Ricart: estaban vestidas
Ricart en otra ocasion: que habia mucha sangre
Luego vas a la romana y no hay sangre.
Luego examinan las ropas y apenas hay sangre.
Conclusion: Que lo que diga o deje de decir el rubio no vale una hez.
Es algo más que una
merde.
Sin el relato de Ricart no existe la versión oficial. Eso lo saben hasta los niños de guardería. La cuestión menos evidente es otra: los esfuerzos por encajar ese relato con los hechos provoca situaciones absurdas.
El problema del relato mentiroso de Ricart es que es circular, no conduce a ninguna parte: si partimos de la base de que Miguel Ricart (y Antonio Anglés) no estaban solos, que había alguien más, mínimo uno más, pero puede que dos o tres más. ¿Por qué Ricart no
"se derrumba del todo" y acusa, además de a Antonio Anglés, al resto de cómplices? Es curioso, por no decir inédito, ese
"derrumbe parcial" que sólo acusa a sí mismo y a uno de los compinches pero salva al resto. ¿Por qué tenía miedo al resto pero no a Antonio, cuando hasta la sentencia indica que Antonio era el
"macho alfa"?
¿Las declaraciones de Ricart? Observa el detalle:
Declaración de Miguel Ricart del 2-Marzo-1993
Violación de A:
"Antonio cogió a A. y la tiró a un colchón que allí había y la desnudó".
Violación de D:
"Antonio la desnudó rompiéndole las ropas superiores y la tiró en el colchón".
Violación de M:
"Antonio desató a M. y una vez desnuda la tiró en el colchón".
El acusado (Ricart) ratifica lo que dijo en su anterior declaración respecto que las tres niñas al vestirse tenían en la parte interna de los muslos tenían mucha sangre.
El acusado (Ricart) no se explica después de haber reconocido el colchón de muelles que consta en las fotografías donde se llevaron a cabo los hechos no tiene ninguna mancha de sangre.
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Consecuencias: El Tribunal hizo desaparecer la palabra
"colchón" de los hechos probados de la sentencia. Todo sea para
"salvar in extremis al soldado Ricart" de su relato mentiroso y, de paso, la caseta de La Romana como escena del crimen. Y, por cierto, Fernando García no será forense pero entiende un rato largo de colchones y más de una vez ha repetido hasta la saciedad que un colchón con sangre no se le quita las manchas así como así.
La cuestión es que el Tribunal hace, deshace, cose, descose y remienda las declaraciones de Ricart para que
"encajen" como se pueda, como en el mito del
Lecho de Procusto, aunque el resultado sea un
"relato Frankenstein" que por incoherente no hay por donde cogerlo o para llegar a conclusiones absurdas: como no hay manchas en los colchones, entonces significa que los autores prefirieron la incomodidad del suelo de la caseta a la comodidad del colchón: resultado, los autores encima son simples y estúpidos, y los que que construyen el
"relato Frankenstein" lo son aún más por no impedir que Ricart les tome el pelo con su relato mentiroso, y todos nosotros todavía más por creernos el cuento de Ricart y los remiendos del Tribunal.