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En el telediario anuncian que van a salir varios ejpertos diciendo que huir del ladrillo es malo malísimo
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¿Merece la pena que te suban el sueldo?
De lo anterior se deduce que una subida de sueldo puede acabar siendo perjudicial para el contribuyente, si hace que se pase de los 17.000 ó los 24.000 euros. Lo que gana de más puede resultar inferior a la desgravación que pierde; dicho de otro modo, el aumento de sueldo (y posiblemente más) irá a parar a Hacienda, no a su bolsillo. La norma general es que compensa si la subida de sueldo es mayor a 1.352 euros netos anuales, que es el importe máximo de la deducción: el 15% de 9.015 euros. Ahora bien, cada caso concreto depende de lo que cada uno pague de hipoteca al año. Esto es algo que ya pasa con los tramos impositivos: si una persona que tributa al 28% recibe un aumento de sueldo que le hace saltar de tramo y tributar al 37%, lo que pagará de más a Hacienda seguramente se coma con creces el aumento de suelto.
- ¿Cuándo se miden estas cantidades? ¿Sólo cuando se compra la casa o se van revisando?
Al contrario que otras ayudas autonómicas y municipales, que sólo toman en cuenta la renta en el momento de la compra, la deducción por vivienda se incluye dentro de la declaración de la renta que es anual. Por tanto, su aplicación o no depende de la base imponible, es decir, de los ingresos declarados en el ejercicio. Si una persona se pasa de 24.000 euros un año, no podrá aplicarse la deducción aunque lo haya hecho en los anteriores (y si se pasa de 17.000 verá recortada la desgravación). Del mismo modo, si al año siguiente vuelven a bajar sus ingresos por debajo del tope, podrá volver a deducirse el pago de la hipoteca aunque no lo haya hecho el año anterior, siempre que haya adquirido la casa antes de 2011, claro.
Telemadrid: Espejo de lo que somos
¿y lo que comenta el ABC de que al final hay marcha atrás?
Es que menuda inutilidad.Ya no sabe uno a que atenerse.Las ventas de coches paradas y las de pisos (si es que había alguna) seguro que paradas también a la espera de acontecimientos.
TOM BURNS MARAÑÓN
Si en España la democracia parlamentaria fuese abierta y participativa, respetuosa con los ciudadanos y responsable ante ellos, no estaríamos dándonos de cabeza con lo anunciado sobre la vivienda por José Luis Rodríguez Zapatero en el Debate sobre el estado de la Nación. Ahí, según el comunicado oficial, se anunció la supresión en 2011 de «la desgravación por hipoteca de las rentas más altas». El tema es de mucha enjundia porque los ciudadanos siempre han querido ser propietarios de sus casas y desde siempre han podido contar con el apoyo de gobiernos de todos los signos para conseguir tan lícito deseo. Los gobernantes estaban por la desgravación porque les parecía muy bien fomentar el ahorro y porque la estabilidad que acompaña la posesión de una vivienda tranquiliza mucho a los políticos. Pues ahora resulta que no.
¿Se incluyó esta iniciativa en el programa electoral? ¿Su anuncio fue discutido previamente por los distintos órganos del partido de Gobierno? ¿Alguien recuerda algún reciente foro donde cabezas pensantes e independientes debatiesen las ventajas de suprimir algo tan enraizado en el firmamento económico español? ¿Existe un consenso que designe 24.000 euros como la línea divisoria entre lo que son las «rentas más altas» y las que no lo son? Pues a la vista está que no. Lo que dijo Rodríguez Zapatero no parece haber sido ni meditado ni, desde luego, fue filtrado y contrastado. Tiene más bien la pinta de haber sido una ocurrencia para descolocar a la oposición. O quizás fue un plan elaborado en petite comité a espaldas a la ciudadanía y despreciándola.
Es muy posible que la desgravación para la compra de la vivienda habitual tenga bastante tufillo de ingeniería social. Mejor sería rebajar los impuestos para que cada uno decida si compra o no, cuándo y en qué condiciones. Pero esto no es lo que parece perseguir Rodríguez Zapatero. Más bien quiere estimular a quienes todavía tienen unos ahorrillos a que reduzcan el stock de viviendas sin vender. Esto es intervencionismo puro y duro que distorsiona el mercado. Y luego, a partir de 2011, se quedará con los dineros que hubiera tenido que devolver por vía de las desgravaciones. Así sube los impuestos y reparte la pobreza. Nadie con rentas por debajo de 24.000 euros consigue una hipoteca hoy ni, mucho menos, la obtendrá dentro de dos años.
Abajo con el ahorro. Arriba los impuestos / EL MUNDO