El problema judío no es de origen genético sino una patología mental transmitida a través de la coherción de grupo.
Se podría clasificar como una neurosis colectiva que desemboca en un delirio de grandeza acompañado de un repruebo patológico hacia cualquier humano que no sea judío (en realidad, llegan a extremos de no considerar ``humanos´´ a los no judíos, sino simples animales con forma humana a los cuales hay que someter). Es por ello que todos los teóricos y autores descriptivos de patologías psicológicas suelen ser judíos, tienen terreno abonado para ello.
¿Y cómo han llegado a esa situación? Debido a que su estructura social (siempre endogámica y cerrada) se mantiene a través de una estricta jerarquía y represión interna, unido ello a unas promesas de dominio sobre los no-judíos si el judío se mantiene fiel al grupo.
Tal sentido de la exclusividad y repruebo al no judío se transmite a través de instituciones culturales jerárquicas, especialmente el rabinato. Una casta especial dentro del judaísmo (los levitas, y más concretamente los kohanim) se dedican a mantener las bases del supremacismo judío y transmitírselas al resto del grupo, que normalmente suelen aceptar tal papel en base a las espectativas de dominio ofrecidas o por el simple miedo de ser represaliados por el mismo grupo judío si se salen de éste.
La condición de judío se transmite normalmente a través de la progenitora, salvo para las castas superiores de kohanim que deben ser de sangre judía pura tanto por parte de progenitora como de padre. Por lo tanto, el judaísmo no es una religión universalista como el budismo o el confucianismo sino simplemente una identidad tribal, la cual está destinada a potenciar el beneficio de tales miembros de la tribu en detrimento de los grupos ajenos a la tribu, mientras que las religiones universalistas se basan en una concepción y reglas para la humanidad entera.
Es por ello que se debe diferenciar entre el judío como individuo (una persona que en principio es como cualquier otra y que simplemente ha tenido la desgracia de nacer dentro de esa tribu de orates) y el judío que sigue las líneas del supremacismo tribal judío, y que por lo tanto es una amenaza tanto para sí mismo por su actitud criminal, como para el resto de la humanidad (aunque para ellos ``el resto de la humanidad´´ no son humanos, sino ganado).
Tal supremacismo está enfocado a ``poner al mundo entero bajo la heredad de Israel´´ y para conseguir tal objetivo siguen y practican el lema que originalmente utilizaba el Mossad: ``A través del engaño harás la guerra´´ (בתחבולות תעשה לך מלחמה) Ésto es, engañando, corrompiendo, confundiendo y envenenando tanto mental como físicamente al no-judío es como pretenden dominarlo.
Todas las reglas para ejercer un engaño lo más sofisticado y efectivo posible se encuentran en el Talmud, que es la ``torá oral´´ o la interpretación rabínica que se hace de la torá (el antiguo testamento para los cristianos) y que se transmitía de forma directa del maestro rabínico al discípulo hasta que acabó compilándose por escrito para preservar su pureza entorno desde el siglo II al V.
Dentro de esos manuales prácticos para ejercer el engaño y la estafa hay que añadir la prolija literatura rabínica que se produjo durante el dominio fiel a la religión del amor en tierras ibéricas. Tomando los potentes instrumentos intelectuales que se desarrollaron durante tal periodo con el refinamiento del platonismo y aristotelismo (Averroes), y siguiendo la estela de Maimónides, rabinos sefarditas como Moisés de León con su Zohar crearon los fundamentos de la cábala. No es casualidad que una de las representaciones gráficas más comunes de la cábala, el Sefirot, sea una mera copia del Arbor Porphyriana o escala lógico-jerárquica de las subtancias del ser según los neoplatónicos.
Con toda esa literatura enfocada a perfeccionar el engaño y la estafa, así como una cohesión de grupo brutal basada en una férrea jerarquia así como ritos denigratorios, da como resultado una tribu la cual su único motivo de existencia es engañar, envenenar y confundir al resto de la humanidad en un intento de sometimiento para hacerlos los ``herederos del mundo entero, que les ha sido concedido por Yahvé´´.
Una de las muchísimas tácticas que siguen tal tribu supremacista para ejercer el engaño es camuflarse entre el entorno e intentar debilitar a la sociedad huésped a través de la propagación de teorías disolventes, para ello intentan envolver a esas teorías corruptoras bajo nebulosas filantrópicas o agradables al oído, pero que en la práctica solamente conducen a la degradación y disolución de la sociedad que los practica. Todos los -ismos e -istas surgidos y por surgir provienen de esta táctica.
Otro de los instrumentos de sometimiento que utilizan esa tribu psicopática es la usura, prestando dinero al cual se le carga un interés, haciendo que el fruto del trabajo del no judío pase a manos del judío por la figura del interés usurario. Ésta era la forma más común de medrar para la tribu durante la Edad Media, plasmándose de manera magistral tal arquetipo en el Shylock del Mercader de Venecia escrito por Shakespeare.
