecidos” por estas nuevas religiones, desarrollen una fe a toda prueba: tienen mucho que ganar. Pero resulta intolerable que pretendan obligar a comulgar con ruedas de molino al resto de la gente.

Más allá de la gobernabilidad, este es el drama al que nos enfrentarnos el 26J, unas elecciones a las que volverán a concurrir partidos con programas más orientados a satisfacer a mil y un grupos de presión, a recoger sus dogmas e imposiciones, que a defender los intereses del ciudadano común. Y aquí es donde debe producirse un cambio crucial, una ruptura por parte de alguna formación, de algún estadista con la suficiente visión para comprender que dentro de esta dinámica no hay salida: todas las victorias serán siempre pírricas. Es un sistema condenado a agotarse en sí mismo… o a desembocar en una suerte de totalitarismo. Por el contrario, un regreso valiente y decidido a la defensa del interés general, a la política con mayúsculas, reportaría beneficios incalculables para el conjunto de la sociedad. Y, también, muchos más votos de los que jamás podrían imaginar unos ofuscados y adocenados jefes de campaña.
 
En efecto, se ve en las Residencias privadas de ancianos como funciona mucho mejor el libre-mercado....roto2

Prefiero un Estado cuyos politicos (administradores) tengan que rendir cuentas ante sus ciudadanos en una psuedodemocracia como la nuestra, cada 4 años, que una corporatocracia global que solo rinda cuentas ante sus accionistas.
Los extremos son malos, tanto el estatista como el anarco-capitalista.
 
En efecto, se ve en las Residencias privadas de ancianos como funciona mucho mejor el libre-mercado....roto2

Prefiero un Estado cuyos politicos (administradores) tengan que rendir cuentas ante sus ciudadanos en una psuedodemocracia como la nuestra, cada 4 años, que una corporatocracia global que solo rinda cuentas ante sus accionistas.
Los extremos son malos, tanto el estatista como el anarco-capitalista.
No son las residencias quienes han confinado a los ancianos, sino tu Estado que desde luego no rinde cuentas a nadie. Es justo lo contrario de lo que dices.
 
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