Mi experiencia con iBanesto hasta la fecha ha sido mala, no nefasta, pero casi. En primer lugar toda la morralla inútil me la mandan a mi dirección actual (la indicada en el proceso de alta de la Cuenta Azul), pero sin embargo los datos de operativa (usuario, contraseña, etc.) me lo mandan a una oficina en otra provincia donde, circunstancialmente, abrí una cuenta en Banesto hace más de una década, cuenta que no ha tenido movimientos desde 1999. Me tocó pasar por una oficina física a obtener las claves de acceso. Primera cagada.
La web es igual de mala que era antiguamente, aparentemente funcional pero anclada aún en el siglo pasado (sólo le falta el texto con parpadeo y el dibujito con el fulano trabajando a pico y pala en la web). Pero vamos, para que el dinero rente el 6% TAE me da un poco igual mientras que pueda entrar con algo diferente a Internet Explorer, y esa característica la cumple.
El acabose llega cuando puedo transferir algunos dineros más a la cuenta y la opción para meterlo al 6% pasa por hacer un Depósito Azul, pues la Cuenta Azul sólo puede contener lo que se haya ingresado mediante la OTE (Orden de Traspaso de Efectivo), nueva jodienda. Iluso de mi, y una vez el dinero consta en la cuenta, constituyo por la web un Depósito Azul por el valor deseado. Todo parece ir bien y en la web veo el nuevo contrato.
Al rato descubro en mi buzón de email un mensaje al que inicialmente no doy crédito: me piden que para confirmar la constitución del depósito imprima un PDF con el contrato, que lo firme, y lo entregue en una oficina de Banesto (vamos, como la web de venta de tickets de RENFE cuando cerraba de 23.00 a 08.00 horas, valiente cosa de presencia web). Sobrepasado por el estupor acierto a escribir un email de respuesta (a la dirección que ellos mismos indican) preguntando si eso que me piden es verdad, o es un típico correo automático al que no dar demasiado crédito.
Y no obtengo respuesta. Hasta hoy. Sin referencia alguna a mi mensaje me dicen que se están hartando de esperar el contrato firmado por mi, que me apresure o podrían cancelar el depósito en cuestión. Mi asombro ya no conoce límites y a pesar del calentón (que hasta se agradece en días fríos como este) les envío otro mensaje poniendo las cosas en su sitio, y advirtiéndoles que si en el plazo de una semana no he recibido una respuesta sensata y satisfactoria, que mi dinero volará de su entidad.
Mucho me temo que este correo lo ignorarán como el anterior y mi dinero volará de esta entidad. No me cabe en la cabeza que un banco que se ofrece como "low cost banking" sea tan ignorante de pensar que sólo por no cobrar comisiones o dar intereses marginalmente mejores que la competencia sus clientes van a irse de sus actuales entidades. ¿Dejar físicamente en una oficina un PDF que te tienes que imprimir tú, para que den validez a un contrato suscrito por la web siendo ya cliente? ¿Qué hay de eso de que "las claves del usuario sustiuirán a la firma del cliente y tendrá validez a todos los efectos" que dice el contrato?
Perder una hora de mi vida o de mi trabajo para dejar un documento absurdo en una oficina bancaria supone más coste que el de pagar las comisiones del banco con más comisiones de todo España, pero parece que a la señora Ana Patricia esta idea no le convence. A la cosa con ellos.