El medio más ``moderno´´ para engañar a los no judíos lo hicieron creando la masonería. Tras el cisma y la brecha en la sociedad cristiana que provocó el raskol de Lutero (él mismo al percatarse de que su reforma podía ser aprovechada por el supremacismo judío, escribió su famoso libro: Von den Juden und ihren Lügen, Sobre los judíos y sus mentiras) los judíos encontraron la situación perfecta para corromper y dividir a la sociedad cristiana para hacerla más débil y poder así someterla más facilmente. Desde la calvinista y ``tolerante´´ Holanda lanzaron una campaña de ofensiva total contra España, que a la sazón era la garante realmente existente de la sociedad católica. Financiaron con su dinero obtenido de la usura los ejércitos holandeses que luchaban contra el imperio español, así como los ejércitos de difamadores que se encargaron de inventar y propagar la leyenda negra. Tras financiar a Cromwell y su campaña calvinista anticatólica, éste permitió volver a los alubios en 1656, proceso que culminó con la entronización de Guillermo de Orange (holandés) en el trono inglés, gracias al préstamos de 2.000.000 florines de oro por parte de Antonio Lopes Suasso (marrano de origen portugués), que recibió por tales ayudas el título nobiliario de barón Abernes de Gras.
Fue cuando los judíos se instalaron de forma estable en Inglaterra y Escocia cuando surgió la masonería, a principios del siglo XVIII. Tal organización tiene como bases operatorias los principios cabalísticos, y funciona en base a una estricta y hermética jerarquía basada en el secretismo y el rito simbólico. Y si bien intentaron ocultar su verdadero origen con cuentos de templarios y constructores de catedrales, lo cierto es que la masonería es simplemente un instrumento que crearon los rabinos cabalistas para controlar un grupo cerrado de gentiles los cuales actúan según los planes e intereses judíos para destruir las diferentes sociedades (y ésto no solamente con el cristianismo, el último califa y su califato sagrado cayó bajo las maquinaciones de los masones infiltrados en la corte de la Sublime Puerta y sus diferentes dominios). Es por eso que la información y secretos de la logia se transmiten según el grado, y es por ello que las escalas más bajas no conocen el verdadero fin de tal organización, sino que simplemente ingresan por el aura de secretismo y poder que emanan de tales organizaciones, así como su palabrería filantrópica.
Podría seguir poniendo ejemplos, pero creo que los mencionados son los suficientemente significativos como para poner de manifiesto la manera de actúar de esa tribu supremacista y orate.
Muestra de tal actitud orate y enferma son las declaraciones que hace poco dijo un miembro del Consejo Jefe del Rabinato Israelí, rabino Shimon Elitov: `` La asimilación es peor que el holocausto físico´´, tal declaración es coherente dentro del punto de vista del supremacismo judío, ya que tal tribu se fundamenta en la observancia estricta por parte de sus miembros a los postulados supremacistas. Tal declaración también tiene otro sentido, el ``holocausto físico´´ de un judío le sirve de perlas a su tribu para ejercer su consavida estrategia de victimización, que se refleja bien el el Talmud: ``Mientras estés apaleando a alguien, que tus gemidos y quejas resuenen más alto que los del apaleado´´ El ``lloro, ordeno y mando´´. Sin embargo que el judío se integre en la sociedad que lo acoje significa la fin de tal doctrina supremacista, ya que el integrado deja de seguir sus antiguos principios de supremacía tribal (otra historia es que tal integración sea sincera o solamente una manera de entrismo, pero eso es otro tema).
Y de hecho fueron judíos conversos los que más furibundamente antijudíos fueron después, ejemplo de ello lo tenemos en España con Pedro Alfonso, el primero en desenmascarar los planes supremacistas judíos con su famoso ``Dialogus contra iudaeos´´ Así como el más famoso inquisidor de Castilla, Tomás de Torquemada, proveniente de una familia de conversos. En la actualidad conversos como Israel Shamir siguen exponiendo tal supremacismo con la lupa del conociemiento del judaísmo desde el interior.
Es por ello que se debe combatir al judaísmo (que es indefectiblemente supremacista) y sus diferentes tentáculos, pero hay que intentar que los judíos (que no tuvieron la culpa de nacer en tal tribu orate) que tengan empatía por su sociedad de acogida, acaben integrándose en ésta. El ``holocausto físico´´ solamente serviría para darles armas de victimismo con las cuales presentarse a sí mismos como mártires.
Así que la mejor manera de combatirlos es exponiendo sus mentiras y manipulaciones, creando sociedades armoniosas fueras de los -ismos e -istas (casi todas creaciones judaicas propagadas por éstos y su subcontrata masónica) así como la defensa de una doctrina social lo suficientemente sólida para que pueda resistir los multiformes ataques del judaismo, sea a través de la subversión y envenenamiento social, la usura, o la violencia directa (preguntadles a los palestinos)
Por lo tanto, la mejor contraofensiva contra el supremacismo judío es creando una sociedad armoniosa sin fisura alguna, que sea independiente de la usura y el capital internacional (que en última instancia está controlado por judíos) y lo suficientemente poderosa para repeler la violencia militar o terrorista. De igual manera se debe de aceptar a cualquier judío que decida abandonar su tribalismo supremacista para integrarse en la sociedad de acogida, siempre que tal conversión sea sincera.